Obregón - Alfa y Omega

Obregón

Joaquín Martín Abad
Retrato de Bernardino de Obregón. Juan de Courbes. Foto: Biblioteca Nacional de España.

La calle de Bernardino Obregón está en el distrito de Arganzuela. ¿Quién era? Es que va para santo. Su causa de canonización se inició en 1633 y quedó interrumpida. Otra instrucción diocesana fue iniciada en el Arzobispado de Madrid el 31 de marzo del 2009 gracias a la Real e Ilustre Archicofradía Sacramental de Santa María y Hospital General de la Villa, que tienen su mérito aunque sea a más de cuatro siglos desde su muerte, que fue en Madrid el 6 de agosto de 1599.

Bernardino Gómez de Obregón nació en Las Huelgas (Burgos) el 20 de mayo de 1540, y por eso lo bautizaron con el nombre del santo del día. De niño, huérfano, lo cuidó un tío suyo canónigo en Sigüenza y, cuando murió el obispo que allí lo protegía, se alistó muy joven en el Ejército, combatiendo en la batalla de San Quintín el 10 de agosto de 1557. Por su valor, Felipe II lo nombró caballero de Santiago y mantuvo la amistad hasta el final de su vida, pues hasta le llamó para que le cuidara en la enfermedad de sus últimos días.

A sus 26 años, en la calle Postas un barrendero le ensució el uniforme y, todo enfadado, lo abofeteó; pero la humildad del basurero, quien le pidió perdón, le conmovió. Dejó la milicia y se puso a servir como enfermero.

Dos años más tarde, con media docena de compañeros fundó una congregación de enfermeros y, a la vez, el hospital de Santa Ana para convalecientes. Cuando todos los hospitalillos de Madrid se fundieron en un gran hospital general, en la carrera de San Jerónimo, allí fue a servir porque le encargaron la dirección. Luego ese hospital fue trasladado junto a la puerta de Atocha, donde ahora está el Museo Reina Sofía. Y allí murió.

Escribió una Instrucción a los enfermos y consuelo a los afligidos enfermeros, publicada en Madrid en 1607 y reeditada muchas veces, para la mejora de la higiene de enfermos y enfermerías; la formación del personal de enfermería con la creación de las Casas de Aprobación, y la atención a los enfermos pobres que recaían tras salir del hospital, inventando los hospitales de convalecientes. Su experiencia la extendió por España y Portugal, reformando los cuidados de la enfermería hospitalaria. Y cuidaba a los enfermos como a Jesucristo.

La parte actora puede espabilar la fase diocesana, y así enviar pronto a Roma las actas de este proceso.