Así trabajan las universidades católicas contra el coronavirus - Alfa y Omega

Así trabajan las universidades católicas contra el coronavirus

Cesión de respiradores, donación masiva de material, investigación… Las universidades católicas españolas han puesto todos sus recursos a disposición de las autoridades para luchar contra el COVID-19

José Calderero de Aldecoa
Parte del material sanitario donado por la Universidad CEU San Pablo. Foto: CEU

Tomás Chivato, decano de Medicina de la Universidad CEU San Pablo, describe la lucha contra el coronavirus como «una guerra, con todas las letras. Nuestro enemigo es un agente biológico contra el que no teníamos defensas, por lo que estamos pagando un precio altísimo». Para hacerle frente, las universidades católicas españolas con facultades de la rama sanitaria han puesto a disposición de las autoridades todas las armas que tenían en su poder y que hace tan solo unas semanas servían para formar a los futuros médicos, enfermeros, farmacéuticos… Son mascarillas, batas, calzas, hisopos, guantes. «Todo lo que utilizaban los alumnos en clase lo hemos donado a los hospitales», explica Chivato.

La Universidad Católica de Ávila, por ejemplo, ha entregado el material que tenía en el Aula de Simulación Hospitalaria, donde se realizan las prácticas de las titulaciones sanitarias, así como en el laboratorio de Biotecnología, vinculado a titulaciones del ámbito biotecnológico. Son 125 batas o mandiles quirúrgicos, 250 gafas antisalpicaduras, 150 mascarillas FFP3, 120 mascarillas normales, tres pantallas de protección, 2.800 guantes de nitrilo, 2.000 guantes estériles y 60 litros de solución desinfectante. Destaca la cesión de la UCAV de un respirador –tan necesarios para la atención de pacientes con coronavirus–, que la institución tenía en el aula de simulación.

En la Universidad Pontificia de Salamanca, por su parte, se han puesto a fabricar material sanitario con sus impresoras 3D y su Servicio de Asistencia Psicológica Sanitaria (SAPS) ha habilitado un canal de atención psicológica para atender a los miembros de la comunidad universitaria. El SAPS, además, se ha puesto a disposición de las autoridades para dar asistencia a sanitarios y familiares de víctimas del coronavirus.

En el caso de la Universidad CEU San Pablo, contando con todos sus centros a nivel nacional, han donado más de 350.000 guantes, casi 10.000 mascarillas, cerca de 3.000 batas desechables, 3.300 calzas de plástico y 2.800 hisopos. «Estamos muy satisfechos, muy orgullosos, de poder colaborar en la solución a esta pandemia en la medida de nuestras posibilidades», asegura el decano de Medicina.

Pero la colaboración del CEU no se reduce solo a la entrega de material, también lo están fabricando. «La Facultad de Farmacia tiene un departamento de galénica para la producción de fármacos, y han empezado la producción de gel hidroalcohólico», asegura Chivato. «Se lo estamos haciendo llegar al grupo HM Hospitales para que todos los profesionales, pacientes, familiares, profesionales de administración y servicios puedan utilizarlo e intentar frenar de alguna manera la diseminación de este virus».

Respirador donado por la UCAV. Foto: UCAV

Investigando el coronavirus

La universidad también ha creado el Comité Científico COVID-19 USP-CEU para «tratar de colaborar con las autoridades sanitarias en el trabajo de investigación para conocer el virus y así poder combatirlo mejor, y también para asesorar a la Fundación CEU ante esta situación de pandemia. Hay que tener en cuenta que tenemos cerca de 30.000 alumnos distribuidos por diferentes puntos del territorio nacional».

El equipo está formado por profesores expertos en campos como epidemiología, virología, inmunología, salud pública y biología molecular, así como por los decanos de las facultades de Farmacia, Medicina y el vicerrectorado de Investigación, y responsables del área de Prevención de Riesgos Laborales. «Estamos en esta situación de pandemia, que es una crisis sanitaria inédita en el mundo científico, provocada por un agente infeccioso contra el que no estábamos preparados porque no lo conocíamos». Por ello, «estamos trabajando para afrontar lo que está ocurriendo y lo que va a ocurrir en el futuro, y para tratar de poner en marcha los tratamientos tanto sintomáticos como preventivos y curativos necesarios», explica Chivato.

Alumnos en primera línea

Por último, la Universidad CEU San Pablo ha puesto a disposición de las autoridades los laboratorios de su Facultad de Farmacia y de Medicina para la realización de la prueba para la detección del COVID-19. «Ambas facultades disponen de diferentes laboratorios muy bien dotados, con aparataje de alta tecnología que permite realizar esta prueba de manera fiable, además de expertos capaces para hacerla. Nuestras instalaciones están ofertadas, y ya depende de si el Gobierno lo considera necesario».

Siguiendo el compromiso de la institución, sus alumnos, en concreto muchos de los estudiantes de los últimos cursos de Enfermería, ya se encuentran en primera línea contra el coronavirus. «Algunos de ellos ya han sido contratados por el grupo HM para dar apoyo como personal auxiliar sanitario en diferentes hospitales». Se trata de alumnos «a los que apenas les quedan unas semanas para ser profesionales y están siempre supervisados. Están haciendo una misión extraordinaria de ayudar a sacar adelante a los pacientes afectados», concluye el decano de la Facultad de Medicina.

Supercomputadoras contra el virus

En el campo de la investigación también destaca la actividad de la Universidad Católica de Murcia (UCAM). Su grupo BIO-HPC inició en el mes de enero un estudio con la empresa austriaca Innophore GmbH para proponer posibles fármacos ante el COVID-19. Para ello, utilizan varias supercomputadoras, situadas en el top 100 de las más potentes del mundo, que analizan miles de moléculas para predecir cuáles de ellas pueden ser las más efectivas contra las proteínas diana que se van identificando en el coronavirus.

«En los cálculos realizados hemos utilizado una aproximación que se llama reposicionamiento, que significa que no proponemos una molécula desde cero, sino que intentamos reaplicar fármacos que se conocen en otro contexto para ver si pueden funcionar en una enfermedad nueva, como es el caso actual del COVID-19», explica Alfonso Pérez-Garrido, uno de los miembros del equipo de investigación.