Ya están naciendo vocaciones - Alfa y Omega

Ya están naciendo vocaciones

Las pocas horas del Papa en Barcelona han servido para subrayar las líneas fundamentales de su pontificado. El cardenal Martínez Sistach hace balance, para Alfa y Omega, de los momentos más importantes y de los frutos del paso de Benedicto XVI por la ciudad

Redacción
El cardenal Martínez Sistach muestra la Bula de la concesión del título de Basílica a la Sagrada Familia

Apenas unas horas después de la Visita del Papa, ¿qué balance hace de ella? ¿Con qué idea fundamental de sus palabras se queda usted?
El balance ha sido muy, muy positivo. El Papa ha tenido una acogida calurosa y muy afectiva. Se veía ya el sábado por la noche, en el Arzobispado, y al día siguiente, con las aceras llenas de gente, de familias, de niños con sus padres, en el entorno de la Sagrada Familia. Por la tarde, se vio en el acto en el Centro del Niño Dios, complemento de la celebración de la mañana, cuando el Papa saludaba y acariciaba a los niños con discapacidad y a sus padres; en esas palabras que salían del corazón de los padres: Gracias, Santo Padre; y también: Gracias, Padre. Realmente, todo ha sido entrañable. El Papa se marchó muy agradecido tras la Visita, y creo que estos días van a marcar el futuro próximo de nuestras diócesis. Su mensaje fue riquísimo: la familia, la vida, la belleza, la relación entre la fe y el arte, la protección del matrimonio… Son temas muy importantes, que configuran la vida cristiana.

¿Qué deberes nos ha dejado Benedicto XVI para este período posterior a su Visita?
Nos ha pedido que seamos buenos cristianos, que todos los bautizados debemos participar en la misión de la Iglesia, para evangelizar y presentar a Jesucristo. La misión del sucesor de Pedro es hablar de Jesucristo; por eso nos anima a anunciar al Señor a los hombres y mujeres de hoy, a los jóvenes de nuestro tiempo, de nuestras ciudades… Nos ha pedido que vivamos con mayor fidelidad a Dios nuestro Señor, que amemos mucho a la Iglesia. Le puedo decir que están surgiendo ya varias vocaciones sacerdotales. El Papa ha enriquecido nuestras diócesis con la catolicidad y la apostolicidad, y estoy seguro también de que surgirán vocaciones misioneras. Nos toca ahora reflexionar sobre su mensaje y ponerlo en práctica, cosa que haremos inmediatamente.

El grito de esta Visita ha sido: ¡Ésta es la juventud del Papa!. ¿Qué hay que hacer para que, tras ser confirmados en la fe por el Papa, los jóvenes católicos sigan participando de la vida de la Iglesia?
Tantos jóvenes como han acogido las celebraciones con el Santo Padre no son fruto de la improvisación. Se trata del fruto del trabajo de las parroquias, de las escuelas, de los movimientos, de las comunidades…, que están trabajando con jóvenes. Así, cuando viene el Papa, estos jóvenes responden.

Hemos de asegurar que su fe sea auténtica, que participen cada domingo en la Eucaristía, que vivan los sacramentos de forma periódica y constante. La Iglesia está trabajando ya a fondo con los jóvenes, y no es tarea fácil, porque tienen muchas otras alternativas. Sin embargo, los jóvenes buscan autenticidad, algo que dé sentido a su vida, y lo encuentran en el Papa, en la Iglesia, en el Evangelio, en Jesucristo en definitiva.

Como anfitrión del Santo Padre, ha podido pasar más tiempo con él en privado. ¿Cómo es Benedicto XVI en la distancia corta?
El Papa es muy cercano. Acoge y escucha con mucha naturalidad. Durante varios momentos del Viaje, tuvimos la oportunidad de hablar de la diócesis, de la evangelización, de la Iglesia… Me comentó que le gustó mucho le celebración de la mañana en la Sagrada Familia, y que se llevaba un recuerdo inolvidable del marco y la belleza de este templo único.

Y en el encuentro en el Centro del Niño Dios, se pudo ver el rostro más cercano del Papa. Fueron momentos muy entrañables, y yo mismo tuve que dominar la emoción al ver aquellos gestos del Papa hacia esos jóvenes, que le miraban con tanto cariño, y hacia esos padres tan agradecidos. El Papa rompió el protocolo para acercarse a saludar a algunas personas en la misma calle.

Algunos medios han insistido en hacer una lectura política de la Visita. ¿Es una tarea imposible hacer llegar a los no creyentes el mensaje de la Iglesia tal como es, sin interferencias?
Jesucristo mismo anunciaba el Evangelio, y algunos lo acogían y otros no. Es el misterio de la fe. El Papa es un intelectual, pero su mensaje y su predicación lo entienden los sencillos, cosa curiosa. Las Visitas del Papa tienen una dimensión muy eclesial y pastoral, pero también defiende y tutela la dignidad de la persona. Estas dos dimensiones pueden ser entendidas por cualquier persona de buena voluntad.

José Antonio Méndez
Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo