Cruzando el límite - Alfa y Omega

Cruzando el límite

Dura por los cuatro costados, pero interesante. Así es Cruzando el límite, opera prima de Xavi Giménez sobre la reeducación de jóvenes fuera de control. Un drama que tiene mucho que ver con la ruptura de las familias

Juan Orellana
Escena de la película 'Cruzando el límite'
Escena de la película ‘Cruzando el límite’.

De la mano del productor Julio Fernández, nos llega una durísima cinta, inspirada en hechos reales, sobre la reeducación de jóvenes fuera de control. Dirigida por Xavi Giménez, que afronta su opera prima, esta película nos cuenta la historia de Fran, adolescente rebelde que vive sólo con su padre, Luis. Fran ha dejado de ir al instituto, duerme por el día, y las noches las dedica al chateo entre alcohol y porros. La relación con su padre es insoportable, y éste decide internarlo en un centro de reeducación. Lo que ocurre allí, lejos de ayudarle, le destruye aún más.

El director del film, curtido en cine de género como director de fotografía, afronta un guión del debutante Pere Saballs, de la mano de actores jóvenes como Marcel Borràs, que encarna al protagonista, y Junio Valverde; o veteranos como Adolfo Fernández (el padre), Fernando Guillén Cuervo (el director del internado), Eduard Farelo y Fermi Reixach, entre otros.

La película es, ante todo, dura por los cuatro costados. Dura en su montaje de imagen y sonido, y dura en sus escenas de violencia irracional. Pero en medio de tanta dureza, hay muchas cosas interesantes. Sin duda, la película es desequilibrada, debido a la inexperiencia. Mayor contención y dosificación la hubieran beneficiado en el resultado final. Sin embargo, sus autores apuntan maneras, y una mayor madurez puede convertirles en puntos de referencia del cine español.

Fotograma de la película ‘Cruzando el límite’

Cruzando el límite parte de un problema muy bien diagnosticado: el desastre de los jóvenes ni-ni (ni estudian ni trabajan) tiene mucho que ver con familias desestructuradas o con padres ausentes. Fran está tocado por la desaparición de su madre años ha. Su padre únicamente le habla de normas, y Fran le odia. Se refugia en sus amigotes y en el alcohol, huyendo de su presente vacío. Luis se equivoca: con buena intención le pasa la pelota a una institución, dimitiendo de su responsabilidad. Pero la institución carece de una verdadera propuesta educativa. Sus directivos piensan que todo se soluciona con una brutal terapia conductista basada exclusivamente en los bipolos éxito-fracaso y premio-castigo. Una especie de Walden Dos con un planteamiento estéril que ni siquiera toca la epidermis del drama humano de esos jóvenes. Más bien al contrario. La cinta carga la mano en lo irracional de un método que vacía a las personas de su humanidad para convertirlas en maquinas de obedecer. No hay libertad ni razón: sólo voluntad al servicio de unas rígidas normas.

Imagen de la película ‘Cruzando el límite’

Propuesta agridulce

Sin embargo, la propuesta final del film es agridulce: por un lado, reivindica una verdadera relación paterno-filial, pero, por otro, parece optar por un rol paterno de colega, una relación entre iguales. El guionista no comprende que eso, más que una solución, es parte del problema. Lo que sí es cierto es que tanto Fran como Luis necesitan tener delante un al que acompañar y mirar a los ojos.

Hay que señalar que las dos últimas secuencias del film, a pesar de su exceso melodramático, son verdaderamente antológicas; tan radicales que arrancan las lágrimas del espectador más cerebral. Una película muy dura, pero seria e interesante; discutible, pero que habla de las cosas de las que hay que hablar.

Cruzando el límite
Director:

Xavi Giménez

País:

España

Año:

2010

Género:

Drama

Público:

+16 años

Cartel de 'Cruzando el límite'