La providencia en el siglo XXI - Alfa y Omega

Aquel día fui a hacerle unas fotos a José María Zavala y Paloma Fernández a su casa para incluirlas en un reportaje sobre su anterior película, Renacidos, que pude escribir en el periódico Alfa y Omega. Cuando ya me iba, me ofrecieron quedarme a comer con ellos, pero decliné la oferta porque tenía que volver a casa pronto. Mi último hijo, de apenas unos meses, estaba con fiebre y tenía que ir a la guardería a por él.

Por la noche, Paloma me escribió un mensaje preguntándome por la salud de mi hijo. Debían ser las 12:30 de la madrugada. Le contesté, ya desde la cama, que había mejorado por la tarde y que muchas gracias. Pero cinco minutos después, sin que ella me lo hubiera preguntado y sin venir a cuento, volví a encender el móvil y le dije: «Por cierto, se llama Juan Pablo».

¿Por qué volví a coger el móvil? ¿Por qué le dije el nombre de mi hijo a la que entonces era una desconocida que había conocido aquel mismo día? ¿Por qué le dije el nombre de mi hijo cuando Paloma no me lo había preguntado? Hay una sola palabra que responde a todas las preguntas a la vez: «Providencia».

Por aquel entonces, José María y Paloma estaban preparando una película sobre san Juan Pablo II con motivo del centenario del papa polaco. No guardo aquellos mensajes, pero cuando Paloma leyó el nombre de mi hijo, me preguntó algo parecido a esto: «¿Es por devoción o por algún favor que os ha hecho san Juan Pablo II?» Mi contestación: «Pues la verdad que por lo segundo». La conversación siguió ya por la mañana cuando Paloma me llamó para interesarse por la historia. 24 horas después, tras aceptar participar en el proyecto, ya tenía mi casa invadida por el equipo de grabación.

Os cuento todo esto porque creo, sinceramente, que es un ejemplo de cómo trabaja la providencia y de cómo Dios se sirve de las casualidades, de un mensaje interesándose por la salud de otra persona, para derramar gracias en abundancia. Esto es lo que creo que ha pasado en esta ocasión. Al Señor le ha valido un ínfimo gesto de cortesía. No ha caído en saco roto. Al contrario, lo ha convertido —junto a millones de pequeñeces más— en una película, que se titula Wojtyla. La investigación, y que creo que va a hacer un gran bien a las almas.