«Las Jornadas dan mucho fruto» - Alfa y Omega

«Las Jornadas dan mucho fruto»

«Todo el mundo está trabajando con gran empeño», desde la vida consagrada -explica el responsable del área de Religiosos del Comité organizador-, para que la Jornada Mundial de la Juventud sea un éxito y dé tanto fruto como las anteriores. La lista de congregaciones es inmensa, y, en ella, se dan cita desde los religiosos que trabajan con jóvenes en sus colegios, hasta los monasterios de clausura

María Martínez López
Un grupo de religiosas de Ecuador, en una estación de tren, durante la JMJ de Toronto.

Las dominicas del monasterio de Santa María la Real, de Zamora, «somos entusiastas de las Jornadas Mundiales de la Juventud, porque sabemos que están dando mucho fruto. De las Hermanas jóvenes, casi todas han participado en alguna y, aunque ya iban con una inquietud vocacional, las Jornadas fueron un empuje para decidirse. Las recuerdan con muchísimo cariño, vibran con ellas. Y las demás, también», porque las han seguido por televisión y, sobre todo, con la oración.

Coser y cantar

Además, desde principios de año, colaboran de otra forma con la JMJ: fueron las primeras en apuntarse a la campaña Coser y cantar, en la que comunidades religiosas y particulares participan en la elaboración de los lienzos -desde albas y roquetes, a corporales, purificadores…- que se utilizarán durante la Jornada. Desde el Comité organizador, doña Elena Padruno explica que «la respuesta fue inmediata», y ya hay 100 conventos trabajando, cada uno según sus posibilidades. «Unas monjas llamaron emocionadas -añade-, diciendo que eran demasiado mayores para coser, pero que tenían 17 purificadores bordados guardados para una ocasión especial, y qué mejor ocasión que ésta».

Cuando en Zamora recibieron la carta que se envió a los monasterios de España presentando Coser y cantar, «pensamos: Qué bien, también podemos aportar algo nosotras, y se aceptó por unanimidad. Lo hacemos para colaborar con la Jornada; para que, en la juventud y en todos los españoles, aumente la fe, y la recuperen los que la han perdido». Asimismo, les hace ilusión saber que, tras la JMJ, todo lo que hayan cosido se va a entregar a iglesias pobres y en territorios de misión. Gracias a la JMJ, las 16 religiosas del monasterio han retomado la costura, que habían dejado de lado porque «hay menos demanda» que de repostería, y, «por la edad, es más difícil».

Religiosas del Inmaculado Corazón de María, en la JMJ de Toronto.

Corazón de la Iglesia y de la JMJ

La acogida que ha tenido esta iniciativa es sólo un ejemplo de que, también en la vida consagrada, «todo el mundo está trabajando con gran empeño» para la JMJ, afirma el padre agustino José María Herranz, responsable del área de Religiosos de la JMJ. Todas las formas de vida consagrada -explica- han de estar en el corazón de la Jornada, pues son una parte muy importante de la Iglesia: «La vida religiosa moviliza una gran cantidad de jóvenes que no son ajenos a las propuestas de la Iglesia universal», y que integran su carisma en ella.

Además de las congregaciones que colaboran con otras áreas, en la suya trabajan salesianos, claretianos, franciscanos, maristas, Hermanos de la Salle, religiosas de San José de Cluny, javerianas, jesuitas, paulinos… «Asesoramos a las congregaciones presentes en Madrid para que sean lugar de acogida», primero de los peregrinos de su propia congregación y, después, cedan el espacio que les sobre para otros. «A las que no están en Madrid les ayudamos a encontrar alojamiento y respondemos a sus dudas. Como es normal, quieren garantizar que sus chicos van a estar perfectamente atendidos».

Convivencia con los jóvenes

Como es lógico, gran parte de los religiosos que acudirán a la JMJ serán de congregaciones que se dedican a la enseñanza. El padre Herranz estima que las congregaciones de cierto peso moverán «entre mil y dos mil personas; los jesuitas van a mover a 3.000 universitarios, los salesianos calculan que unas 7.000 personas…». Durante el curso, además, los alumnos se están imbuyendo en la Jornada a través de los planes pastorales de los distintos centros.

Sin embargo, en la JMJ también «suelen participar, como jóvenes que son, los estudiantes y seminaristas» de otras congregaciones. Unos y otros consideran estos encuentros «una oportunidad de convivir con los jóvenes en un ambiente cristiano, en el que Jesús está presente sin complejos; y, con Él, la Iglesia y su pastor». El padre José María subraya, por ejemplo, que esta Jornada «es la primera a la que van a acudir todas las congregaciones franciscanas juntas».

Dos religiosas visitan Cuatro Vientos, durante el II Encuentro Preparatorio de la JMJ, que se celebró hace unas semanas en San Lorenzo de El Escorial (Madrid).

Festival de la Juventud

Los religiosos también tendrán un papel importante en las actividades del Festival de la Juventud, como en Jornadas anteriores. El abad de la abadía trapense de San Isidro de Dueñas recuerda cómo, en 2005 en Colonia, «nos dejaron una parroquia en un pueblo cercano, trajeron las reliquias del Hermano Rafael, y allí hicimos una serie de actividades. También participamos en un encuentro con todos los obispos y la gente de España. Es algo muy distinto a nuestra vida habitual» -son una comunidad de clausura-, «pero se trata de un momento importante. A veces parece que los cristianos estamos tan diluidos que vernos todos juntos celebrando la fe es muy importante». En esta ocasión, al ser san Rafael Arnáiz copatrón de la Jornada, su figura ha despertado mucho interés, aunque aún no saben cómo se plasmará.

En esta JMJ, el Festival incluye 50 proyectos sólo de las congregaciones de España, más los de las de otros países. Por ejemplo, en la madrileña Capilla del Obispo, las Hermanitas y Hermanitos del Cordero quieren ofrecer «unas catequesis litúrgicas sobre santo Domingo -somos dominicas- y sus modos de orar. El resto del tiempo, del 15 al 20 de agosto, siempre que no haya catequesis o actos centrales, la capilla estará abierta con Adoración, confesiones, y algún testimonio. Van a venir también Hermanitos y Hermanitas de Austria, Francia, Italia, Polonia, y también otros que hablan inglés. Seremos, en total, unos 50, y podremos ofrecer la liturgia en diferentes idiomas».

Momentos de silencio

Ya han participado en Jornadas anteriores, como París y Roma, y «ha habido mucha respuesta. Nos parece muy importante enseñar a rezar a los jóvenes, que a veces no saben, y ofrecerles una liturgia monástica, pues viven en un mundo de ruido que los aleja de lo profundo de su corazón. Nuestra liturgia invita a buscar ese lugar profundo, donde el Señor mora en el silencio. La liturgia es un lugar donde vivimos lo que celebramos, y a menudo resulta un lugar de curación y encuentro con el Señor. Lo seguimos proponiendo porque hemos tenido testimonios de conversiones».

Pero, seguramente, una de las citas más importantes del Festival será el Macrofestival de la Vida Consagrada, que CONFER y la Conferencia Episcopal Española preparan para el 18 de agosto en el Palacio de Deportes de Madrid.