Santo rosario - Alfa y Omega

Santo rosario

Cristina Tarrero
Rosario
Foto: Reuters / Jennifer Lorenzin.

Esta situación complicada consigue acercarnos a Dios, y muchos fieles cristianos acuden al santo rosario como la oración propicia para ello. El pasado 25 de marzo los españoles, animados por las autoridades eclesiásticas, se unieron a los portugueses en la oración comunitaria del rosario desde el santuario de Fátima.

Habitualmente, cuando la vida diaria no se ve alterada bruscamente, un grupo de personas se reúne en la Cuesta de la Vega los primeros sábados de mes a rezar el rosario de la aurora. Los miembros de la congregación de la Real Esclavitud oran ante una imagen de la Virgen que nos recuerda el lugar donde la tradición señala que apareció la imagen de la Almudena. Fue en 1756 cuando la congregación del Santo Rosario Cantado instituyó esta costumbre y que continúa la Real Esclavitud. Hoy día, la expresión «terminar como el rosario de la aurora» hace referencia a las reuniones que finalizan de forma violenta, y probablemente procede de los desencuentros entre fieles devotos del rosario de la aurora y los maleantes de la madrugada.

El rosario surgió en torno al siglo X, en la Orden de Cluny. Los salmos eran cantados en comunidad, pero dado que existían oficios individuales que no permitían el rezo en común, se promovió el individual repetitivo de 150 padrenuestros. Años más tarde, san Bernardo de Claraval profundizó en la devoción a María y la oración se fue modificando, pasó a 150 salutaciones a la Virgen y surgió el llamado salterio de María. La llegada de las ordenes mendicantes, especialmente los dominicos, favoreció su difusión.

Ya en el siglo XVI san Pio V, en una batalla crucial para la cristiandad, la de Lepanto, animó a los fieles a rezar el rosario para solicitar la intercesión de la Virgen, y tras la victoria el 7 octubre de 1571, se decidió utilizar ese día para fijar la festividad de Nuestra Señora del Rosario. La profunda devoción mariana en la península ibérica propició su expansión. Así, por ejemplo, el primer cuadro pintado por Murillo con tan solo 20 años representa a la Virgen María entregando un rosario a santo Domingo.

El rezo poco a poco fue cobrando forma y se le fueron añadiendo pequeñas meditaciones. Apariciones como la de Fátima lo reforzaron, y ya en el siglo XXI, san Juan Pablo II introdujo los llamados misterios luminosos.