Monseñor Manuel Sánchez Monge, obispo de Santander: «Se están dando en España los pasos para la conversión pastoral que pide el Papa» - Alfa y Omega

Monseñor Manuel Sánchez Monge, obispo de Santander: «Se están dando en España los pasos para la conversión pastoral que pide el Papa»

Ricardo Benjumea

En diciembre, el Papa enviaba a Zaragoza al hasta entonces obispo de Santander, monseñor Vicente Jiménez Zamora. El 6 de mayo, se anunciaba que el nuevo obispo de la diócesis cántabra iba a ser monseñor Manuel Sánchez Monge, palentino de 68 años, a quien, en 2005, Benedicto XVI había nombrado obispo de Mondoñedo-Ferrol. Este sábado, se celebra la toma de posesión.

«Los gallegos dicen que en Galicia se entra llorando y se sale llorando», dice en la hora de las despedidas. «Mondoñedo-Ferrol ha sido mi primera diócesis. Aquí he aprendido a ser obispo. Me han acogido con los brazos abiertos desde el primer día, y he aprendido un poco a conocer el alma de los gallegos, aunque no del todo, porque eso no es nada fácil…».

En Galicia convocó usted un Año de la Caridad. Ahora le va a tocar en Santander celebrar el Año de la Misericordia convocado por el Papa.
Celebramos primero el Año de la Fe, como en todo el mundo, convocados por Benedicto XVI, y continuamos con este Año de la Caridad, que sirvió para fomentar las Cáritas, cuya labor es muy intensa desde los primeros momentos de la crisis. En las Cáritas de Galicia, que he tenido la oportunidad de animar por encargo de mis hermanos los obispos de Galicia, yo preguntaba: ¿Cómo es que aquí no aparecen en la prensa desahucios? Y me contestaban: Porque nos hemos adelantado y hemos actuado para que no hubiera lugar a eso.

¿Qué espera usted de este Año de la Misericordia?
Será un año para ahondar en esta virtud, que es un tema central en el pontificado del Papa Francisco; un año para profundizar en las obras de la misericordia, tanto corporales como espirituales, y en el sacramento por excelencia de la misericordia, el sacramento de la Penitencia, que en algunos ámbitos ha quedado casi en el olvido. Yo estoy muy ilusionado. Creo que se están dando pasos para esa renovación personal profunda que tiene que ser la base de la conversión pastoral que nos pide el Papa para salir a las periferias y anunciar a Cristo.

«Convocaré una Asamblea de Religiosos»

En Santander, monseñor Manuel Sánchez Monge dará continuidad al Plan Pastoral Diocesano de su predecesor, en el que se señalan «algunas necesidades prioritarias, como la familia, la juventud, la dimensión social de la fe…» Un punto, sin embargo, sí espera añadir: «Don Vicente convocó una Asamblea Diocesana del Clero y otra Asamblea Diocesana de Laicos. Quizás sería bueno culminar este Año de la Vida Consagrada con una asamblea de la vida consagrada para potenciar y revitalizar la vida consagrada en nuestra diócesis».

Miembro desde 2005, en la Conferencia Episcopal, de la Comisión de Vida Consagrada, Sánchez Monge destaca que, «en la relación de los religiosos y los obispos, ha habido un avance muy grande en estos últimos años. Las relaciones son mucho más abiertas y cordiales. Por otra parte, estamos poniendo en marcha una iniciativa que está dando muy buenos resultados un tanto inesperados: un plan de formación para la vida contemplativa, de modo que no necesiten salir de sus monasterios para poderse formar en una teología que no es solamente especulativa, sino que más bien es una teología del corazón, de esa sabiduría que practicaba la teología monástica en su momento, y que luego fue un poco desplazada por la escolástica». El programa ha sido elaborado por la CEE, en colaboración con la Universidad Eclesiástica San Dámaso, de Madrid, y además de aplicarse en las diócesis españolas, está siendo demandado en América Latina.

La entrevista concluye con su nuevo libro, «Es tiempo de caminar». Santa Teresa de Jesús, maestra de la experiencia de Dios (BAC). «Ella hablaba de la oración no como algo rígido, estático, sino como una amistad en la que se puede dialogar con el Señor de tú a tú, como un amigo que nos ama siempre. Ella no habla de lo aprendido en ninguna universidad, que no frecuentó ninguna, sino de lo que vivió, y esa experiencia es una guía estupenda para que también nosotros vayamos avanzando por los caminos de la unión con Dios hasta llegar al desposorio místico, a la séptima morada».