El Comité para la Fraternidad Humana y líderes musulmanes, contra la conversión de Santa Sofía - Alfa y Omega

El Comité para la Fraternidad Humana y líderes musulmanes, contra la conversión de Santa Sofía

El secretario general del Alto Comité para la Fraternidad Humana ha subrayado en una declaración que los lugares de culto no deben «ser utilizados de modo que puedan contribuir a la segregación y a la discriminación». Piden que no se den pasos que «puedan minar el diálogo interreligioso y la comunicación intercultural y que puedan crear tensiones y odio» entre fieles

Redacción
Foto: EFE / EPA / Oficina de la Presidencia de Turquía

El Alto Comité para la Fraternidad Humana ha pedido «evitar pasos que puedan minar el diálogo y crear tensiones» interreligiosas. En la víspera de que se implemente la conversión de Santa Sofía en mezquita, el secretario general de este organismo y consejero especial del gran imán de la Universidad de Al Azhar, Mohamad Abdel Salam ha escrito una carta en la que se une a la protesta del Consejo Mundial de las Iglesias.

En la misiva, de la que se hace eco la agencia SIR, Abdel Salam reconoce el «valor cultural y espiritual» de la antigua basílica «para la humanidad en todo el mundo» y se suma a la petición de la institución cristiana, que engloba a 348 confesiones, de que «se eviten las divisiones y se promueva el respeto y la comprensión recíproca entre todas las religiones».

Contribuirá a la segregación

La carta acompaña una declaración oficial del Alto Comité, el organismo puesto en marcha en agosto para promover la difusión del Documento sobre la fraternidad humana firmado en febrero de 2019 en Abu Dabi por el Papa y el gran imán de Al Azhar. Compuesto por líderes católicos, musulmanes y judíos, el comité subraya que los lugares de culto deben permanecer siempre signos de paz y amor, y no «ser utilizados de modo que puedan contribuir a la segregación y a la discriminación, en un momento en el que el mundo tiene verdadera necesidad de responder a la llamada a la solidaridad».

Por ello, insiste en que no se den pasos que «puedan minar el diálogo interreligioso y la comunicación intercultural y que puedan crear tensiones y odio» entre fieles. Está previsto que la conversión de Santa Sofía se culmine este 24 de julio, con el rezo de la oración de los viernes. Lo ocurrido en los últimos meses en torno a la basílica, convertida en mezquita y luego en museo, confirman «la necesidad de la humanidad de dar prioridad a los valores de la convivencia», según la declaración del Alto Comité.

Teólogos musulmanes: «Error irreparable»

Los miembros islámicos del alto comité no son los únicos representantes musulmanes que se han opuesto a que se vuelva a usar el hasta ahora museo para el culto de su religión. También el director de la Fundación Musulmana de Ginebra, Hafid Ouardiri, ha apoyado la petición del Consejo Mundial de las Iglesias. «Como musulmán, como muchos otros en todo el mundo, rezamos para que Santa Sofía siga siendo lo que ha sido desde 1934: una encrucijada de conocimiento, luz, sabiduría y paz para toda la humanidad», afirma en su mensaje de apoyo.

Reacciones similares se han producido también en la propia Turquía. Como informa La Stampa, tres teólogos musulmanes han publicado un artículo en el periódico turco Birgun en el que califican de «error irreparable» utilizar Santa Sofía como «instrumento político». Los pensadores, que se autodefinen como kemalistas o partidarios del proceso de secularización lanzado por el padre de la República de Turquía, Kemal Ataturk, creen que esta decisión destruirá «el mensaje de reconciliación y de justicia del islam».

Una de las primeras instituciones islámicas en pronunciarse en contra de la decisión del presidente Recep Tayyip Erdogan fue la Casa de la Fatua de Egipto. Después de que el 5 de junio el Ministerio de Cultura y Turismo de Turquía organizara en la antigua basílica una fiesta para conmemorar la caída de Constantinopla, durante la que se leyeron fragmentos del Corán, la Casa de la Fatua, presidida por el gran muftí egipcio, acusó al presidente de aprovechar la religión «para instalar la tiranía en su país en el nombre de la religión y para justificar sus ambiciones exteriores en el nombre de un supuesto califato».