Cáritas: esta crisis sanitaria «pone en evidencia las cosas que ya estaban mal» a nivel social
Se refiere a la precariedad laboral; a la situación económica de las familias, mermada por la anterior crisis; a las personas que trabajan sin contrato y a las que, además, suman una situación administrativa irregular. «Estos colectivos son los que se van a ver más afectados»
Los datos de empleo publicados este jueves no pueden ser más desalentadores. El número de personas sin trabajo en nuestro país ha subido en más de 300.000, un ascenso motivado por la crisis sanitaria que vivimos por la COVID-19, que ha convertido al mes de marzo de este año en uno de los más negros de la historia de nuestro país en materia de empleo. Una estadística en la que no entran los cientos de miles de personas que han sufrido un Expediente de Regulación de Empleo Temporal (ERTE) en sus empresas, cuya viabilidad, además, no está asegurada. Y, evidentemente, todas aquellas personas cuyo trabajo era irregular y también lo han perdido.
La reflexión de Cáritas Española va en la línea de que la crisis sanitaria que vivimos «pone en evidencia las cosas que ya estaban mal», afirma Ana Heras, coordinadora del equipo de Economía Solidaria de la entidad eclesial. Se refiera a la precariedad laboral, que «ha ido campando a sus anchas» en los últimos años; a la situación económica de muchas familias, «que perdieron el colchón que tenían para afrontar eventuales dificultades en la anterior crisis; y a los colectivos más vulnerables como las empleadas del hogar, muchas de ellas sin contrato, los trabajadores en situación irregular y, dentro de estos, aquellos cuya situación administrativa no está regularizada.
Heras se congratula de que el Gobierno haya accedido a aprobar una prestación a este último colectivo, pero añade que esta solo afecta a las que tengan un contrato en vigor. «Hay muchas que no lo tienen y se quedan fuera de estas ayudas. Además, como algunas están en situación administrativa irregular tampoco tienen derecho a otras coberturas como la sanitaria. Todo esto venía pasando, pero la coyuntura actual lo agrava más», añade. La solución a esta problemática, explica, pasa por una suerte de renta básica, más universal.
Con todo, espera que las circunstancias que estamos viviendo sirvan para que en el futuro haya una mayor conciencia social ante la precariedad que viven determinados colectivos. En este sentido, cree que, al igual que se hace con los sanitarios, se debería poner en valor la labor de las personas que se dedican al sector de los cuidados, que son «los que sostienen la vida de las personas».
La Diócesis de Osma-Soria crea un fondo de solidaridad
Ante esta situación social, proliferan las iniciativas eclesiales que buscan paliar los efectos en los trabajadores que han perdido su empleo. Una de ellas ha partido del obispo de Osma-Soria, Abilio Martínez Varea, que ha decidido crear un fondo diocesano de solidaridad que contará, en un primer momento, con 125.000 euros aportados por la propia diócesis, Cáritas diocesana y el Seminario de El Burgo de Osma.
El fondo ayudará a trabajadores y autónomos que hayan perdido su trabajo, así como a negocios familiares en dificultades. En los próximos días, según ha informado la diócesis, se abrirán vías para que se sumen con aquella cantidad que deseen sacerdotes, religiosos, cofradías… Más adelante, podran participar particulares.
«Sé de vuestra gran generosidad y que esta propuesta no agota ni mucho menos las posibilidades y las iniciativas que esta situación nos exige», reconoce Martínez Varea, pues «se trata solo de una pequeña contribución que nos ayude a dar un mejor testimonio del amor de Dios a los hombres». «En la solemnidad del Jueves Santo que, en breve, celebraremos, la Iglesia hace profesión pública de fe en el Señor que instituye la Eucaristía como alimento espiritual y sacramento de comunión. Comunión que nos lleva a querer a todos como hermanos y preocuparnos de sus necesidades», concluye el prelado en una carta.