El Papa en el Corpus: «La Eucaristía contiene los anticuerpos para nuestra memoria enferma de negatividad» - Alfa y Omega

El Papa en el Corpus: «La Eucaristía contiene los anticuerpos para nuestra memoria enferma de negatividad»

«Es urgente que ahora nos hagamos cargo de los que tienen hambre de comida y de dignidad, de los que no tienen trabajo y luchan por salir adelante», ha dicho Francisco durante su homilía en la Misa del Corpus Christi

José Calderero de Aldecoa

El Papa Francisco ha celebrado a primera hora de la mañana el Corpus Christi ante una decena de fieles, a los que ha recordado que «la Eucaristía no es un simple recuerdo, sino un hecho». «En la Misa, la muerte y la resurrección de Jesús están frente a nosotros». «No podemos prescindir de ella, es el memorial de Dios. Y sana nuestra memoria herida». Este ha sido el principal mensaje del Pontífice durante la homilía, el poder sanador del Señor a través de la Eucaristía.

«Ante todo, cura nuestra memoria huérfana», ha dicho el Santo Padre. «Muchos tienen la memoria herida por la falta de afecto y las amargas decepciones recibidas», pero «Dios puede curar estas heridas, infundiendo en nuestra memoria un amor más grande: el suyo. La Eucaristía nos trae el amor fiel del Padre, que cura nuestra orfandad».

Jesús está enamorado de nosotros

Según el Papa, con la Eucaristía el Señor también sana «esa negatividad que aparece muchas veces en nuestro corazón» y que «nos deja con la triste idea de que no servimos para nada, que solo cometemos errores, que estamos equivocados». Jesús «viene a decirnos que no es así». Él ve «lo hermoso y lo bueno que somos» y sabe «que el mal y los pecados no son nuestra identidad» sino enfermedades, infecciones».

Para curarlas, el Señor nos da la Eucaristía, «que contiene los anticuerpos para nuestra memoria enferma de negatividad. Con Jesús podemos inmunizarnos de la tristeza» porque «cada vez que lo recibimos nos recuerda que somos valiosos: somos los invitados que Él espera a su banquete, los comensales que ansía» porque «está realmente enamorado de nosotros».

Esto no hará desaparecer «nuestras caídas y dificultades, los problemas en casa y en el trabajo, los sueños incumplidos», ha dicho Francisco, «pero su peso no nos podrá aplastar porque en lo más profundo está Jesús, que nos alienta con su amor. Esta es la fuerza de la Eucaristía, que nos transforma en portadores de Dios: portadores de alegría y no de negatividad».

Hacernos cargo del prójimo

Por último, Bergoglio ha explicado durante la homilía que «la Eucaristía sana nuestra memoria cerrada», que nos hace «temerosos y suspicaces; cerrados al principio, pero a la larga cínicos e indiferentes. Nos llevan a reaccionar ante los demás con antipatía y arrogancia, con la ilusión de creer que de este modo podemos controlar las situaciones». Pero es un engaño, «pues solo el amor cura el miedo de raíz y nos libera de las obstinaciones que aprisionan».

Esto es lo que hace precisamente Jesús, «que es Pan partido para romper las corazas de nuestro egoísmo»; que «se da a sí mismo para indicarnos que solo abriéndonos nos liberamos de los bloqueos interiores». En este sentido, el Papa ha concluido su homilía proponiendo a los fieles la Eucaristía, que «quita en nosotros el hambre por las cosas y enciende el deseo de servir. Nos levanta de nuestro cómodo sedentarismo y nos recuerda que no somos solamente bocas que alimentar, sino también sus manos para alimentar a nuestro prójimo. Es urgente que ahora nos hagamos cargo de los que tienen hambre de comida y de dignidad, de los que no tienen trabajo y luchan por salir adelante».