Expresidente de Costa Rica: «Huyamos de populismos y de quienes se creen omnipotentes» - Alfa y Omega

Expresidente de Costa Rica: «Huyamos de populismos y de quienes se creen omnipotentes»

Miguel Ángel Rodríguez (San José, 1940) ha sido presidente de Costa Rica, secretario general de la Organización de Estados Americanos y uno de los profesores en el Seminario Internacional de Liderazgo Católico

José Calderero de Aldecoa
Foto cedida por Miguel Ángel Rodríguez

¿Qué papel están llamados a ejercer los católicos ante la actual crisis de Latinoamérica?
Creo que los católicos estamos llamados a actuar en dos ámbitos. Por una parte, debemos dar una respuesta personal ante la llamada de Jesús a tratar de imitarle y preocuparnos por los demás, amarlos y actuar en su favor. Es una responsabilidad que no podemos eludir. Me duele que algunos intelectuales católicos crean que pueden soslayar su responsabilidad personal simplemente tratando de actuar en el campo público.

El segundo ámbito es, precisamente, el campo público. El Papa Francisco lo dice muy claro cuando señala que los que los católicos tenemos una obligación moral de participar en la vida pública para trabajar por el bien común. De esta forma, todos debemos tomar conciencia de que esta es una hora difícil, de que nuestros países se han empobrecido y que, frente a este empobrecimiento, los católicos estamos llamados a luchar para que en todos los niveles, desde el personal hasta el continental, pasando por el familiar, por el provincial o el nacional, se tomen las medidas más eficientes para atender las necesidades de la población, especialmente las de aquellas personas que por esta epidemia van a quedar en condiciones de mayor dificultad en lo económico y en lo social.

¿Y más allá del coronavirus?
Tenemos que lograr que nuestros países abracen definitivamente la democracia y que en ellos se acabe la violencia y se trabaje en pro de la justicia. También hay que huir de los populismos y de todos aquellos que se creen omnipotentes para resolver los problemas de todos los demás. Dentro de la humildad de nuestra ignorancia, hemos de entender que tenemos capacidad para hacer las cosas mejor y trabajar unidos por el desarrollo económico y social de los demás y para favorecer a las personas con mayores desventajas.

Sin embargo, todavía hay países como Nicaragua, Venezuela o Cuba con una deriva dictatorial.
Me duele profundamente que en América Latina, a pesar de los esfuerzos para dejar atrás los militarismos que caracterizaron al siglo XX, todavía tengamos pueblos que viven en condiciones difíciles, donde no existe la libertad. Me duele profundamente el empobrecimiento en un país tan rico en recursos como Venezuela. Me duele terriblemente la situación frente a esta epidemia que está viviendo Nicaragua, con un Gobierno que en medio de la pandemia se ha dedicado a promover que la gente se conglomerara en carnavales y manifestaciones. Me duele que, después de tantas décadas, Cuba no haya logrado volver a una vida de libertad.