Las pantallas «nos han conectado», y también «aislado» - Alfa y Omega

Las pantallas «nos han conectado», y también «aislado»

El estudio El impacto de las pantallas en la vida familiar que han vivido los hogares españoles en los últimos meses, realizado por Empantallados y GAD3, es una radiografía de la inmersión tecnológica en los hogares españoles durante el confinamiento. Si bien ha habido sombras, «va a emerger una sociedad más humana», dice Narciso Michavila, el presidente de la consultora de investigación social

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Foto: Narciso Michavila.

Las familias españolas han experimentado un acelerón digital durante el confinamiento. ¿Cómo han reaccionado?
Gracias a Dios, nos ha pillado con algo de entrenamiento, porque familias y empresas ya usábamos la tecnología antes de la pandemia. En estos meses han sido los padres los que han tenido que monitorizar su uso en casa, y eso les ha permitido también supervisar lo que hacen sus hijos mayores en redes sociales y en sus pantallas.

Empecemos por los más pequeños de la casa. La mayoría de padres reconoce haber usado las pantallas como niñera para entretener a sus hijos mientras ellos teletrabajaban. ¿Hemos bajado la guardia?
Ha habido comportamientos que era lógico que tuvieran lugar, pero hay que tener cuidado. Psicológicamente es más fácil adaptarse al confinamiento que al desconfinamiento, por lo que al volver a la normalidad hay que hay que tener en cuenta las secuelas que puedan quedar. Del uso de la tecnología en este tiempo debemos quedarnos con lo bueno, y tomar decisiones para que las pantallas no sustituyan la vida familiar habitual.

Uno de cada dos padres ha comprobado que todo esto ha favorecido el aislamiento de algún miembro de la familia…
Sí, en nuestro estudio del año pasado advertíamos del riesgo de que las pantallas pudieran ser un muro ante los que están más cerca, y es algo que han confirmado ahora las familias. Está claro que la tecnología nos ha permitido conectar con los abuelos y con los que están lejos, pero también ha hecho que muchos se encierren en sí mismos y se aíslen de la vida familiar.

Estos meses ha irrumpido con fuerza el teletrabajo. ¿Ha venido para quedarse?
Sí, sin lugar a dudas. Y un teletrabajo no necesariamente desde casa. Por las medidas de distanciamiento social, muchas reuniones se van a seguir teniendo por videollamada; o esta misma entrevista entre tú y yo, por ejemplo. Los sistemas de fichaje que se implantaron el año pasado en las empresas han sido muy útiles, porque permiten mantener los horarios y se sabe cuándo se puede molestar a alguien y cuándo no. Para la empresa es muy importante aprovechar el teletrabajo para mejorar la calidad de vida de sus empleados, no para tenerlos todo el día controlados.

Eso es todo un cambio cultural…
Hay muchas cosas que pensábamos que eran inamovibles pero que van a cambiar. Venimos de una cultura muy presencialista y de horarios fijos, y vamos hacia el teletrabajo y hacia una mayor flexibilidad, que es una de las reivindicaciones de los trabajadores españoles desde hace años, sobre todo de las mujeres. De todos modos, no podemos pensar que esta situación de teletrabajar con todos los niños en casa se puede alargar mucho más.

¿Qué ocurrirá el curso que viene?
Yo creo que el curso que viene la productividad en las empresas se va a disparar, porque si en estas circunstancias ha mejorado, imagínate con los padres teletrabajando pero sin el estrés de tener a los niños al lado.

Con tanta pantalla durante tanto tiempo, ¿ahora tenemos que aprender a desconectar?
Totalmente. Y tenemos que aprovechar también para cambiar nuestros hábitos horarios. ¿Por qué matarnos a trabajar de lunes a viernes y concentrar el ocio solamente los sábados y los domingos? ¿O por qué agolparnos en las terrazas por la noche, en lugar de aprovechar otras horas del día? ¿O por qué acostarte tarde por el prime time cuando puedes ver el mismo programa al día siguiente?

¿Qué va a pasar a nivel macro?
Como ocurre siempre después de un conflicto, habrá un cambio de valores, y, sobre todo, esos valores posmodernos como el carpe diem o el individualismo van a perder vigor. Vamos a volver a los valores tradicionales, a la familia, a la naturaleza, al fondo por encima de las formas… Va a emerger una sociedad más humana. Y sobre el panorama político, es verdad que la situación parece crispada por los medios de comunicación y las redes sociales, pero vamos a ver cómo los agentes políticos, empresariales y mediáticos que intenten sacar tajada de la crispación saldrán perdiendo.

  • Uno de cada dos padres y madres ha comprado algún dispositivo durante el confinamiento, para las clases online de sus hijos (49 %) o para su trabajo (29 %).
  • De lunes a viernes, los más pequeños han usado pantallas durante casi cuatro horas, un 76 % más que antes del confinamiento.
  • Dos de cada tres familias (67 %) afirman que los beneficios del uso de las pantallas han sido superiores a los riesgos.
  • El 50 % destaca que la tecnología ha creado nuevos cauces de solidaridad en su entorno cercano.
  • Ocho de cada diez padres consideran que el teletrabajo les ha ayudado a conciliar y esperan que sea una tendencia al alza en las empresas.