El Papa pide un mundo libre de armas nucleares y ayuda internacional para Líbano - Alfa y Omega

El Papa pide un mundo libre de armas nucleares y ayuda internacional para Líbano

Este domingo, 9 de agosto, el Papa Francisco, tras el rezo del ángelus, ha recordado los trágicos bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, y ha pedido compromiso por un mundo libre de armas nucleares. También ha renovado su petición de ayuda a la comunidad internacional para Líbano

Redacción

Ayuda generosa para el Líbano: es lo que ha vuelto a pedir nuevamente el Papa Francisco a la comunidad internacional este domingo, tras rezar el ángelus. Antes recordó los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, lugares que visitó el año pasado, renovando su invitación a rezar y a comprometerse por un mundo totalmente libre de armas nucleares.

Francisco se refirió a la peculiar identidad del Líbano, fruto del encuentro de varias culturas, «un modelo de convivencia» que, sin embargo, en este momento es «muy frágil». Por eso rezó para que, con la ayuda de Dios y «la leal participación de todos», pueda renacer «libre y fuerte». Además, renovó el llamamiento a la comunidad internacional para una ayuda generosa a este país golpeado por la tragedia. «Mientras recuerdo con conmoción y gratitud la visita que realicé en esos lugares el año pasado, renuevo la invitación a rezar y a comprometerse por un mundo totalmente libre de armas nucleares», aseguró.

«En estos días pienso a menudo en el Líbano», añadió. «Invito a la Iglesia en el Líbano a estar cerca del pueblo en su Calvario, como está haciendo en estos días, con solidaridad y compasión, con el corazón y las manos abiertas al compartir». Además, «renovó el llamamiento para una ayuda generosa por parte de la comunidad internacional» y pidió «a los obispos, sacerdotes y religiosos del Líbano que estén cerca del pueblo y vivan un estilo de vida marcado por la pobreza evangélica, sin lujos, porque su pueblo sufre, y sufre mucho».

«Los jóvenes tienen sed de paz»

Con en el corazón los trágicos bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki que tuvieron lugar los días 6 y 9 de agosto de 1945, hace 75 años, el Papa dirigió un pensamiento particular al viaje de hace un año, recordando «con conmoción y gratitud» la visita realizada en esos lugares el año pasado. «Renuevo la invitación a rezar y a comprometerse por un mundo totalmente libre de armas nucleares», pidió.

Días atrás, en un mensaje dirigido al gobernador de la Prefectura de Hiroshima, Hidehiko Yuzaki, el Papa Francisco reiteró que solo sin armas nucleares puede el mundo aspirar a la paz. «Nunca ha estado más claro que, para que la paz florezca, es necesario que todos los pueblos depongan las armas de guerra, y especialmente las más poderosas y destructivas: las armas nucleares ,que pueden paralizar y destruir ciudades enteras, países enteros».

En el mensaje que envió el Santo Padre también puso en el centro a los jóvenes, «que tienen sed de paz y hacen sacrificios por la paz», y a los pobres, «que siempre están entre las primeras víctimas de la violencia y los conflictos».

El llamamiento a la abolición de las armas nucleares es incesante, al igual que la petición de no olvidar por qué «recordar es comprometerse con la paz», como subrayaron los obispos japoneses y estadounidenses, que también piden la ratificación del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP) por todos los países.

En esto el arzobispo de Nagasaki, monseñor Joseph Mitsuaki Takami, Presidente de la Conferencia Episcopal Japonesa, es muy insistente. Entrevistado por Vatican News, se refirió a por qué el gobierno del mismo país que ha sido arrasado por esta tragedia no suscribe el tratado de prohibición de las armas nucleares: «Esto se debe a que el gobierno de Japón siempre repite que la firma del tratado no es realista, no se basa en la realidad. Japón está bajo el paraguas de la bomba atómica de Estados Unidos, y Estados Unidos nunca abandonará estas armas nucleares, por lo que Japón se siente obligado a permanecer bajo el dominio de Estados Unidos». «Muchos japoneses creen que la actitud del gobierno japonés no es correcta, porque es el único país que es víctima de la bomba atómica, por lo que el pueblo y el gobierno deberían cambiar la realidad. Por eso quiero que el gobierno firme el tratado, para cambiar la situación, la realidad es muy peligrosa».

Vatican News / Redacción