El viento de las ideologías - Alfa y Omega

El viento de las ideologías

Papa Benedicto XVI

En el evangelio de San Mateo, Pedro confiesa su fe en Jesús, reconociéndolo como Mesías e Hijo de Dios. Por ello el Señor le encarga su tarea particular. El momento de la promesa marca un viraje decisivo en el camino de Jesús: se encamina hacia Jerusalén y dice a los discípulos que este camino lleva a la cruz.

Ambas cosas van juntas y determinan el lugar interior del Primado, de la Iglesia: el Señor está continuamente en camino hacia la cruz. Siempre de nuevo la pequeña barca de la Iglesia es sacudida por el viento de las ideologías, que penetran en ella y parecen condenarla. Sin embargo, precisamente en la Iglesia que sufre, Cristo sale victorioso. También hoy el Señor manda a las aguas. Permanece en su barca, en la navecilla de la Iglesia. También en el ministerio de Pedro el Señor manifiesta su fuerza, precisamente en la debilidad de los hombres, demostrando que Él es quien construye su Iglesia.

Durante la Última Cena, Jesús dice que Satanás ha pedido cribar a los discípulos. Dios da a Satanás cierta libertad. Muchas veces nos parece que demasiada. Jesús añade: «Yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca». La oración de Jesús es el límite del Maligno, la protección de la Iglesia. La tarea de Pedro consiste en no dejar que esa fe enmudezca, en fortalecerla hasta que el Señor vuelva. Estas palabras profetizan la debilidad de Simón. A través de esta caída, Pedro, y con él la Iglesia, debe aprender que la propia fuerza no basta para edificar y guiar a la Iglesia. El Señor le predice su caída, pero le promete también la conversión. Queremos implorar siempre de nuevo esta mirada salvadora de Jesús: Señor, míranos siempre de nuevo, y así levántanos de todas nuestras caídas y tómanos en tus manos amorosas.

(29-VI-2006)