El día que 111 parroquias aragonesas dejaron de pertenecer a Lérida - Alfa y Omega

El día que 111 parroquias aragonesas dejaron de pertenecer a Lérida

El 15 de junio de 1995 nació la diócesis de Barbastro-Monzón, hace ahora 25 años, después de que el Vaticano hiciera coincidir los límites eclesiásticos de Barbastro con los civiles y ordenara la transferencia de 111 parroquias de Lérida a la Iglesia de Aragón

José Calderero de Aldecoa
El arzobispo de Zaragoza (izda.) y el nuncio firman el acta de ejecución del decreto en presencia de Ambrosio Echebarría (2º dcha.). Foto: El Cruzado Aragonés

La diócesis de Barbastro-Monzón cumplió un cuarto de siglo hace diez días. Surgió el 15 de junio de 1995, cuando entró en vigor el decreto Ilerdensis-Barbastrensis de finium mutatione de la Congregación para los Obispos. El documento estableció la inmediata integración de los arciprestazgos de Ribagorza Oriental, Occidental y Cinca Medio a la milenaria diócesis de Barbastro, y tres años después los de la Litera y el Bajo Cinca, todos ellos pertenecientes hasta ese momento a la diócesis de Lérida. En total, 111 parroquias.

La Iglesia de Aragón vio así cumplidas sus expectativas después de 40 años de reivindicaciones para que los límites eclesiásticos coincidieran con los límites civiles, tal y como se sugería en el Concordato de 1953 firmado por la Santa Sede y España.

Modificación no definitiva

«Dos años después de la firma, en 1955, hubo una primera transferencia de parroquias a la diócesis de Barbastro», asegura Pedro Escartín, hoy secretario canciller de la diócesis de Barbastro-Monzón y que hace 25 años ostentaba el cargo de vicario general de la diócesis de Barbastro. Fue un pequeño traspaso de unas pocas parroquias, que aglutinaban a poco más de 4.000 habitantes y que pertenecían algunas a Lérida y otras a la Seo de Urgel.

Sin embargo, «lo importante de este primer movimiento fue que la propia nunciatura apostólica dijo que la modificación que había tenido lugar no era definitiva». De hecho, la legación vaticana había hecho otra propuesta para que pasara de golpe toda la parte oriental de Huesca –que es lo que terminó sucediendo en 1995–. Pero «esa propuesta no prosperó, porque entonces hubo una serie de presiones a nivel político que decían que era conveniente que una diócesis catalana tuviera fieles que no fueran catalanes para evitar temas de nacionalismos y cosas así. Un argumento muy interesado», asegura Escartín, pero que «frenó en aquel momento que la modificación fuera ya definitiva y completa».

El expediente, en la mesa

La nunciatura vio, de esta forma, cómo decaían sus pretensiones, pero instó a los sucesivos obispos de Barbastro a que reclamaran la modificación de límites. Así lo hicieron Segundo García de Sierra, Jaime Flores y Damián Iguacén, pero fue Ambrosio Echebarría, que recaló en la sede barbastrense en 1974, quien se tomó este asunto muy en serio. «Hizo muchos viajes a Roma para buscar una solución», asegura el entonces vicario general. «Me confesó que cuando llegó al despacho del cardenal prefecto de la Congregación para los Obispos para tratar el tema, este ya tenía el expediente sobre la mesa».

Paralelamente, Echebarría llevó la cuestión a la Comisión de Límites de la Conferencia Episcopal Española y logró que la CEE aprobara en 1979 una primera moción para el estudio de los límites de las diócesis españolas, y un año más tarde una propuesta para la creación de la diócesis de Barbastro-Monzón con los arciprestazgos que pertenecían a Lérida. «La respuesta de la Asamblea Plenaria supuso un balón de oxígeno. De 69 votantes posibles, 50 fueron afirmativos, 14 negativos y cinco en blanco. Fue un espaldarazo definitivo». La petición ya no era de solo una diócesis, sino de la Conferencia Episcopal. En el Vaticano terminaron aprobando el decreto del que ahora se han cumplido 25 años, aunque no sin antes dilatar la espera más de una década.

El decreto llegó unos días antes del 15 de junio, pero no se hizo público hasta esa fecha por ser la que figuraba al final del documento. Sin embargo, la nueva diócesis no echó a andar hasta el 17 de septiembre de 1995. «Ese día hubo una Eucaristía en la concatedral de Monzón al término de la que se firmó el acta de ejecución del decreto por parte del nuncio y los obispos implicados», concluye el secretario canciller.

25 años del conflicto por los bienes

El inicio de la nueva diócesis de Barbastro-Monzón fue también el de un conflicto que todavía sigue activo después de 25 años y que trascendió los límites eclesiásticos para llegar a los juzgados civiles. Se trata de la disputa por los «bienes de la franja», 111 piezas artísticas, en su día pertenecientes a las parroquias transferidas, pero que Lérida nunca entregó a Barbastro-Monzón. «Creo que se terminará haciendo justicia, aunque veo que esto es una carrera de fondo, no exenta de grandes dificultades, que muchas veces ya te exaspera», asegura el actual obispo de la diócesis aragonesa, monseñor Ángel Pérez Pueyo, quien dice haber actuado «con honestidad y justicia» y  apela «a establecer nuevo canales de comunicación» para superar el problema.