El Papa invita a las vírgenes consagradas a ser «mujeres de misericordia» - Alfa y Omega

El Papa invita a las vírgenes consagradas a ser «mujeres de misericordia»

En el 50º aniversario de la restauración del Orden de vírgenes, el Papa las ha animado a ser «signo del amor esponsal que une a Cristo con la Iglesia» y a tejer «relaciones auténticas, que rescaten a los barrios de nuestras ciudades de la soledad y del anonimato»

Redacción
Foto: Vatican Media

«¡No apaguéis la profecía de vuestra vocación!». Es la exhortación que el Papa Francisco lanzó el lunes a las vírgenes consagradas con motivo del 50º aniversario de la promulgación del nuevo rito de la consagración de las vírgenes. Aunque la pandemia ha obligado a aplazar el encuentro internacional convocado por la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, el Santo Padre ha querido unirse con un mensaje a la acción de gracias del Orden de vírgenes.

La pertenencia a él es, apunta, una forma de vida «antigua y al mismo tiempo nueva y moderna». Una vocación que «pone de relieve la inagotable y multiforme riqueza de los dones del Espíritu» y es al mismo tiempo un signo de esperanza que subraya «la fidelidad del Padre». Él sigue poniendo en el corazón de algunas mujeres el deseo de consagrar su virginidad, «vivida en su ambiente social y cultural ordinario, arraigadas en una Iglesia particular».

Precisamente dentro de este ámbito el Pontífice invita a las vírgenes consagradas a proseguir en un camino de profundización de su vocación y a establecer, en colaboración con los obispos, «serios itinerarios de discernimiento vocacional y de formación inicial y permanente».

El rostro de la Iglesia Esposa

Siguiendo los textos del rito de consagración, el Papa reflexiona en primer lugar en el núcleo de esta vocación particular. Una llamada que parte de la experiencia de que «Dios, en su hijo, nos ha amado primero, que su amor es para todos y tiene la fuerza de transformar a los pecadores en santos».

Desde esa vivencia, las invita «a hacer resplandecer en vuestra existencia el rostro de la Iglesia, Esposa de Cristo, que es virgen porque, a pesar de estar compuesta por pecadores, custodia íntegra la fe, concibe y hace crecer una humanidad nueva». Todo ello debe vivirse en «tensión escatológica», pues «la visita del Esposo es el horizonte de vuestro camino eclesial, vuestra meta, la promesa que hay que acoger cada día».

Relaciones auténticas

En cuanto a su presencia en el mundo, Francisco se hace eco de nuevo de los textos del rito, que exhortan a las miembros del Orden de vírgenes a «amar a todos y dar preferencia a los pobres». «La consagración os reserva para Dios sin haceros ajenas al ambiente donde vivís», abunda.

En él, están llamadas a dar testimonio desde la proximidad evangélica hacia los pobres materiales y espirituales, los frágiles, los enfermos, los pequeños, los ancianos y los que «corren el riesgo de ser descartados. Sed mujeres de misericordia, expertas en humanidad», que no cierren los ojos ante «el dolor y el sufrimiento» actuales y perseveren en «proclamar el Evangelio de la vida plena para todos».

Su estilo de relación, continúa, debe ser el de la «casta libertas» que las haga «signo del amor esponsal que une a Cristo con la Iglesia». Así, deberán tejer «relaciones auténticas, que rescaten a los barrios de nuestras ciudades de la soledad y del anonimato» sin caer en el «parloteo y el chisme»; y también oponerse a los abusos de poder con «sabiduría, iniciativa y la autoridad de la caridad».