Sacerdotes en Calatayud y voluntarios de Cruz Roja al mismo tiempo - Alfa y Omega

Sacerdotes en Calatayud y voluntarios de Cruz Roja al mismo tiempo

«Con la Iglesia cerrada al culto público y toda la actividad pastoral paralizada por el confinamiento», los sacerdotes Justo Sánchez y José Manuel Vargas se encontraron de pronto «con mucho tiempo libre» y se ofrecieron a Cruz Roja como voluntarios. Ayudan en el almacén, en el reparto de comida o incluso llevando medicinas a los enfermos

José Calderero de Aldecoa
Foto: Iglesia en Aragón

Justo Sánchez ha sido testigo de cómo «se le iluminaba la cara a algún niño cuando nos veía llegar con una caja de comida». Esa expresión se le ha marcado a fuego en el corazón, porque «revela la situación límite que están atravesando muchas familias», y le hace pensar que fue una decisión acertada enfundarse el chaleco de voluntario de la Cruz Roja, junto con su compañero José Manuel Vargas, por encima del alzacuellos.

No han dejado, ni mucho menos, su labor como sacerdotes. Ambos son párrocos in solidum de todo Calatayud junto a otros dos sacerdotes. «Nos hemos dedicado desde el primer día a retransmitir la celebración de la Eucaristía por Facebook y YouTube, y luego el vídeo se mandaba a la televisión local para que en tres momentos del día emitieran la celebración de la Misa aunque fuera en diferido. Además, por la tarde, a las 18:30 horas, se retransmite todos los días, también por Facebook, la exposición del Santísimo, el rezo del rosario y el de vísperas», explica el sacerdote.

Pero la realidad es que, «con la Iglesia cerrada al culto público y toda la actividad pastoral paralizada por el confinamiento», a pesar de que Sánchez y Vargas son también capellanes del hospital comarcal, «nos encontramos de pronto con mucho tiempo libre». Y ante esta situación inédita para ellos, no se quedaron de brazos cruzados sino que se pusieron a disposición de Cruz Roja para ejercer de voluntarios. «El presidente de Cruz Roja en Calatayud, Luis Miguel Maluenda, es como de la familia. Tanto José Manuel como yo somos del sur de España y él fue la primera persona a la que conocimos. Trabaja en el hospital y hablando con él fue cómo surgió la posibilidad de colaborar como voluntarios de Cruz Roja y así lo hicimos».

Comida, higiene, material escolar…

Enfundados en su chaleco rojo, Justo y José Manuel dividen su tiempo entre «ordenar el almacén y organizar los lotes de comida e higiene para su posterior entrega a las familias» y su «reparto a domicilio. También hemos ido a los colegios a recoger el material escolar para que las familias pudieran trabajar en casa. Y cuando hace falta, llevamos medicinas desde la farmacia del hospital a alguno de los pueblos desde donde las hayan solicitado. Se recogen por la mañana temprano y se las acercamos a quien corresponda con la furgoneta».

Cuando llegan a alguna casa, «a pesar de que vamos identificados como voluntario, nos hemos encontrado con alguna cara de curiosidad, como si pensaran por dentro “pero este de dónde viene de la Cruz Roja o de la iglesia”». Pero «a la mayoría de las personas le da lo mismo de dónde vengas. Lo importante es que viene alguien con productos de lo más básico que de otra forma no podrían conseguir», afirma Sánchez.

En este sentido, Calatayud no es una excepción. «Es cierto que aquí la enfermedad no ha tenido tanta incidencia como en otros lugares, pero el miedo, la incertidumbre y la crisis económica se están pudiendo sentir como en el resto de España», asegura el sacerdote-voluntario. Los negocios, los restaurantes, los comercios están, o han estado, totalmente parados. «También en los pueblos se está dejando sentir la crisis, sobre todo entre la población inmigrante».

Ante este panorama, Sánchez y Vargas no solo se han enfundado el chaleco de la Cruz Roja sino que, ante todo, «rezamos por todos aquellos que se están viendo afectados por esta crisis. Les encomendamos en la oración, en la Misa, a cada momento». Y pronto lo podrán hacer con la iglesia abierta. «Actualmente la tenemos cerrada y verla vacía es desolador, pero ya nos estamos preparando con todas las precauciones para la reapertura. Estamos formando un equipo de voluntarios para que la gente pueda volver a la iglesia con las máximas garantías». Y cuando eso ocurra, «tendremos que compaginar nuestra labor de sacerdotes con la de voluntarios, porque somos conscientes de todas la labor que queda después del confinamiento y, además, es algo que ciertamente engancha», concluye.