El Papa pide que los políticos «busquen juntos el bien del país y no el de su partido» - Alfa y Omega

El Papa pide que los políticos «busquen juntos el bien del país y no el de su partido»

En la Eucaristía de este lunes en Casa Santa Marta, el Papa ha subrayado que «la oración es lo que abre la puerta al Espíritu y nos da esta libertad, esta franqueza, este coraje» que «nunca sabrás dónde te llevará»

Redacción
Foto: Vatican Media

«La política es una alta forma de caridad». Con esta frase de san Pablo VI que tanto le gusta, el Papa Francisco presentaba la intención por la que ha ofrecido la misa de este lunes en Casa Santa Marta: que los partidos políticos de los distintos países «en este momento de pandemia busquen juntos el bien del país y no el bien de su propio partido».

Durante la homilía, Francisco se ha centrado en la figura de Nicodemo y su diálogo con Jesús, de noche («los que iban a hablar con Jesús no eran bien vistos»). Ha comenzado explicando que «no todos los fariseos son malos. También hubo fariseos justos», como este. Nicodemo tuvo la necesidad de acudir a Jesús porque «sentía inquietud, había leído los profetas y sabía que lo que Jesús estaba haciendo había sido anunciado por ellos».

La repuesta de Jesús es misteriosa: sin referirse este razonamiento del fariseo, le habla de nacer de nuevo; de «nacer de lo alto». «Es el salto que tiene que dar la confesión de Nicodemo, y no sabe cómo hacerlo. Porque el Espíritu es impredecible». Quien quiera dejarse llevar por él debe tener a la vez su «libertad» y ser «una persona dócil».

Un segundo Pentecostés

Para ser buen cristiano —ha continuado el Santo Padre— no basta con cumplir los mandamientos, si bien «hay que cumplirlos, eso es cierto». Además, hay que «dejar que el Espíritu entre en ti y te lleve donde quiera». Sin embargo, en nuestra vida cristiana muchas veces nos podemos quedar paralizados, como Nicodemo, ante las consecuencias que debe tener en nuestra vida que Jesús sea Hijo de Dios. «No sabemos qué paso dar, no sabemos cómo hacerlo o no tenemos confianza en Dios».

El Pontífice ha puesto el ejemplo de los apóstoles en Pentecostés: «No sabían lo que iba a suceder», pero cuando vino el Espíritu «salieron a predicar con ese valor, esa franqueza…». Lo mismo hizo la primera comunidad cristiana en la primera lectura de la Misa del día, cuando Pedro y Juan son puestos en libertad con la prohibición de volver a predicar en nombre de Jesús.

«No se detuvieron en las medidas de precaución, “no, ahora vayamos un poco más tranquilos…”. Rezaron. Dejaron que fuera el Espíritu quien les dijera qué hacer». Al terminar esta plegaria pidiendo luz y valor, «el lugar donde estaban reunidos tembló, y todos fueron llenos del Espíritu Santo y predicaron la Palabra de Dios con franqueza. Un segundo Pentecostés ocurrió aquí».

Así es —ha concluido el Papa— como «uno se prepara para nacer de nuevo: a través de la oración. La oración es lo que abre la puerta al Espíritu y nos da esta libertad, esta franqueza, este coraje del Espíritu Santo. Que nunca sabrás dónde te llevará. Pero es el Espíritu».