¿Qué puedo hacer yo por la Iglesia? - Alfa y Omega

¿Qué puedo hacer yo por la Iglesia?

Cuando uno está en apuros, sabe a dónde acudir: a la parroquia, y su delegación de Cáritas. Según su Memoria 2009, Cáritas ayudó a más de millón y medio de personas a pagar el alquiler, la hipoteca o los recibos; les ha facilitado ropa y alimentos; y ha formado a quienes no tenían formación, entre otras muchas cosas. Pero la labor de la Iglesia es mucho más que Cáritas: celebración de sacramentos; formación en la fe; atención a enfermos, niños, ancianos, inmigrantes… Es fácil saber qué hace la Iglesia por mí. La pregunta es ¿qué puedo hacer yo por la Iglesia?

José Antonio Méndez

El próximo domingo, 14 de noviembre, se celebra el Día de la Iglesia Diocesana. Una Jornada que es, como ha explicado el Arzobispado de Valladolid en un documento para la ocasión, «una llamada a vivir nuestro compromiso de creyentes, unidos a la comunidad cristiana, que se hace más cercana en cada una de nuestras parroquias». Por eso, nuestra responsabilidad como católicos adultos, que no viven en la Iglesia para ver qué cosas pasan, sino para hacer que las cosas pasen, nos exige una respuesta a esta llamada.

«La Iglesia es comunidad de fe, caridad y esperanza, y Cristo se manifiesta en ella por medio de sus discípulos, los sacerdotes, las personas consagradas y los fieles, por la unión que realiza en todos el Bautismo. Vivimos abiertos a la generosidad y trabajamos contra la soledad, la pobreza y la exclusión», explica el documento. Pero, «para que podamos acompañar y ayudar a los que más lo necesitan, es imprescindible la colaboración económica de los católicos y de los que valoran su labor. La Iglesia necesita que contribuyas con una aportación periódica. Ésta es la mejor forma de colaboración económica», explica el citado documento de la archidiócesis vallisoletana.

No falta la tarea

La colaboración de los fieles, con su oración y su aportación económica, es crucial. Un repaso por los números de algunas diócesis lo deja más que claro. La diócesis de Zamora, por ejemplo, atendió, en 2009, a más de 1.000 personas en hospitales, ambulatorios, casas de ancianos, inválidos y minusválidos, orfanatos y guarderías; y su Cáritas diocesana ayudó a 6.264 personas de 1.540 familias. Y todo, con 4.892.357,86 euros, cuya gestión puede consultarse en la web de la diócesis. La archidiócesis de Oviedo ha dado a conocer su cuenta de resultados de 2009, que asciende a 19.586.661 euros, de los cuales 4.888.069 se recibieron a través del IRPF, por voluntad de los contribuyentes; y el resto fueron aportaciones de los fieles e ingresos de entidades como Cáritas, Delegación de Misiones, etc. De todo ello, un tercio se destinó a retribuir a los sacerdotes y al personal seglar, y el resto, a las actividades evangelizadoras y caritativas de la diócesis. Un último ejemplo: La diócesis de Barbastro-Monzón ingresó, en 2009, 3.750.029,94 euros, y tuvo unos gastos de 3.655.619,10 euros. De ellos, sólo el 16,7 % fue para la manutención de sacerdotes y del personal diocesano, y el resto sirvió para sufragar todas las actividades apostólicas. Con un dato: al ser una diócesis con mucho territorio rural, los sacerdotes y agentes de pastoral recorren cada año 385.000 kilómetros para atender estos servicios.

Si la Iglesia se mueve tanto para servir a los fieles, ¿por qué no mover los bolsillos para ayudar a financiar tantas y tan buenas tareas? El próximo domingo, tiene la oportunidad de demostrar su compromiso eclesial.

Una propuesta: el 1 % del sueldo

Don Vicente Ramírez de Arellano, Ecónomo de la diócesis de Ciudad Real, ha escrito en la web de la diócesis una Carta en la que habla de la Iglesia como de «nuestra propia familia», porque en ella «se casaron nuestros padres, fuimos bautizados, aprendimos a ser cristianos en la catequesis, rezamos, celebramos el perdón de Dios en la Confesión, hicimos la Primera Comunión, nos hicieron fuertes en la fe por la Confirmación, los novios se preparan al Matrimonio, los enfermos son acompañados, a los que mueren se les despide, nos reunimos en Misa…: así es nuestra vida de familia cristiana». Por eso, es necesario colaborar económicamente al sostenimiento de la Iglesia, tal como se hace en todas las familias. De este modo, insiste en que «cada católico tiene que ser consciente y decir: Contribuyo con la Iglesia de estas dos maneras: entregando una cantidad periódica y, también, marcando la X en la casilla de la Declaración de la Renta con destino a la Iglesia católica».

Don Vicente insiste en la necesidad de una cantidad periódica, entregando una cantidad fija, y propone como suma indicativa «aportar el 1 % de los ingresos que tenemos». Y termina dando las gracias «a los que ya hacéis esas aportaciones, y un recordatorio para aquellos que aún no lo hacen». Una buena propuesta para católicos comprometidos.

J. L. V. D.-M.