El milagro del Hogar de Betania: 67 ancianos y ningún contagio - Alfa y Omega

El milagro del Hogar de Betania: 67 ancianos y ningún contagio

El director de la residencia diocesana de Mayores de la Diócesis de Cartagena explica qué protocolos se han llevado a cabo para proteger a los 67 ancianos del COVID-19 y para que sientan el calor de sus familias desde la distancia

Diócesis de Cartagena
Foto: Diócesis de Cartagena

La expansión del coronavirus ha puesto a los ancianos en el foco de atención de todo el mundo, por ser uno de los colectivos más vulnerables ante esta enfermedad. Conscientes del peligro de la expansión del virus y de la responsabilidad que tienen para con sus residentes, el equipo de profesionales de la residencia diocesana de ancianos Hogar de Betania mantiene, desde el inicio de la pandemia, un estricto protocolo sanitario que ha conseguido que no se produzca ningún contagio.

Adelantándose a la declaración del estado de alarma, el 12 de marzo fue el último día en el que se permitió la visita de familiares. El siguiente paso fue la reducción de residentes y profesionales en los espacios comunes y, finalmente, se llevó a cabo el confinamiento de los ancianos en las habitaciones. Según el director del Hogar de Betania, Alfonso Martínez, la intención fue que, ante un posible caso, «este estuviese completamente localizado y separado del resto, evitando, así, que se pudiera producir un contagio colectivo».

Para disminuir la rotación del personal, la dirección optó por la reducción de turnos, limitándolos a dos: mañana y noche, consiguiendo así acotar en siete la presencia de auxiliares en el centro. Asignar cada residente a un equipo concreto de sanitarios fue otra de las estrategias adoptadas, para así, ante un posible caso positivo, «tener muy identificado dónde, quién, cómo y de qué forma se había llevado a cabo el contagio, para poder tomar las medidas necesarias de aislamiento. Esta situación lleva consigo mucha tensión, mucha preocupación y una importante tarea de prevención, que es fundamental», asegura el director. Por este motivo, la residencia adquirió con antelación todo el material necesario para prevenir los contagios.

El miedo y la soledad provocados por el aislamiento, son también dos circunstancias que se han tenido muy en cuenta desde el Hogar de Betania, por ese motivo, las videollamadas y la continua comunicación con los familiares está siendo fundamental para combatirlos.

Una Semana Santa y Fiestas de Primavera muy especiales

La cuarentena llegó con la celebración de la Cuaresma, ampliándose después al tiempo de Semana Santa y las Fiestas de Primavera, pero pese a esta situación, la residencia ha vivido estos días con intensidad. Ante la supresión de las celebraciones litúrgicas, el primer viernes realizaron un vía crucis por el interior de la casa, con «asistencia masiva». El Miércoles Santo recibieron la visita de la Archicofradía de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo de Murcia, que llevó a la residencia caramelos, monas y pasteles de carne. El Jueves Santo también fue un día especial, «se improvisó una procesión en la residencia con un carro de cocina revestido con manteles, flores del jardín, unas velas y una imagen de la Virgen, que visitó todas las habitaciones. Las reacciones fueron preciosas y, desde luego, fue un Jueves Santo que no voy a olvidar en la vida», expresa emocionado Alfonso Martínez.

La semana pasada, con motivo de las Fiestas de Primavera, la residencia diocesana también realizó diferentes actividades especiales, orientadas a transmitir esperanza y alegría. «Pusimos el Canto a Murcia de La parranda por la megafonía y con un photocall, preparado por la psicóloga del centro, los residentes y el personal pudieron posar como huertanos. Fue una experiencia muy bonita que sirvió para disfrutar de un día que es muy importante para Murcia y que, este año, ha sido un poquito gris».

Finalmente, Martínez recuerda que, aunque ahora no pueden admitir voluntarios debido a la pandemia, aquel que quiera colaborar con el Hogar de Betania puede hacerlo desde la oración. «Lo que os pedimos es que sigáis rezando por nosotros, que sigáis mostrándonos vuestro cariño y que, cuando todo pase, os acordéis de que, en esta residencia diocesana, durante todo el año y no solo ahora, se vive la caridad y el Evangelio, a través de los profesionales que hacen de su vida un servicio para con los demás».