Una mujer al frente de la vicaría de Friburgo: «No creía que estuviéramos preparados» - Alfa y Omega

Una mujer al frente de la vicaría de Friburgo: «No creía que estuviéramos preparados»

Marianne Pohl-Henzen recibió por correo electrónico la noticia de que iba a encargarse del gobierno de una de las vicarías de su diócesis, Ginebra-Lausana-Friburgo (Suiza). En concreto, de la que se encarga de las parroquias de habla alemana de Friburgo. Su obispo, monseñor Charles Morerod, «no se complica y se maneja muy bien con los medios digitales. Prefiere comunicarse de forma sencilla y directa», incluso para dar noticias tan importantes como esta de asignar a una mujer a un puesto ocupado por sacerdotes. Pohl-Henzen explica a Alfa y Omega el sentido y alcance de esta decisión, y los problemas que tendrá que afrontar en una diócesis donde el sacerdote más joven tiene 60 años, la misma edad que ella

María Martínez López
Marianne Pohl-Henzen
Foto cedida por Marianne Pohl-Henzen.

¿Sabe con certeza si es usted la primera vicaria, como han afirmado algunos medios?
Naturalmente no es verdad que yo sea vicaria, porque según el derecho canónico eso solo puede serlo un sacerdote ordenado. Algunos periodistas no han entendido el texto y por eso han escrito esto. El comunicado de la diócesis habla claramente de una «delegada del obispo» que asume muchas tareas del hasta ahora vicario pero no las tareas reservadas a un sacerdote.

Ha sido adjunta de tres vicarios sucesivos. ¿Cómo se tomó la noticia de que, en vez de tener un nuevo jefe, ocuparía ese puesto usted?
La expectativa de la mayoría de personas en la parte germanoparlante de Friburgo era que se nombraría otro vicario. Al mismo tiempo, todos sabían también que ya no había muchos sacerdotes disponibles que pudieran hacerse cargo de este puesto. Y había una necesidad imperiosa de ellos en la pastoral de las parroquias. Esta realidad la conocía más que nadie y desde hace tiempo nuestro obispo, monseñor Charles Morerod, y también se hablaba de que quizá se debían cambiar las estructuras. Pero ni yo misma creía realmente que estuviéramos preparados para un cambio tan grande.

¿Por qué cree que la ha elegido a usted en vez de a otro sacerdote?
Además de lo ya dicho, un vicario debe asumir muchas tareas administrativas para las que no es absolutamente necesario un sacerdote, sino que puede hacerse cargo de ellas un laico. Al mismo tiempo, el obispo sabía que conozco bien la región, porque he trabajado pastoralmente en ella casi 20 años, y además llevaba ya ocho en la vicaría con tres obispos diferentes. Conozco a la gente, la zona, las tareas y algunos problemas…

¿Qué puede aportar como mujer y como agente de pastoral laica a la gestión de la vicaría y al consejo episcopal, del que va a pasar a formar parte?
No estoy segura de si hay una diferencia por principio en que alguien participe en un consejo como hombre o como mujer. Quizá son los hombres más racionales y las mujeres más emocionales, pero eso no es siempre cierto. Pero sí creo que como madre (y abuela) puedo hacer presente la realidad de las familias de hoy, con todos los problemas que se pueden dar con los niños; por así decir, la vida fuera de la iglesia.

Por otro lado, no estoy de forma permanente con gente de Iglesia, también me relaciono con otras personas, incluso tal vez alejados de la Iglesia. Intento comprender por qué la gente se marcha y dejan de serle fieles. Para reforzar a la Iglesia, debemos saber qué enfría a la gente o por qué se vuelven indiferentes. Hay que prestar atención a estos aspectos si queremos que vuelva a haber fe cristiana porque esta promueva la vida de las personas y le dé sentido.

En la Iglesia en zonas de lengua alemana es frecuente que haya encargados de pastoral e incluso capellanes laicos, hombres y mujeres. ¿Qué significa su nombramiento en este proceso de nuevas presencias de la mujer?
En nuestra diócesis (tanto en la parte germanófona como la francófona) hay más mujeres que hombres en estas labores. Para muchas mujeres (lo he visto también en las reacciones) mi nombramiento es importante porque muestra que las mujeres podemos asumir responsabilidades en la Iglesia, en las parroquias y en las unidades pastorales, pero también en la gestión de una vicaría. Quizá esto abra para algunas mujeres una cierta perspectiva…

¿Cómo cambiará su trabajo a partir de agosto, cuando asuma su puesto?
No mucho, pues ya trabajo ahora a tiempo completo en la vicaría y participo en muchos ámbitos [de su labor]. No voy a ponerme a decidir todo sola de repente, sino que buscaré soluciones con la gente y si es posible tomaremos las decisiones juntos. Y, obviamente, debatiré todas las decisiones importantes en el consejo episcopal y con el obispo. Él es el responsable último de la diócesis.

Una de las funciones más visibles de un vicario es representar al obispo también en celebraciones como las confirmaciones. ¿Cómo lo harán ahora en su vicaría?
Está claro que no puedo ni quiero asumir ninguna tarea sacerdotal, como confirmaciones u otros sacramentos. Las confirmaciones las presidirá algún otro miembro del consejo episcopal, desde el mismo obispo al obispo auxiliar u otro vicario que se maneje lo suficiente en alemán.

¿De qué funciones se hará cargo entonces?
Nuestra diócesis es bilignüe y compleja, pues abarca cuatro cantones suizos muy distintos. Cuando el obispo y el consejo episcopal hacen indicaciones para toda la diócesis, me veo como una constructora de puentes por un lado entre el obispado y nuestra pequeña vicaría de habla alemana y por otro entre la parte francófona y la germanófona del cantón de Friburgo y de la diócesis. La unidad en la diversidad es importante en una diócesis.

Me encantaría poder fortalecer toda la pastoral de la vicaría, también con nuevos impulsos. Además, será todavía más competencia mía la gestión del personal. Y eso significa en primer lugar buscar y reclutar nuevas fuerzas para que la Iglesia perdure y el Evangelio se demuestre con la vida y, así, se pueda anunciar.