El Papa denuncia el «infierno» de Libia al recordar su visita de 2013 a Lampedusa - Alfa y Omega

El Papa denuncia el «infierno» de Libia al recordar su visita de 2013 a Lampedusa

Al celebrar este miércoles la Eucaristía por los migrantes fallecidos, el Santo Padre ha subrayado las «torturas y horrores» que sufren en países como Libia. «Pienso en los campos de detención, en los abusos y en la violencia que sufren los migrantes, en los viajes de esperanza, en los rescates y en los rechazos»

Europa Press
Foto: AFP /Vatican Media

El Papa ha recordado su viaje a Lampedusa siete años después, en una Misa por todas las personas que han fallecido mientras trataban de llegar a las costas europeas huyendo de guerras y hambre. En ella, ha denunciado el «infierno» de Libia para los inmigrantes.

«Me dieron una versión destilada de las torturas y horrores que sufrieron los supervivientes: es lo que ocurre hoy en Libia, un infierno para los que solo realizan un viaje de esperanza –ha manifestado el Pontífice–. Pienso en Libia, en los campos de detención, en los abusos y en la violencia que sufren los migrantes, en los viajes de esperanza, en los rescates y en los rechazos».

38.000 personas devueltas a un país en guerra

Desde el acuerdo entre la UE y Libia para frenar la inmigración, más de 38.000 personas han sido devueltas a este país, que está en guerra, y encerradas en centros de detención del país africano. El Pontífice se ha referido a ellos con la palabra alemana lager, la misma utilizada para los campos de concentración.

«Recuerdo hace siete años, en esa isla del sur de Europa, cómo algunos me contaban sus propias historias, cuánto habían sufrido para llegar allá. Había intérpretes, y uno contaba cosas terribles en su idioma, y el intérprete me traducía. Pero luego me dijeron que me habían dado una versión destilada. Y eso pasa hoy en Libia, nos dan una versión destilada. Sí, hay guerra, nos dicen. Pero ustedes no se imaginan el infierno que se vive ahí, en esos lager de detención», han sido sus palabras exactas.

El rostro de Dios, en los extranjeros

La Misa por los migrantes fallecidos se ha convertido en una tradición a raíz de la visita del Papa a Lampedusa, el 8 de julio de 2013. Fue el primer viaje del pontificado fuera de los muros del Vaticano, realizado con el objetivo añadido de visibilizar este drama. Este año, dada la situación de pandemia, ha tenido lugar en la Casa de Santa Marta y no en la basílica de San Pedro.

«El rostro de Dios está en los extranjeros» que se cruzan en nuestro camino. «Esa gente venía solo con una esperanza, cruzar el mar», ha incidido el Pontífice. En su alocución, también ha reseñado que la «cultura del bienestar» lleva a las personas a pensar en sí mismas y las «hace insensibles al grito de los otros». La sociedad vive en «pompas de jabón, que son bonitas, pero no son nada, son la ilusión de lo fútil», ha añadido.