Pepe, preso en Málaga: «El confinamiento en la cárcel ha sido muy duro» - Alfa y Omega

Pepe, preso en Málaga: «El confinamiento en la cárcel ha sido muy duro»

Pepe es un interno de la cárcel Málaga 1 que cuenta para Alfa y Omega cómo se ha vivido el confinamiento en la prisión. «Para todos ha sido muy difícil, pero todos los presos hemos respondido con mucha responsabilidad», afirma

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Foto: Centro penitenciario Málaga1

¿Cómo le cogió a el inicio de la pandemia por coronavirus?
Yo estoy en un grado de reinserción en el que puedo salir de la prisión todos los fines de semana. Cuando se decretó el Estado de alarma yo me encontraba fuera, pero regresé el día 16 de marzo y entré en un módulo en el que ingresamos todos los que veníamos de fuera esos días, para pasar allí la cuarentena. Allí nos dividieron también en varios grupos de diez personas, para evitar contagios.

Al principio, en la sociedad hubo mucho miedo e incluso pánico. ¿Cómo vivieron esos primeros días?
Creo que con mucha responsabilidad y siendo receptivos a lo que se nos decía. Es verdad que hubo miedo, sobre todo porque no sabíamos lo que le podía pasar a nuestra familia fuera. Pero dentro la dirección nos fue informando de todo; fueron módulo por módulo contándonos las medidas que se estaban tomando, y haciéndonos entender que todo lo que se hacía era por nuestro bien y por el de nuestras familias.

¿Cuáles fueron esas medidas?
Sobre todo se suprimieron las comunicaciones y los vis a vis, pero a cambio nos aumentaron el número de llamadas a la semana –de diez a 15–, y también su duración: de cinco a ocho minutos. Nos tranquilizó mucho que se nos ofreciera la posibilidad de grabar un vídeo para nuestras familias, que pudieron recibir por correo, para que estuvieran tranquilas y decirles que estábamos bien.

¿Cómo ha sido su relación con los funcionarios en este tiempo?
Los presos estamos pasando esto con conciencia y con los funcionarios hemos remado en la misma dirección. Así lo hemos llevado de la mejor manera posible, facilitando su labor. Hemos sido pacientes y hemos ido cumpliendo en cada momento lo que nos decían. Ellos han tenido también miedo a contagiarse y contagiar a sus familias, es normal. Iban con sus mascarillas y teníamos que estar a dos metros de distancia, y gracias a eso no ha habido ningún contagio en la prisión.

Creo que también han podido mostrar su solidaridad a su manera…
Es verdad. Todos los días salíamos a las 20:00 horas para aplaudir desde las ventanas de nuestras celdas, en apoyo de los sanitarios, de los funcionarios y de todos los que han puesto su granito de arena para que todo esto pase. Y en uno de los módulos se colocó un cartel en solidaridad especialmente con los funcionarios, que no lo han tenido nada fácil estos días.

Al cancelarse muchas de las actividades dentro de la prisión, también los capellanes han dejado de ir. ¿Cómo lo han llevado?
Ellos no han podido entrar todavía, pero los hemos echado mucho de menos. Siempre nos prestan mucho apoyo, y ayudan también a nuestros familiares fuera. Y también hemos echado mucho de menos las Misas.

Foto: Centro penitenciario Málaga1

¿Y el resto de actividades, talleres, etc.?
Durante este confinamiento, en los módulos han seguido las actividades, pero de otra manera. Los profesores han seguido mandando sus materiales por email para poder terminar los cursos, y en esto hemos tenido la ayuda de Ruth, nuestra animadora sociocultural, que está haciendo todo lo posible para que cada uno pueda seguir con lo que venía haciendo.

¿Cómo ha sido un día en prisión durante este confinamiento?
Cuando estaba en la cuarentena, el desayuno y la comida las subían a nuestra celda. Dos horas al día íbamos al patio en horas distintas a las del resto de compañeros, por lo de los contagios. Y el resto del día lo pasábamos también en la celda, cada uno entreteniéndose como podía: con un libro, siguiendo las noticias, hablando…

Después de pasar la cuarentena, lo normal es levantarse a las 7:45 horas para el recuento. Luego vienen las actividades de cada uno, el deporte…, hasta que a las 13:00 horas llega la hora de la comida. Luego a la celda y, de 17:00 a 18:30 horas, bajamos otra vez para el deporte o hacer actividades. Luego llega la cena a las 19:00 horas y después a la celda otra vez.

Eso son muchos tiempos muertos…
Sí, yo he jugado mucho estos días al ajedrez, he hecho papiroflexia, juegos… Intentamos pasar el día entretenidos y también resignándonos porque esto es lo que tocaba hacer, esperando a que poco a poco pasase todo. También hemos seguido la situación por los medios de comunicación, esperando que bajara el número de muertos, con incertidumbre por saber cómo estaba la situación fuera, con ganas de ver a los familiares…

Ha habido mucha gente fuera preocupada por ustedes, e incluso ha circulado una iniciativa para escribir a los internos de las prisiones españolas…
Es verdad, a algunos compañeros de mi módulo les han llegado cartas del exterior donde la gente mostraba su apoyo. Aunque hayan llegado solo a unos pocos, es como si nos hubieran llegado a todos. Agradecemos un montón que gente sin conocernos de nada se haya preocupado por cómo estábamos viviendo esto. Me gustaría dar las gracias a todas las personas que han estado pendientes y nos han dado todo su apoyo en estos días.

¿Y ahora qué, Pepe?
Ya nos permiten tener comunicaciones otra vez, a partir de la semana que viene. Podrá venir a vernos la mitad de personas que venía antes por cada interno, pero van a poner más turnos. Y todo con las medidas sanitarias que hay que tomar: mascarillas, guantes…

Es como una luz al final del túnel…
La verdad es que sí, porque esto ha sido muy duro. Para quien no haya salido nunca de permiso ha sido difícil; y para quien, como yo, ya disfrutaba de permisos de salida, también ha sido muy duro renunciar a eso y cortar la reinserción. Pero creo que todos los presos de España hemos sabido aceptar bien esta situación y hemos puesto todo lo mejor de nuestra parte, por nuestro bien, por el bien de la gente que nos rodea y por el bien de España.