La presencia de Dios en las pequeñas cosas - Alfa y Omega

La presencia de Dios en las pequeñas cosas

El 30 de mayo se inaugura en Madrid la nueva exposición de la religiosa Isabel Guerra, que permanecerá abierta al público hasta el 21 de junio, en el Centro Cultural Casa de Vacas

Colaborador
La belleza del Ángelus. Allué

Organizada por Ibercaja y comisariada por el Presidente de la Real Academia de Bellas Artes de San Luis, de Zaragoza, don Domingo Buesa Conde, la muestra Isabel Guerra 2015 llega a la capital de España tras su éxito en la sede central de Ibercaja en Zaragoza. Isabel Guerra es académica correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo y académica de honor de la Real Academia de Bellas Artes de San Luis de Zaragoza. Numerosas colecciones públicas y privadas de España y el extranjero atesoran con orgullo obras suyas.

Vuelve al interior tu mirada. Óleo/lienzo

La vida artística de Isabel Guerra despuntó el día de su duodécimo cumpleaños, cuando sus tíos le preguntaron si prefería el regalo de una caja de óleos o de acuarelas, tal como cuenta ella misma: «Les pedí la de óleo sin dudar. Cuando tuve en mis manos la caja, experimenté la clara sensación de que allí estaba encerrado algo totalmente decisivo en mi vida». Después, sus continuas visitas al Museo del Prado admirando a los grandes maestros, sobre todo a Velázquez y su manejo de la luz, así como su acercamiento a los impresionistas, apuntalaron su formación autodidacta.

A los 15 años, realizó en Madrid su primera exposición individual y continuó su aprendizaje artístico, buscando en los pintores flamencos nuevos horizontes.

Helo aquí que ya viene. Grafito

En 1970, a los 23 años, cuando tenía ante sí un exitoso porvenir profesional, eclosionó su vocación a la vida religiosa, e ingresó en el Monasterio cisterciense de Santa Lucía (Zaragoza). Su elección conllevaba renunciar al mundo, pero no implicó renunciar a su arte. Los muros del monasterio elevaron su mirada a lo alto y alentaron una profunda espiritualidad que ha impregnado toda su creación artística y que cubre, como un halo, cuanto sale de su mano. Entendió su arte como una forma de atrapar la belleza de lo cotidiano, la luz interior que ilumina todo lo creado. En palabras de la artista, quería «poner la sonrisa de Dios entre los hombres».

Sus cuadros están impregnados de espiritualidad, de presencia divina en las pequeñas cosas, insignificantes y preciosas: la ingenuidad de la infancia, recodos de caminos, simples hojas de geranio, puertas que ya nadie cierra ni abre, detalles olvidados que son protagonistas de su obra y lucen en esta exquisita exposición junto a grandes paisajes y emblemáticas figuras.

Estos años de silencio, de ausencia expositiva, han supuesto para Isabel Guerra un tiempo de búsqueda, de exploración de las nuevas técnicas que la alta tecnología digital del siglo XXI ofrece al arte. El resultado son unas piezas que, captadas por la aguda maestría fotográfica de la artista y tratadas con complejos y creativos procesos digitales, alcanzan una calidad suprema. Ella misma se define como «creadora de imágenes con distintos soportes y procedimientos, tanto los tradicionales, óleos y dibujos, como las más avanzadas tecnologías».

Mi balcón a la vida. Sobre material polimérico

Como sucede con sus pinturas, con las que ha alcanzado renombre internacional, también en estas técnicas vanguardistas la sencillez de lo cotidiano es recreado por la artista y transcendido por su peculiar y mágico dominio de la luz. Serenidad, emoción, paz… siguen siendo sinónimos de la obra de Isabel Guerra, que de nuevo culmina cada una con evocadores títulos impregnados de mensajes llenos de hondura y lirismo.

En el Catálogo de la exposición, ella escribe: «Me hace feliz presentar, desde esta muestra, mis trabajos en este procedimiento creativo, a la par que el resto de mi obra, realizada en otras maneras de decir la imagen, tradicionales ya en mis exposiciones. Compartir vivencias del espíritu, convicciones, búsquedas y encuentros a través de esta forma de expresión artística aporta, al ya dorado camino de mis días, una ilusión, una faceta nueva, un abrir camino a la sorpresa de los que ya conocen mi andadura. Y el deseo de que a través de ella pueda dar claro testimonio del Amor, La Bondad y La Belleza».

En Isabel Guerra todo es arte, Arte con mayúscula.

Un cuadro itinerante

Además de esta exposición Isabel Guerrea 2015, con motivo del V centenario del nacimiento de santa Teresa de Jesús, el óleo de Isabel Guerra Y el almendro floreció (muerte de Santa Teresa en brazos de la Beata Ana de San Bartolomé), que habitualmente está expuesto en la Capilla de Reyes Nuevos, de la catedral primada de Toledo, va pasando itinerante por museos, catedrales y Carmelos. Actualmente, se exhibe en el museo de la basílica de San Pascual Bailón, de Vila-Real (Castellón), y, desde el 15 de julio, estará expuesto en la catedral de Plasencia.

Belén Yuste y Sonnia L. Rivas-Caballero