El Papa de cerca - Alfa y Omega

El Papa de cerca

María Martínez López
Don José María Díaz le muestra el Pórtico de la Gloria al Papa

Monseñor Salvador Domato, coordinador de la Visita a Santiago: «Se trata de que brille el nombre de Dios»

¿Con qué se queda de la Visita?
Quisiera destacar la belleza de la celebración litúrgica. Fue una ceremonia de una extraordinaria belleza, lo que ya es un elemento que toca el corazón en lo más profundo. La liturgia, que es oración de alabanza, de acción gracias, que es meterse en el corazón del Misterio, brilló efectivamente de una forma extraordinaria.

¿Qué tal le acogió la ciudad, y de la gente que vino de otras diócesis?
La gente estaba muy contenta, muy feliz, y muy participativa. Todo esto es resultado y fruto de un esfuerzo muy grande que se ha hecho para que brillara el nombre de Dios, que es de lo que se trata. Y los voluntarios -casi 400 de la Iglesia, incluidos los de otras diócesis; y otros de la Junta de Galicia y de Protección Civil- hicieron muy bien su trabajo.

¿Cómo ha sido su encuentro con el Papa?
He podido tratarle muy de cerca. Tiene una mirada muy directa, muy profunda y cálida. Da la impresión de que está sólo para ti, y eso se nota mucho. Pero no le dije grandes cosas, me limité a escucharle, porque en la presencia del Papa me conmuevo siempre.

* * * * * * *

Don José María Díaz, deán de la catedral de Santiago: «Remite a Jesucristo»

¿Cómo vivió la visita del Papa a la catedral?
El Cabildo catedralicio lo recibió antes de entrar y, como Deán, me correspondió ofrecerle la cruz con el lignum crucis para besarla, que fue lo primero que hizo al entrar. Luego realizamos el recorrido por la catedral. También me correspondió explicarle muy brevemente el Pórtico de la Gloria. Me fijé sobre todo en la imagen de san Pedro, que seguramente es la más imponente de todo el románico. Le hice caer en la cuenta de que todos los apóstoles están con sencillas túnicas y descalzos, excepto san Pedro, que está en actitud de bendecir y de riguroso pontifical, dando a entender que, si bien ésta es la Casa de Santiago, aquí se proclama la primacía de Pedro.

Lo que más nos conmovió es la humanidad, la humildad, la mansedumbre y la ternura de este Papa, y la cercanía a los niños y enfermos; cómo, rompiendo el protocolo, se acercaba todo lo que podía a las vallas. Y esa sonrisa permanente; es algo extraordinario. Todo esto me conmueve mucho, es un gozo inmenso, pero lo relativizo todo ante la presencia eucarística. A ella la tenemos siempre disponible, con audiencia asegurada. Esto lo tiene clarísimo el Papa. Rezó con visible fervor en la Capilla de la Comunión, y sólo hay que ver el cuidado con el que da él la comunión. Remite a Jesucristo; el acercamiento al Papa nunca se queda en él.