Premio a una vida de amor: «Ella se levantó y bailamos…» - Alfa y Omega

Premio a una vida de amor: «Ella se levantó y bailamos…»

El movimiento Encuentro Matrimonial concede su Premio a una vida de amor a un matrimonio madrileño que cumple 59 años juntos

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
José Bendito y su esposa María Luisa Prieto

59 años casados, cinco hijos, 14 nietos y una bisnieta: los números de José María Bendito (84) y María Luisa Prieto (82) llaman la atención en una sociedad en la que el matrimonio es una institución a la baja. Ambos han obtenido el Premio a una vida de amor en la categoría de Amor más duradero, que cada año concede el movimiento Encuentro Matrimonial. Pero ellos, al otro lado del teléfono, recluidos en casa y sin salir por culpa de la pandemia de coronavirus, no paran de reír y de gastar bromas.

«Yo un día me salté las normas de mi casa y me fui a bailar con una amigas a un sitio que se llamaba Las tres pistas. Y allí estaba José María», recuerda María Luisa. Ese día lo tiene él tan grabado a fuego que es capaz de reproducir a la perfección las primeras palabras que le dirigió a la que luego sería el amor de su vida: «Señorita, no la he visto bailar en toda la tarde». Entonces, «ella se levantó y bailamos». Y así empezó esta historia de amor que cumple ya 59 años de vida matrimonial.

Al principio no lo tuvieron fácil. Su noviazgo transcurrió en la distancia, debido a que él se fue a hacer las milicias universitarias y luego pasó largas temporadas fuera de Madrid por trabajo. «Tuvimos dos años de relación por carta casi todo el tiempo», explica María Luisa, hasta que llegó el día de su enlace: el 20 de septiembre de 1961, con 24 y 26 años cada uno. Luego llegaros los hijos, uno a uno y así hasta cinco: la primera y la última se llevan 17 años.

Al preguntarles por el secreto de su unión, María Luisa es clara: «En nuestra vida, lo principal ha sido que desde el primer día metimos a Dios en nuestra vida juntos. Por eso hemos durado tanto».

Su marido recuerda la primera vez en que, ya casados, fueron a cenar a un restaurante: «Estaba por la Puerta del Sol, y bendecimos la mesa, y así lo hemos hecho siempre en casa», y también rememora su primera noche como recién casados: «Desde la primera vez que dormimos juntos le pedimos a Dios que nos ayudara», un gesto que se ha concretado durante estos 59 años en el rezo de tres avemarías antes de dormir. «Todo eso nos ha llevado a no acostarnos nunca enfadados. Eso no nos ha pasado nunca en nuestra vida», dice María Luisa.

Junto a todo ello, ambos destacan la importancia de haber vivido la fe en comunidad desde el principio –«estar siempre en un grupo compartiendo la Palabra de Dios y compartiendo nuestras vidas da un sentido de la vida muy distinto, que te da mucha confianza en el Señor»–, y la posibilidad de haber podido transmitir su experiencia matrimonial en los cursos de novios que han impartido durante 30 años.

«Ha sido Dios», explican al unísono al contar cómo lo han conseguido. «Nosotros somos muy sencillos, sin grandes pretensiones. Hemos tenido preocupaciones, hemos tenido paro con cinco hijos en casa y lo hemos pasado mal, pero siempre hemos estado unidos».

¿Cómo lo hacen a la hora de discutir? «Yo me quito de en medio», dice José María entre risas. Y a la hora de abordar el tema del confinamiento dan un consejo a las parejas que se ven obligadas a vivir 24 horas bajo el mismo techo: «Que jueguen juntos», dicen. «Yo le enseñé a jugar a las cartas y ahora me gana todas las partidas, lo llevo fatal», ríe él.

En estos días de cuarentena, «compartimos las tareas del hogar, vemos la tele juntos, dormimos mucho y cuidamos nuestro descanso. Lo que hace falta es tomar conciencia de la situación que tenemos. Nosotros nos repartimos las tareas y nos organizamos para sobrellevarlo bien. Hay que tener tranquilidad para aceptar en cada momento lo que viene», explican.

A un nivel más profundo, animan a preguntarse «qué nos quiere decir Dios con todo esto. Cada uno debe sacar sus propias conclusiones, porque Dios habla a través de la Palabra y de los acontecimientos. Si esto ha pasado, por algo será. Tenemos que ver qué podemos cambiar cada uno de nosotros para mejorar en la familia y a otros niveles. “Dios no hace basura”, se dice mucho en Encuentro Matrimonial. Y es verdad. Esto que está pasando no es basura, y nos tiene que valer para mucho».