Mensaje póstumo - Alfa y Omega

Mensaje póstumo

Juan Pablo II había preparado ya el Mensaje para la celebración del Domund, la Jornada Misionera Mundial, que tendrá lugar el 23 de octubre próximo, en el que dice:

Papa Juan Pablo II

En nuestra época, la sociedad humana parece que está envuelta por espesas tinieblas, mientras es turbada por acontecimientos dramáticos y trastornada por catastróficos desastres naturales. Pero, como durante la noche en que fue entregado, también hoy Jesús parte el pan para nosotros, y en las celebraciones eucarísticas se ofrece a sí mismo bajo el signo sacramental de su amor por todos. El mismo Redentor –que, a la vista de la muchedumbre necesitada, sintió compasión «porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor»–, presente en la Eucaristía, continúa a lo largo de los siglos manifestando compasión hacia la Humanidad que se encuentra en la pobreza y en el sufrimiento.

En su nombre, los agentes pastorales y los misioneros recorren caminos no explorados para llevar a todos el pan de la salvación. Les anima la conciencia de que, unidos a Cristo, es posible satisfacer los anhelos más íntimos del corazón humano. Sólo Jesús puede apagar el hambre de amor y la sed de justicia de los hombres; sólo Él hace posible a cada persona la participación en la vida eterna.

La Jornada Misionera Mundial constituye una oportuna circunstancia para tomar conciencia de la urgente necesidad de participar en la misión evangelizadora. Es misión que, además de la oración y del sacrificio, espera también un apoyo material concreto.

(22-II-2005)