Monseñor Celso Morga: «Vivimos un tiempo de intensa comunión episcopal» - Alfa y Omega

Monseñor Celso Morga: «Vivimos un tiempo de intensa comunión episcopal»

Monseñor Celso Morga es, desde el 21 de mayo, arzobispo de Mérida-Badajoz, diócesis de la que tomó posesión como coadjutor en noviembre. Mientras, Santander recibe este sábado a su nuevo obispo, monseñor Manuel Sánchez Monge, hasta ahora obispo de Mondoñedo-Ferrol

Ricardo Benjumea

«Han sido unos meses muy intensos» desde que llegó, el 15 de noviembre, como arzobispo coadjutor, tras 27 años de trabajo en la Congregación vaticana para el Clero (desde 2010, como arzobispo-Secretario). En este tiempo, el riojano Celso Morga (Huércanos, 1948) ha podido empaparse con los asuntos de la archidiócesis, y experimentar «una acogida muy cordial» por parte de todos, particularmente de los sacerdotes, a los que ha encontrado «con muchas ganas de trabajar».

Palabras de agradecimiento especial tiene el nuevo arzobispo para quien ha sido su maestro en este tiempo, monseñor Santiago García Aracil, que presentó el 8 de mayo la preceptiva renuncia al Papa por motivos de edad, al cumplir los 75 años. Al ser aceptada ésta, el jueves 21, monseñor García Aracil se convirtió en arzobispo emérito. «Ha estado siempre muy fraterno; me ha facilitado muchísimo las cosas… En fin, ya sé que la cruz tendrá que aparecer por algún lado en algún momento, pero hasta ahora no ha asomado».

¿Es muy distinto ser obispo en un dicasterio romano a pastorear una diócesis tan grande como Mérida-Badajoz?
Sí que cambia, claro que sí. Significa pasar de una vida entre papeles, ordenada, con horarios…, a otra en la carretera, en la que continuamente se está en contacto con la gente, y a menudo tienes que improvisar. En fin, todo eso cambia, aunque, en el fondo, la misión pastoral es una misma, una misión de servicio a la Iglesia, y matizando que el trabajo en la Congregación es también muy pastoral, porque detrás de los papeles siempre hay personas».

No ha tardado tampoco usted mucho en conectar ambos aspectos. Como primera prioridad en Mérida-Badajoz, se ha marcado usted la pastoral vocacional…
Estamos aquí en mínimos de vocaciones, con sólo cuatro seminaristas, y éste es el punto que más me preocupa, efectivamente. Aunque hay algunas buenas perspectivas. Las familias son, en general, bastante sanas, con una religiosidad honda. El terreno es fértil, pero hay que dar un paso más para que los padres no pongan dificultades para la vocación de los hijos, una dificultad bastante frecuente que nos encontramos hoy, por el descenso de la natalidad y la abundancia de los hijos únicos. Pero estoy esperanzado, ilusionado, y he visto a los sacerdotes con ganas de trabajar en este terreno.

La misericordia, hoja de ruta para los obispos

Don Celso Morga considera «una providencia de Dios» iniciar su ministerio a las puertas del Año de la Misericordia, convocado con la Bula Misericordiae vultus, en la que el Papa «está indicando por dónde tiene que ir la Iglesia, por esos caminos de la misericordia y de la ternura, y mostrando a todos que Dios nos perdona y nos ama siempre».

Sobre el episcopado español, inmerso estos años en un proceso de relevo generacional (el propio cambio en Mérida-Badajoz es uno de los más significativos), asegura haber visto «un episcopado muy unido, con un ambiente muy sereno. En general, me parece que estamos viviendo un momento de comunión muy intensa, en el sentido de que todos remamos en la misma dirección, y aunque después cada uno tendrá sus peculiaridades, todos estamos muy de acuerdo en por dónde tienen que ir las cosas. La última Instrucción pastoral, Iglesia, servidora de los pobres, refleja bien por dónde tienen que ir los tiros, según nos han indicado el Santo Padre y la Santa Sede, y arrinconando todo lo que sean personalismos».