De cómo Pietro donó su respirador, y otras historias de la radio - Alfa y Omega

De cómo Pietro donó su respirador, y otras historias de la radio

Radio Vaticana ha puesto en marcha En primera línea, un programa en italiano en el que se recogen iniciativas y testimonios de cómo personas de todo tipo están viviendo la crisis causada por el COVID-19

María Martínez López
Foto: REUTERS/Guglielmo Mangiapane

Pietro Floreno acaba de cumplir 57 años. De ellos, lleva diez postrado en la cama. La culpable es la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), que ha ido paralizando poco a poco todos los músculos de su cuerpo. Su vida depende totalmente de un respirador; por ello, además del que tiene conectado de forma habitual, en su casa hay otro de reserva. O lo había. Hace unos días, utilizando el programa de seguimiento ocular con el que se comunica, Pietro le propuso a su mujer donarlo. «Nosotros lo tenemos de reserva, y ahora puede ayudar a alguien afectado por el [corona]virus. Y si la emergencia termina dentro de dos o tres meses, lo recuperamos».

La de Pietro es una de las historias que, día a día, van mostrando los distintos rostros de la crisis del COVID-19 en Italia a través del programa En primera línea. Vivir con fe el tiempo del coronavirus, de Radio Vaticana. Su puesta en marcha –explicaba a La Stampa Maximiliano Menichetti, responsable de Radio Vaticana en italiano– estuvo inspirada por la iniciativa del Santo Padre de transmitir en directo por streaming la Misa desde la Casa Santa Marta. «En un momento en el que se han suspendido las celebraciones públicas, los retiros y las peregrinaciones, el Papa abre la puerta a todos para llevar la Buena nueva, una palabra de esperanza y salvación, la Palabra de Dios».

Una actitud que hizo que en la emisora de la Santa Sede se sintieran llamados a hacer lo mismo. En su caso, «no solamente para contar las situaciones que Italia y el mundo viven a causa de esta pandemia –matiza Menichetti–, sino para escuchar, recoger, compartir historias y voces, sobre todo llevar a la gente esa mirada más amplia que surge del Evangelio, capaz de llenar el corazón, de no dejar a nadie solo».

Internet, nueva parroquia

En primera línea se puede escuchar en Italia a las cinco de la tarde. También está disponible en el podcast de la radio y en las aplicaciones móviles Radio Vaticana y Vatican News en italiano. Es solo uno de los proyectos de comunicación puesto en marcha estos días por la Iglesia en Italia.

Se suma por ejemplo a una página web específica de la Conferencia Episcopal Italiana. Bautizada como Chi ci separera (Quién nos separará, chiciseparera.chiesacattolica.it), la web, con un enfoque más oficial que el programa de radio, comparte reflexiones, noticias, materiales pastorales y buenas prácticas. También la Asociación de docentes Universitarios de la Disciplina Jurídica del Fenómeno Religioso (ADEC por sus siglas en italiano) ha inaugurado un portal sobre las implicaciones jurídico-religiosas del COVID-19.

«Apenas puedo rezar»

El programa de Radio Vaticana, convertido también en una sección dentro de la web de Vatican News en italiano, va recogiendo todos los mensajes y contenidos oficiales de la Iglesia en relación con la pandemia: la homilía diaria del Papa en Santa Marta, las distintas decisiones sobre el funcionamiento de las parroquias, cartas de obispos o mensajes de apoyo recibidos de otras iglesias y comunidades eclesiales.

Pero su contenido más original es el que se va haciendo eco de testimonios y de distintas iniciativas de entidades y particulares. En lo testimonial, uno de los más conmovedores ha sido la llamada de una anciana de Bérgamo, una de las ciudades más golpeadas, que la semana pasada contaba cómo su marido había muerto pocos días antes. Estaba delicado de salud, y vivía en una residencia. Llena de dolor, la mujer reconocía que «en este momento apenas puedo rezar, como solía hacer. Pero intento tener contacto personal con Dios, eso no lo pierdo», matizaba con fe.

«Es un momento extraño –continuaba–, me habría gustado tener gente alrededor. Me encantan los abrazos, porque comunican mucho. Y sin embargo, nunca habría imaginado que por teléfono podría recibir tanto apoyo moral. El otro día me hacía falta una patata para una receta, y se me vino a la cabeza llamar a la vecina de arriba, que me la dejó en la puerta».

Pequeños y grandes gestos

Un pequeño gesto de generosidad que refleja el amplio espectro de iniciativas de ayuda que se va desgranando en el programa. Una primavera de la caridad que el Papa agradeció este viernes en la Misa. Las ideas para ayudar recorren todo el espectro: de lo grande a lo pequeño, de lo emocionante a lo divertido o simpático.

De los obispos de la región de Toscana que han donado el sueldo íntegro de un mes para equipar ambulancias, a la urbanización de Ostia en la que los vecinos han quedado cada tarde para salir a las ventanas y rezar un padrenuestro y un avemaría, o al coro parroquial que ensaya por videoconferencia. Fuera de la Iglesia, el proyecto del centro de teatro Campsirago Residenza para que los niños participen mediante una llamada telefónica en una lectura interactiva de los Cuentos por teléfono, del escritor Gianni Rodari, que recoge las fábulas que un padre, de profesión viajante, cuenta cada noche a su hija a distancia.

La solidaridad de los presos

Fiel a su vocación de llegar a quienes más lo puedan necesitar, en los programas de En primera línea tienen un protagonismo especial las personas solas o más afectadas por el aislamiento. Estos días se ha contado, por ejemplo, cómo las mujeres internas de la cárcel de Giudecca habían organizado una colecta para el hospital de Mestre, con la que habían recaudado 110 euros. En otras cárceles, los reclusos donan sangre para los hospitales o fabrican mascarillas.

Son distintas formas de solidaridad, con las que también devuelven el apoyo recibido en otros lugares. En Bérgamo, una de las ciudades más golpeadas por la enfermedad, con toda la actividad económica detenida, Cáritas se las apañó para encargar y distribuir mil botes de jabón líquido; una necesidad que les habían hecho llegar los responsables de las instituciones penitenciarias.

Otra iniciativa que ha logrado poner algo de humanidad en esta terrible situación ha sido la del personal sanitario de dos hospitales pequeños de Garda, que para hacer más llevadero el aislamiento a los enfermos, han permitido a sus parientes acercarse hasta las ventanas de sus habitaciones para que se puedan ver y saludar; y que incluso hacen a los pacientes vídeos y fotos para sus familiares.