Arturo Sosa: «Solo juntos se podrán abordar las causas del desplazamiento forzoso» - Alfa y Omega

Arturo Sosa: «Solo juntos se podrán abordar las causas del desplazamiento forzoso»

El Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones de la Universidad Pontificia Comillas presentó este jueves la obra Flujos migratorios en la frontera de nuestro mundo, un profundo análisis sobre la realidad que viven los migrantes en distintas fronteras del mundo. Incluye una guía de recomendaciones para hacer frente a este desafío

Redacción

El mundo se encuentra en «una encrucijada histórica donde los flujos migratorios y emergencias humanitarias plantean interrogantes sobre nuestro modo de vida» y el debate público sobre esta cuestión «ha tomado una nueva dimensión» como consecuencia de la pandemia del coronavirus. «Solo si trabajamos juntos el mundo podrá abordar las causas del desplazamiento forzoso en sus raíces y poner fin a un fenómeno que produce tanto sufrimiento», subrayó el jueves Arturo Sosa, SJ, padre general de la Compañía de Jesús, durante la presentación este jueves del libro Flujos migratorios en la frontera de nuestro mundo, elaborado por el Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones de la Universidad Pontificia Comillas (IUEM).

La obra, una colección de análisis sobre la migración en distintos lugares del mundo, «ilumina los desafíos a los que las instituciones jesuitas se enfrentan en sus esfuerzos por ayudar a personas refugiadas», subrayó Sosa. En su elaboración han colaborado la Secretaría de Justicia Social y Ecología de la Curia General de Roma; el Servicio Jesuita a Refugiados; la Red de Migración (Servicios Jesuitas a Migrantes y Red Jesuita con Migrantes); el GIAN Migración, y el IUEM.

En el mundo hay 763 millones de migrantes internos y 271,6 de migrantes internacionales, recuerdan los autores. 70,8 millones han tenido que huir de sus hogares por conflictos, violencia o desastres naturales. De ellos, 26 millones son refugiados, 41,3 millones desplazados internos, y 3,5 millones solicitantes de asilo.

Objetivo: alejar a los refugiados

Alberto Ares, SJ, director del IUEM y uno de los editores, destacó en la presentación tres características que se repiten en distintas fronteras y que habría que erradicar. La primera es la externalización del control: por un lado —se explica en la obra— se reducen los canales legales de entrada, y por otro se intensifican los controles fronterizos, subcontratándolos a terceros países.

En el caso de los refugiados, parece que así se busca un «alejamiento de los potenciales solicitantes de asilo, tratando de evitar el mandato» internacional de atenderlos. Medidas que, además, «no funcionan para gestionar los flujos ni para proteger los derechos fundamentales de los migrantes».

Agujeros negros de abusos

En paralelo a este proceso, se criminaliza a los migrantes y a quienes les ayudan, como parte de crecientes «discursos proteccionistas que ven al inmigración como un desafío económico y cultural contra los estados-nación». Paradójicamente, muchos sectores productivos fundamentales de estos países depende de la mano de obra migrante.

Todo esto repercute en el surgimiento en las fronteras de «espacios de sombra o agujeros negros donde se producen sistemáticamente actos de violencia y abuso contra los derechos humanos». La obra recuerda, por ejemplo, que 20.000 personas han perdido la vida en cinco años en el Mediterráneo. Se constata en los últimos años, por último, que «ha aumentado la complejidad» de los flujos y se ha generado una «zona gris entre los refugiados y los migrantes económicos».

Guía de propuestas

Un elemento clave de este libro es la guía de respuestas a corto, medio y largo plazo, para los gobiernos y los organismos institucionales, así como para el sector privado y la sociedad civil. Cada una debe implicarse, a su nivel, para atender las necesidades básicas de migrantes y refugiados y promover además iniciativas que faciliten su aceptación, así como planes basados en datos reales para su integración en el país de destino.

En el corto plazo, se pide aumentar la ayuda humanitaria, rechazar el uso de la violencia y las devoluciones sumarias en la frontera, garantizar los derechos de las personas en tránsito y ampliar «la disponibilidad y flexibilidad de vías para la migración regular», incluyendo facilitar el derecho de asilo.

A partir de ahí, deberá avanzarse hacia procesos más extendidos en el tiempo, como la respuesta frente al tráfico de migrantes, realizar políticas de regularización, buscar vías alternativas a la detención, trabajar para un regreso y reintegración seguros, dignos y sostenibles, y la cooperación para reducir las causas de la migración, al tiempo que se combaten la xenofobia y las tendencias populistas.

Falta información

Flujos migratorios en la frontera de nuestro mundo prueba que las estadísticas de refugiados no tienen en consideración lo que ocurre realmente en las fronteras a nivel global. Según los autores, «esta falta de información es responsabilidad de los territorios en los que la inmigración tiene lugar». Frente a lo poco que se investiga este fenómeno, «nuestra misión es presentar una visión global de las fronteras desde el punto de vista de los migrantes, que son los seres humanos más vulnerables».

La presentación también contó con un mensaje de Fabio Baggio, subsecretario de la Sección de Migrantes y Refugiados del Vaticano, quien ha recordado que «no podemos olvidarnos de los marginados en los que nadie piensa». Subrayó la importancia que concede el Papa Francisco a los refugiados internos, que «siendo nacionales, viven en los márgenes de las sociedades» y, citando al Santo Padre, ha asegurado que «no se puede comprender sin conocer la realidad de las personas; no hay posibilidad de servir sin hacerse prójimo; hay que empoderar a los migrantes para facilitar su desarrollo, y colaborar para construir».

«Dejémonos tocar»

Por su parte, Tom Smolich, SJ, director internacional del Servicio Jesuita a Refugiados (SJR), recordó la importancia de la educación y del acceso a medios de ganarse la vida «para crear oportunidades de integración en las comunidades de acogida».

En la presentación del libro también ha intervenido Javier Cortegoso, coordinador de la Red Jesuita a Migrantes en América Latina. Tras admitir la complejidad del fenómeno migratorio, que se manifiesta con intensidad en las fronteras, pidió hacer «una lectura profunda de los desafíos. Dejémonos tocar por las historias, por los rostros concretos, seamos capaces de conmovernos. Estas personas cada día nos enseñan el valor de querer vivir».