El Vaticano pide «sinergias» para lograr la vacuna del COVID-19 - Alfa y Omega

El Vaticano pide «sinergias» para lograr la vacuna del COVID-19

«La falta de coordinación y cooperación se reconoce cada vez más como un obstáculo para abordar el COVID-19», lamenta la Pontificia Academia para la Vida en su documento ‘Humana communitas’ en la era de la pandemia. En él, pide también que se asuman responsabilidades especiales hacia las personas cuya salud, vida y dignidad corren mayores riesgos

Redacción
Foto: Chaiwat Subprasom / SOPA Images via ZUMA

Desarrollar una ética del riesgo que busque proteger al más vulnerable, poner en práctica la cooperación internacional y promover una solidaridad responsable: estos son los principios clave que propone ‘Humana communitas’ en la era de la pandemia: consideraciones intempestivas sobre el renacimiento de la vida, un nuevo documento sobre la pandemia de COVID-19 presentado este miércoles por la Pontificia Academia para la Vida.

«¿Qué lecciones hemos aprendido? Más aún, ¿qué conversión de pensamiento y acción estamos dispuestos a experimentar en nuestra responsabilidad común por la familia humana?», comienza preguntándose el texto, continuación de Pandemia y hermandad universal, publicado el 30 de marzo. A la primera pregunta, responde con «la lección de la fragilidad» que toca a todos, pero sobre todo a los hospitalizados, a los prisioneros, a «los abandonados destinados al olvido en los campos de refugiados del infierno».

Otra lección ha sido la conciencia renovada de que la vida es un regalo. Más aún: la pandemia nos ha hecho comprender que todo está conectado y que «la depredación de la tierra», las opciones económicas basadas en la avaricia y los consumos excesivos, «la prevaricación y el desprecio» de la creación también han tenido consecuencias en la propagación del virus.

Cooperación por una vacuna

También debe prestarse más atención —reitera la Academia— a «la interdependencia humana y a la vulnerabilidad común», porque mientras los países «han sellado sus fronteras», algunos incluso practicando «un cínico juego de culpas recíprocas», el virus «no reconoce fronteras». De ahí el llamamiento a «una sinergia» para intercambiar información, prestar ayuda y asignar recursos.

Hay que hacer un esfuerzo especial en el desarrollo de remedios y vacunas: en este ámbito, de hecho, «la falta de coordinación y cooperación se reconoce cada vez más como un obstáculo para abordar el COVID-19». Mientras tanto —continúa el documento—, la pandemia ha ampliado aún más la brecha entre los países ricos y pobres. Estos han pagado «el precio más alto», porque ya carecen de recursos básicos y a menudo están plagados de otras enfermedades letales, como la malaria y la tuberculosis.

La atención de la salud es un derecho humano universal

Frente a estos desafíos, Humana communitas recuerda la importancia de la «ética del riesgo», que implica que se deben asumir responsabilidades específicas hacia las personas cuya salud, vida y dignidad corren mayores riesgos. De hecho, «centrarse en la génesis natural de la pandemia, sin tener en cuenta las desigualdades económicas, sociales y políticas entre los países del mundo es no entender las condiciones que hacen que su propagación sea más rápida y difícil de abordar».

En segundo lugar, la Pontificia Academia para la Vida pide «esfuerzos mundiales y cooperación internacional» para que sea reconocido como un «derecho humano universal» «el acceso a una atención de salud de calidad y a los medicamentos esenciales».

Foto: REUTERS / Abraham Teran

Investigación responsable, libre y justa

Al mismo tiempo, se pide una «investigación científica responsable»; es decir, íntegra, libre de conflictos de intereses y basada en reglas de igualdad, libertad y equidad. «El bien de la sociedad y las exigencias del bien común en el ámbito de la atención de la salud se anteponen a cualquier preocupación por el lucro», señala el texto. Esto se debe a que «la dimensión pública de la investigación no puede ser sacrificada en el altar del beneficio privado».

Como consecuencia, la Academia también pone énfasis en la importancia de la Organización Mundial de la Salud para apoyar, sobre todo, «las necesidades y preocupaciones de los países menos adelantados que se enfrentan a una catástrofe sin precedentes».

Por un futuro mejor

Por último, esta entidad vaticana manifiesta su anhelo por que se promueva una solidaridad responsable, que sepa reconocer la igual dignidad de todas las personas, especialmente de las que están en situaciones de necesidad. «Todos estamos llamados a hacer nuestra parte», subraya el documento; y por eso se necesitan estrategias políticas correctas y transparentes y procesos democráticos íntegros. «Una comunidad responsable es aquella en la que las cargas de la cautela y el apoyo recíproco se comparten» con miras al bienestar de todos.

La nota concluye invitando a una «actitud de esperanza» que va más allá de la resignación y la nostalgia del pasado: «Es hora de imaginar y poner en práctica un proyecto de convivencia humana que permita un futuro mejor para todos y cada uno».

Vatican News / Redacción