Sonia, Rosa y Odete: las intérpretes que llevan al lenguaje de signos las Misas de la catedral de La Almudena - Alfa y Omega

Sonia, Rosa y Odete: las intérpretes que llevan al lenguaje de signos las Misas de la catedral de La Almudena

Estas tres mujeres se han convertido en rostros familiares en las Misas de la catedral madrileña a través de YouTube. Son integrantes del equipo de intérpretes en la parroquia Santa María del Silencio de Madrid, específica para personas sordas

Begoña Aragoneses

Todos los días, a las 19:00 horas, cuando el cardenal Carlos Osoro o alguno de sus obispos auxiliares –porque se turnan– suben las escaleras del altar de la Virgen de la catedral de la Almudena para celebrar la Eucaristía junto al diácono Fausto Marín, ya están allí, preparadas para un día más de servicio, Sonia, Odete o Rosa –dependiendo del día, porque ellas también se turnan– para interpretar en lengua de signos la celebración.

Desde que el día 11 de marzo se comenzaran a retransmitir las Misas de la catedral de la Almudena a través de YouTube, como una forma de acercar la Eucaristía a los hogares ante la suspensión de las celebraciones públicas, estas tres mujeres se han convertido en rostros familiares que completan un servicio a unos fieles con una diversidad funcional que no se ve, invisible para la sociedad, y para el que se sienten especialmente llamadas por ser, con sus manos, una voz para ellos.

Integrantes del equipo de intérpretes en la parroquia Santa María del Silencio, en Cuatro Caminos, específica para personas sordas, Sonia explica que fue a través del párroco, Iñaki Gallego, en colaboración con el Arzobispado de Madrid, como surgió la posibilidad de interpretar las Eucaristías de YouTube: «Llevamos años colaborando con la catedral en celebraciones especiales; también en las Misas de la Almudena de la plaza Mayor». Ahora que el confinamiento es obligado, el poder acceder a una Eucaristía diaria con intérprete ha supuesto una inmensa alegría para las personas sordas.

De hecho, en los grupos de WhatsApp que tienen han celebrado esta oportunidad. «Y no solo los de Madrid, nos han escrito incluso personas desde Galicia que se está sumando a la Eucaristía diaria de la catedral. Muchos también se alegraron cuando nos vieron en la del pasado domingo celebrada por el cardenal por las víctimas del coronavirus: “¡Por fin una Misa interpretada por televisión!”, nos decían».

Sonia, Rosa y Odete se presentaron voluntarias para este servicio. «Se hace muy raro llegar a la catedral y ver la plaza de entrada vacía, los bancos vacíos… Dentro solo estamos nosotros y el personal de seguridad. Escuchamos ecos que jamás habíamos oído», describe Sonia. Aunque, en el fondo, ellas saben que no están solas: «Estamos celebrando con toda la Iglesia –cuenta Odete, portuguesa que lleva diez años en España y que pertenece a un instituto de vida consagrada–; a pesar de estar vacío, el templo está lleno de personas que necesitan palabras de consuelo, de alivio. Detrás de las cámaras hay rostros». Y Rosa, con un ERTE en casa porque trabaja en un restaurante y con su madre de 94 años en una residencia, añade: «Yo sé que estoy llegando a cada casa, a cada hospital, a cada cama; y cuando entro en la catedral y veo al Señor en el centro, pienso “menos mal que estás aquí, cuánta falta nos haces”. Hay mucha grandeza dentro de la catedral vacía».

Privilegiadas

«Intentaré hablar despacio para que se pueda traducir bien –le dijo monseñor Santos Montoya a Rosa al comenzar una de sus homilías–, y si puedes mejorar de algún modo lo que diga, pues mejor». Y eso a ella le dejó «alucinadísima», porque siente mucha responsabilidad pero también mucho orgullo: «Soy una superprivilegiada de poder estar aquí; estoy haciendo llegar esto tan importante que dice el obispo». Y ellos, los obispos, tienen palabras de agradecimiento hacia su trabajo y en alguna ocasión han extraído alguna enseñanza gracias a su servicio. El propio monseñor Montoya aseguró hace unos días que «la Eucaristía hemos de traducirla después, con la gracia que nos viene de lo alto, y mostrarla en signos que testimonien que Dios está en medio de nosotros».

Los días que le toca a Odete ir a la catedral, llega media hora antes: «Me siento en los bancos frente a la Virgen y ofrezco mi comunión por todos los que no pueden comulgar, mi vida para que el consuelo de Dios llegue a todos, y sé que la Virgen nos está protegiendo. ¿Que si me da vértigo salir de casa? ¡Estamos en manos de Dios!».

Estas tres mujeres se han organizado ya para interpretar las celebraciones de Semana Santa, que se podrán seguir igualmente a través del canal de YouTube del Arzobispado –las del Domingo de Ramos y Domingo de Resurrección, por Telemadrid–. «Yo ya me estoy preparando las lecturas del Jueves Santo», cuenta Rosa, porque, sí, lo hace siempre que le va a tocar a ella. «Tengo que comprender lo que tengo que expresar», que es, ni más ni menos, «la Palabra de Dios».