Alessio Pecorario: «Sin desarme es imposible garantizar la seguridad» - Alfa y Omega

Alessio Pecorario: «Sin desarme es imposible garantizar la seguridad»

«Sin desarme es imposible garantizar la seguridad» y, con ella, el desarrollo económico. Lo subraya Alessio Pecorario, encargado de cuestiones de desarme en el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral de la Santa Sede

María Martínez López
Pecorario durante un encuentro sobre desarme. Foto: Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.

Con los 63,1 millardos de euros que, según la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN), se gastaron en 2019 en armas nucleares, se podrían haber financiado 365.000 clínicas, o alimentado diez años a 196.000 personas. Este dato lleva a Alessio Pecorario, encargado de las cuestiones de desarme dentro del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, a plantear una pregunta clave para entender los conceptos de desarrollo integral y de desarme integral: «¿Puedo considerarme seguro si mi vecino sufre la pandemia en pobreza?».

Visto desde otra perspectiva, «los conflictos armados y la pobreza están ligados: sin desarme es imposible garantizar la seguridad», imprescindible para el desarrollo. El desarme integral, explica Pecorario, se basa también en que «ya no son solo los estados, sus alianzas o las organizaciones internacionales las responsables de las políticas de seguridad». Además de que «cada uno de nosotros tiene voz», se recuerda que es necesario «desarmar el propio corazón y ser un agente de paz».

La Iglesia no pierde ocasión de poner en práctica este enfoque. Un punto de inflexión fue el simposio sobre desarme integral celebrado en 2017, cuyas actas se publicarán en el aniversario del bombardeo atómico. «El Santo Padre afirmó por primera vez que incluso la mera posesión de armas nucleares es moralmente inaceptable». Se convertía así en el primer Papa en «rechazar totalmente la doctrina de la disuasión», apunta el experto.

Una red global

Su apoyo, junto con la labor de la diplomacia de la Santa Sede, desempeñaron un «papel decisivo» en la aprobación y el avance del Tratado sobre la Prohibición de Armas Nucleares. Pecorario cree que la Iglesia, dada la «extraordinaria combinación» de sus voces «formales e informales (universidades, ONG, movimientos laicos…)», en un conjunto a la vez «jerarquizado y centralizado, y polifónico», puede resultar clave para impulsar iniciativas de este tipo a nivel global.

El experto en desarme celebra, por ello, que los obispos estadounidenses y europeos pidieran de forma conjunta, hace unas semanas, por el éxito de las negociaciones entre Estados Unidos y Rusia para la ampliación del tratado New START. También las visitas ad limina son útiles para «promover una visión unitaria sobre la cuestión». Aunque «todavía queda un largo camino por recorrer» para extender más entre los fieles esta visión, de forma que llegue «a cada parroquia e institución».

Pero el esfuerzo de la Santa Sede trasciende el mundo católico. En coherencia con las prioridades de Francisco, está abierto «al diálogo abierto y franco con todos los actores de la comunidad internacional» y, en la línea de la sinodalidad, al «contacto estrecho con el mundo científico, las asociaciones, la universidad…», también en países donde la presencia católica no es fuerte. Otra «de las prioridades del Papa para promover la paz es apoyar y desarrollar el diálogo interreligioso», ya que la mirada de las religiones trasciende a la de los estados.