Belleza de la fe - Alfa y Omega

La preparación de la Visita apostólica que acaba de efectuar el Santo Padre Benedicto XVI, a Santiago de Compostela y a Barcelona, ha sido el compromiso más importante y delicado de mi reciente misión. Con honda satisfacción, tengo la impresión de que ha sido un evento ;inolvidable, como dijo también el Santo Padre a los señores obispos en el almuerzo en Barcelona. Se agolpan en mi pensamiento las intensas escenas vividas. En Santiago tuve el gusto de participar en la Vigilia de oración, con muchos obispos, y un nutrido grupo de jóvenes que aportaron conmovedores testimonios acerca de su vida de fe y de su conversión a raíz del encuentro con el Papa Benedicto XVI en la Jornada Mundial de la Juventud en Colonia.

De la ciudad compostelana quedará en mi recuerdo el clima hondo, sentido, y específicamente religioso, la prolongada oración ante el sepulcro y el abrazo al Apóstol, y la Santa Misa en la Plaza del Obradoiro. En tan cuidada celebración, me he sentido como en una capilla a cielo abierto. De la homilía recuerdo el pasaje sobre la necesidad de reavivar nuestra fe alentando el fortalecimiento de las raíces cristianas de Europa, exhortando «a vivir iluminados por la verdad de Cristo, confesando la fe con alegría, coherencia y sencillez, en casa, en el trabajo y en el compromiso como ciudadanos».

En cuanto a Barcelona, podría subrayar el clima lleno de entusiasmo de los jóvenes que esperaban la llegada del Papa. Ante el sentido de admiración y asombro de la belleza grandiosa que produjo en mi ánimo el templo de la Sagrada Familia, siempre recordaré las palabras de la homilía del Papa: «La belleza es la gran necesidad del hombre; es la raíz de la que brota el ramo de nuestra paz y los frutos de nuestra esperanza. La belleza es también reveladora de Dios, porque, como Él, la obra bella es pura gratuidad, invita a la libertad y arranca del egoísmo».

El encuentro más conmovedor y humano ha sido el realizado con los discapacitados del hospital del Niño Dios. El Santo Padre subrayó el valor de la vida en todos los momentos de su desarrollo: «Es imprescindible que los nuevos desarrollos tecnológicos en el campo médico nunca vayan en detrimento del respeto a la vida y dignidad humana, de modo que quienes padecen enfermedades o minusvalías psíquicas o físicas puedan recibir siempre aquel amor y atenciones que los haga sentirse valorados como personas en sus necesidades concretas».

Santiago de Compostela y Barcelona pueden ser sintetizados, como ha dicho el Santo Padre en el avión llegando a Santiago, en este doble mensaje: camino y belleza de la fe. Al fin de este segundo Viaje que realiza el Santo Padre a España, me brotan sentimientos de viva gratitud al Señor y al pueblo español, el cual, a pesar del secularismo difundido y la crisis económica, percibo que conserva la fe, todavía viva y profunda, y sabe manifestarla en eventos como en la Visita del Vicario de Cristo.

+ Renzo Fratini
Nuncio en España