La Iglesia se suma al cuidado de los sanitarios: «Ya no pueden más» - Alfa y Omega

La Iglesia se suma al cuidado de los sanitarios: «Ya no pueden más»

Universidades católicas y diócesis ponen en marcha servicios de atención psicológica y de acompañamiento, incluido el espiritual, para los profesionales que trabajan sin descanso para salvar vidas en una pandemia que ha saturado los centros hospitalarios

Fran Otero
Dos enfermeras se abrazan en el exterior del hospital Severo Ochoa de Leganés. Foto: Reuters/Susana Vera

Si hay un colectivo que en estos momentos vive una situación límite, es el de los sanitarios. La crisis del COVID-19 les ha deparado guardias interminables, un número de pacientes muy elevado y en situaciones críticas, y muchos momentos de estrés. Circunstancias que, según los expertos, pueden afectar a la salud emocional de estos profesionales, a su entorno personal e incluso a su trabajo. Quizá por eso, en las últimas semanas, han proliferado iniciativas para la atención psicológica y el acompañamiento desde diferentes instituciones, colegios oficiales de psicólogos, universidades y también desde la Iglesia católica.

La Universidad Pontificia Comillas y la Compañía de Jesús ya han dado respuesta a esta situación con espacios para que los sanitarios puedan compartir su experiencia, hablar con alguien y recuperar fuerzas. Se trata de sanitarios.noestassolo.es, plataforma que ha sido desarrollada por especialistas en psicología clínica, psicólogos generales sanitarios y psiquiatras de la Unidad Clínica de Psicología (UNINPSI) de la citada universidad.

Su directora, Virginia Cagigal, que es doctora en Psicología y especialista en psicología clínica, explica que existen protocolos para que los sanitarios puedan tener espacios de reunión posteriores a las intervenciones y puedan dialogar en pequeños grupos sobre situaciones complicadas que han vivido. «En esta crisis, en diversos centros esto sí está siendo posible, lo que es enormemente positivo; pero en otros servicios no se está pudiendo desarrollar, y por ello hemos querido ofrecer este espacio», añade.

Lo que proponen es escucha, un espacio para la expresión emocional, y trabajo para reorientar la tarea al sanitario, a la vez que se le ayuda «a redefinir la experiencia vivida, a recolocar las propias emociones, a resignificar su vivencia y a que no se produzca un bloqueo emocional, tratando de minimizar el riesgo de posibles problemas psicológicos».

Por el momento ya han atendido a casi un centenar de personas de muy diferentes profesiones, todas dentro del ámbito sanitario, y que muestran dificultades, añade Cagigal, vinculadas al exceso de ansiedad y emociones como angustia o culpa, aunque también al miedo o rabia «ante la desprotección que están experimentando».

Otra iniciativa centrada en los sanitarios sale de otra universidad católica, la Abat Oliba CEU de Barcelona. Allí, la Unidad Terapéutica de Asistencia Psicológica (UTAP) ha puesto en marcha el proyecto UTAP Contigo, que, entre otros servicios, ofrece cápsulas audiovisuales –pequeños vídeos de dos minutos de duración– para el autocuidado de estos profesionales. Los contenidos incluyen ejercicios de relajación y pautas para cuidarse: hay consejos para empezar la jornada en el hospital, para hacer pequeños paréntesis durante el tiempo de trabajo y estrategias para afrontar todo lo que están viviendo. «Es nuestra manera de actuar sobre la herida invisible de esta crisis, que es la psicológica», afirma Montserrat Giner, directora de la UTAP y autora de la primera cápsula.

Al margen de la atención psicológica, más específica, también hay numerosas iniciativas de escucha y acompañamiento, muchas lideradas por la Iglesia. Son solo un ejemplo los Centros de Escucha para el Estado de Alarma de la archidiócesis de Madrid, que tienen una sección para sanitarios; o el servicio de acompañamiento telefónico a los profesionales del Servicio Extremeño de Salud por parte de los voluntarios del Centro de Escucha-San Camilo, de la archidiócesis de Mérida-Badajoz.

Acompañamiento espiritual

En el caso del Arzobispado de Barcelona, el servicio que han puesto en marcha a instancias del cardenal Omella ofrece específicamente un acompañamiento espiritual para servidores públicos. Atiende a profesionales sanitarios, pero también a miembros de los cuerpos policiales y bomberos, y a personal administrativo, de limpieza o asistencia social a través del correo espiritualbarcelona@gmail.com y del WhatsApp 619 131 553.

Margarita Bofarull es religiosa del Sagrado Corazón, además de teóloga y médico. Ella forma parte del grupo de acompañantes que atienden a los sanitarios. Mientras llegan las peticiones a este nuevo servicio, ella esta atendiendo a muchos colegas médicos, con quienes habla a diario: «Están desbordados y en shock. Me decía uno estos días que cuando llegaba a casa se ponía a llorar. Llegan desmontados y exhaustos y, encima, con miedo a contagiar a sus familiares. A veces, incluso llaman durante la guardia, porque llega un momento en que no pueden más».

La principal misión de este acompañamiento espiritual es la escucha y el consuelo: «La fe es un eje que sostiene en estos momentos. A veces, leemos un salmo, rezamos un padrenuestro… y otras veces plantean angustias y dudas. En momentos así siempre surgen cuestiones sobre el misterio del mal y el dolor, y la pregunta sobre dónde está Dios». También, continúa Bofarull, se trata de mostrar a la persona «un Dios misericordioso que acoge» y transmitir la oración de la Iglesia, que en muchos lugares se sigue celebrando en privado y en la que se tiene presente a las personas que sufren.

Pautas para afrontar la situación

Según Virginia Cagigal, directora dela UNINPSI, muchos sanitarios ya conocen lo que pueden hacer y lo que les puede ayudar en estos momentos, pero añade que el propio estrés a veces bloquea estos recursos propios.

Por ello cree que, a través de la escucha, «es importante reconectar a las personas con sus propias capacidades, que recuperen la confianza en sí mismas, y recordar pautas básicas antes y después de las intervenciones».

Las primeras pautas van dirigidas a orientarse a la tarea, a darse instrucciones sobre cómo y qué hacer, y a limitar la exposición a lo traumático la medida de lo posible. Las segundas tienen que ver con la recuperación de las actividades cotidianas y necesidades básicas, con promover el apoyo social, bien con sus compañeros o con su entorno familiar, y también con saber pedir ayuda y apoyo psicológico cuando se necesita «para poder volcar tantas emociones contenidas y que a veces van a tardar tiempo en ir saliendo».