Rimsha Masih y su familia están refugiados en Canadá - Alfa y Omega

Rimsha Masih y su familia están refugiados en Canadá

A pesar de haber sido absuelta de los cargos por blasfemia, la vida de Rimsha Masih, una menor cristiana con discapacidad intelectual, corría peligro por el mero hecho de haber sido acusada. Por eso, un grupo de personas se movilizó hasta lograr que toda la familia saliera de Pakistán y se refugiara en Canadá. Mientras tanto, siguen apareciendo nuevos casos en el país asiático de persecución contra los cristianos

María Martínez López

Rimsha Masih, la menor cristiana paquistaní acusada el verano pasado de blasfemia a pesar de padecer una discapacidad intelectual, lleva varios meses viviendo en Canadá con su familia para escapar de la persecución islamista. La noticia se dio a conocer el sábado pasado y la confirmó, un día después y con permiso de la familia, el Ministro de Inmigración canadiense, Jason Kenney. El ministro había estado siguiendo personalmente el caso, y cuando un conocido paquistaní le preguntó, en enero, si la joven y su familia podrían residir en Canadá, contestó que «por supuesto, si podían sacarla. Así que varias personas hicieron un trabajo muy peligroso y delicado para sacarlos de Pakistán, y nosotros les proporcionamos los visados necesarios».

Toda la familia llegó al país americano entre finales de marzo y principios de abril, y el Ministro tuvo la oportunidad de saludarlos en persona poco después. Se están tramitando sus permisos de residencia permanente por motivos humanitarios, y el lugar exacto donde residen no se ha hecho público por su seguridad. Aunque nadie acusado de blasfemia ha sido ejecutado de forma legal en Pakistán, varios han sido asesinados antes o después de sus juicios.

Menor y discapacitada, pasó tres semanas en prisión

Después de ser acusada de quemar unas hojas con textos del Corán, Rimsha pasó tres semanas en una de las peores prisiones de Pakistán. Después de que el clérigo que la acusó fuera detenido por falsificar pruebas, fue puesta en libertad bajo fianza, y absuelta por la Corte Superior de Islamabad en noviembre. Sin embargo, sus acusadores recurrieron a la Corte Suprema del país, donde se repitió el juicio en enero. Ése fue el mes en que se pidió ayuda a Canadá, ante la certeza de que, fuera cual fuera el resultado del juicio, la vida de la joven corría peligro. Desde su puesta en libertad, toda la familia había vivido escondida, y muchas familias cristianas de su barrio pasaron meses fuera de casa por miedo a que las represalias se volvieran contra ellos.

El caso de Rimsha puso de relieve, de forma dramática, la injusticia de las leyes anti-blasfemia del país. Además de los conocidos casos de Asia Bibi, que sigue en prisión condenada a la horca, o el de Rimsha, existen otros como el de Sawan Masih, que sigue en prisión. Mientras tanto, cientos de hombres que en marzo, a raíz de su caso, incendiaron el barrio cristiano Joseph Colony de Lahore, han sido puestos en libertad, aunque unos 50 permanecen detenidos. Tras el caso de Rimsha, varios líderes musulmanes pidieron que se aboliera o suavizara la ley anti-blasfemia. Pero la elección en mayo de Nawaz Sharif, de la Liga Musulmana de Pakistán, como Primer Ministro, ha llenado de escepticismo a las minorías religiosas, que no esperan que haga realidad estos cambios.

Todo vale contra los cristianos

Con todo, los cristianos no sufren sólo por las acusaciones de blasfemia. Hace pocas semanas se conoció el caso de Irfan Masih, un joven de 20 años que murió tras una brutal paliza de la Policía, que le dejó 22 huesos rotos. Había sido detenido sin orden judicial y sin pruebas, acusado de asesinato. «¿Qué más da su muerte? Una gran cantidad de personas muere cada día», afirmó el Subinspector de la Policía Variam Ali. Pocas semanas antes, el 25 de mayo, otro joven de 16, converso del Islam al cristianismo, Aman Ullah, desapareció, posiblemente a manos de militantes islámicos, muy presentes en Peshawar, donde vivía. Los casos de insultos, burlas, violencia, y también las violaciones de niñas y mujeres cristianas, son frecuentes.