Día del Niño Hospitalizado: «Lo que más echan de menos es salir a jugar» - Alfa y Omega

Día del Niño Hospitalizado: «Lo que más echan de menos es salir a jugar»

El confinamiento ha puesto a prueba la capacidad de adaptación de los niños hospitalizados y de sus familias. El Día del Niño Hospitalizado que se celebra este miércoles pone en el foco en los pequeños que no solo han estado recluidos en el hospital sino también en su habitación

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Foto: Ernesto Agudo

Los niños del Hospital Niño Jesús, en Madrid, están viviendo con resignación y mucha paciencia los ya dos meses que llevamos de confinamiento. En el Día del Niño Hospitalizado, sus habitaciones siguen cerradas y las medidas restrictivas a las visitas y a sus salidas siguen vigentes. «Ellos lo que más echan de menos es salir a jugar», explica Andrés Castillo, capellán del centro.

En el hospital se vivió «con nerviosismo» la llegada del coronavirus, e incluso se llegó a recibir niños de otros centros para dejar libres camas para los adultos, pero en el Niño Jesús apenas ha tenido incidencia: solo afectó a tres niños y los tres se han curado ya.

La labor de explicarles lo que estaba pasando ha correspondido a los padres, que han tenido que hacerles llegar como han podido la necesidad de quedarse en la habitación y no poder salir para evitar contagios. «La verdad es que les ha costado bastante, porque hay que tener en cuenta que son pequeños y hay muchas cosas que no entienden», cuenta Andrés.

También están teniendo que sufrir la separación de sus hermanos, de sus abuelos y de sus familiares más cercanos, porque solo se ha permitido la presencia de uno de los padres en la habitación, «pero al menos pueden seguir comunicándose con ellos a través de los móviles». En general, los niños «no pueden ser muy conscientes de la situación por su edad, y quizá por eso ha habido días en que la han aceptado peor que otros», señala.

Por su parte, Ana Belén Hernández, de la fundación Menudos Corazones, explica que los niños con cardiopatías con los que trabajan suelen pasar largas temporadas hospitalizados. Principalmente, «han sufrido con todo lo relacionado con las visitas, porque antes sus familiares podían entrar libremente y han visto ahora cómo todo eso se ha restringido».

Pero además, durante estas semanas les han faltado las actividades habituales que llevan al hospital diversas asociaciones y fundaciones. Por eso, «lo más importante es haber sabido trasladarles la situación, adaptándose a la edad y a la capacidad de comprensión de cada niño. A los niños no se les puede mentir, solo hace falta explicarles bien las cosas». En esa tarea, los padres han podido contar con el apoyo del personal sanitario, «que han hecho con los niños en este tiempo una labor que va más allá de lo asistencial».

A los pies de la cama, padres y madres han vivido estos dos meses de pandemia «con más preocupación, es evidente. Al salir y entrar del hospital es normal tener la inquietud por el riego de poder contagiarte y poder contagiar. Pero las medidas de prevención les han tranquilizado mucho». También los han vivido «con mayor cansancio, por no poder contar con los relevos de antes en la habitación del hospital», pero al mismo tiempo estos días han servido para comprobar «la asombrosa capacidad de adaptación del ser humano. Por un hijo enfermo, un padre se adapta a situaciones que antes ni se imaginaba que podía soportar», explica la psicóloga de la fundación Menudos Corazones.

En esto, los niños son «auténticos especialistas», porque «tienen una capacidad de adaptación espectacular. Si a un niño le vas explicando las cosas las puede entender mejor y se adaptará mejor. Es lo que a mí personalmente me enseñan cada día. Los niños son mágicos».