Solidaridad y unidad - Alfa y Omega

Solidaridad y unidad

La pandemia del coronavirus requiere, sostiene la CEE, «una responsable y generosa colaboración nacional e internacional». Nos la jugamos todos. Nos lo jugamos todo

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Foto: EFE/Ana Escobar

España e Italia, dos países severamente golpeados por el coronavirus, apelan a la solidaridad de los Estados miembro para hacer frente a la pandemia y a las devastadoras consecuencias en su tejido social. Tristemente muchos miran para otro lado. Porque creen que los miles de muertos y afectados no son suyos. Porque no quieren poner dinero.

Demuestran así su cortedad de miras: el COVID-19 no entiende de fronteras –aunque sea conveniente controlarlas en estos momentos– y hay que anticiparse en su lucha, intentando no tropezar en la piedra en la que ya han tropezado tantos países. Hacen gala también de un enorme egoísmo y de escasa confianza en el proyecto europeo. Un proyecto que nació con la certeza de que hacían falta «logros concretos que creen una solidaridad de hecho» (Tratado de París, 1951) y con el deseo de «asegurar, mediante una acción común, el progreso económico y social de sus respectivos países, eliminando las barreras que dividen Europa» (Tratado de Roma, 1957).

Las Iglesias católicas y protestantes del continente –agrupadas en la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE) y en el Consejo de Iglesias Europeas (CEC), respectivamente– pidieron la semana pasada «sabiduría y fuerza a los dirigentes tanto a nivel nacional como europeo». Es momento, sostienen, de que «demostremos nuestro compromiso conjunto con el proyecto europeo y con los valores europeos comunes de solidaridad y unidad, en lugar de capitular ante el miedo y los nacionalismos». Entre otras propuestas, abogan por «facilitar el intercambio de material médico», «adoptar medidas creativas que alivien el impacto social, económico y financiero» y «reforzar la asistencia humanitaria».

En la misma línea, este Domingo de Ramos la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Española reiteró que «la pandemia no conoce fronteras» y, por eso, «requiere una responsable y generosa colaboración, tanto a nivel nacional como internacional», en la que se impliquen «el sector público y el privado», «las instituciones civiles y religiosas». Contra el coronavirus, nos la jugamos todos. Nos lo jugamos todo.