Un oficial nazi devoto de un icono, y una iglesia abandonada que intenta renacer - Alfa y Omega

Un oficial nazi devoto de un icono, y una iglesia abandonada que intenta renacer

Durante la Segunda Guerra Mundial un oficial alemán, Georg Franz Moravеc, salvó valiosas imágenes de las ruinas de la iglesia católica romana de Bishche (Ucrania). 70 años más tarde, desde los EE. UU., el sacerdote Stanisław Żak apoya la reconstrucción del edificio donde rezaron sus antepasados

Redacción
Foto: Vatican News

Stanisław Żak nació en Polonia en el seno de una familia originaria de la actual Ucrania occidental. Sabía que Bishche era un pueblo del lejano este, de donde las autoridades soviéticas expulsaron a sus padres. Esa región ucraniana, como las vecinas de Bielorrusia y Lituania, habían pertenecido a Polonia hasta la Segunda Guerra Mundial; y tenían una gran población de católicos latinos. Al final del conflicto, la URSS las reclamó para las repúblicas soviéticas, y las fronteras polacas se desplazaron hacia el oeste a costa de territorio alemán. 1,2 millones de polacos de los nuevos territorios soviéticos fueron obligados a trasladarse al oeste de la nueva Polonia.

Entre ellos estaban los padres del sacerdote, junto con el resto de habitantes polacos de Bishche. En una iglesia hasta entonces luterana, en Racławice Śląskie en el sur de Polonia, no muy lejos de la frontera con la República Checa, los repatriados polacos colocaron un icono de Nuestra Señora de Bishche, ante el cual elevaron sus fervientes oraciones.

El padre Stanisław Żak celebra la Eucaristía en la iglesia de Bishche. Foto: Vatican News

A partir de historias sobre el pueblo natal, Stanisław conocía los nombres y apellidos de todos los habitantes de ese pueblo, tan lejano al este. Recuerda a su abuela ucraniana que le enseñó el idioma. Pero sobre todo recuerda las historias de sus familiares sobre la iglesia del Santísimo Sacramento (siglo XVIII), quemada durante el conflicto, y sobre las imágenes sagradas que contenía.

Vigilia de adoración en el sótano

«Cuando la iglesia fue incendiada, mi tía fue allí», narra el padre Stanisław Żak. «Ella se ocupaba de la limpieza del altar, así que sabía dónde estaban las llaves del tabernáculo. Tomó consigo los dos cálices y el Santísimo Sacramento, los envolvió en un mantel y los llevó al sótano de la casa de su hermana. Durante toda la noche las dos mujeres rezaron y adoraron al Santísimo Sacramento. Al amanecer mi tía envió a su hija a llevar el Santísimo Sacramento a Berezhany, donde se escondía su párroco, el padre Filip Zając. “Si has llegado hasta aquí con el Santísimo Sacramento, entonces llevémoslo a la iglesia”, le dijo el sacerdote. Así, el canónigo Adam Gącucki tomó el Santísimo Sacramento y junto con la muchacha lo llevó a la iglesia. Luego le pidió que diera las gracias a mi tía, que había hecho saber a los sacerdotes que los iconos de Bishche estaban intactos a pesar del fuego, porque este se había extinguido a los pies del altar».

El padre Stanisław Żak celebra la Eucaristía en la iglesia de Bishche. Foto: Vatican News

El padre Zając decidió salvar la milagrosa imagen de Nuestra Señora y los otros iconos de la iglesia en Bishche. Para ello pidió ayuda a un oficial de la Wehrmacht, Georg Franz Moravеc, un católico que enseñaba música y tocaba el órgano en una de las iglesias de Munich antes de la guerra.

«Moravеc llamó a cuatro soldados y junto con mi abuelo y otro hombre fueron a Bishche, recuperaron las imágenes y las llevaron a Berezhany», sigue contando Żak. «Arriesgaron sus vidas. Cuando fueron detenidos en el camino por la Gestapo, que les preguntó qué transportaban, Moravec respondió que las imágenes de Bishche tenían que ser transferidas a un museo en Alemania. Así las salvó. Cuando los polacos de Bishche se trasladaron a Polonia en 1945, se llevaron los iconos y [el oficial alemán] les perdió el rastro. Después de largas búsquedas, Moravec rastreó los íconos de Bishche hasta Polonia en 1975. Contó que el padre Zając le había dado una medalla con la imagen de la Virgen como agradecimiento. Cuando fue trasladado de Berezhany al frente, la medalla le salvó la vida al detener una bala. Y hasta el último día de su vida alimentó una fuerte devoción por Nuestra Señora de Bishche. Hizo hacer una copia del icono. Hasta su muerte en 2005, visitaba regularmente Racławice. Queremos honrarlo, porque a pesar del peligro de muerte, siempre permaneció firmemente anclado en la fe», concluye el sacerdote polaco.

Árboles en el tejado

El padre Stanisław Żak llevó a cabo su servicio pastoral en Polonia, Inglaterra y los Estados Unidos. Siempre soñó con ir a Bishche, pero el gobierno soviético no emitía visados. Solo después de la independencia de Ucrania y tras la visita apostólica de san Juan Pablo II en 2001, logró llegar a la tierra de sus antepasados.

Oración en la iglesia que espera ser restaurada. Foto: Vatican News

«Al acercarme, vi la torre en ruinas y los árboles que crecían en el techo de la iglesia», recuerda. La puerta de la iglesia estaba enrejada con viejos tablones de madera, pero se las arregló para entrar. «Me arrodillé frente al altar principal y sentí algo extraño. Tuve la idea de que había que hacer algo para reconstruir esa iglesia. Tomé algunas fotos y cuando volví a mi parroquia americana, conté mi viaje a Ucrania y mostré las fotos. En la parroquia estaban los Caballeros de Colón, hoy también presentes en Ucrania. Uno de los feligreses, de origen armenio, me dijo: “Padre, tenemos que empezar a hacer algo”. Tomó su chequera y rellenó uno por 300 dólares. Así que abrí una cuenta bancaria y empecé a recoger donaciones».

Y volvieron las peregrinaciones

El padre Andrii Reminets, párroco de Berezhany, registró la comunidad católica romana de Bishche y en 2012 obtuvo el permiso para la restauración de la iglesia. El 31 de julio de 2015, el auxiliar latino de Leópolis, monseñor Leon Malyi, hizo la primera consagración del templo con las copias de los iconos que estaban allí antes. Al año siguiente se construyó el nuevo altar central y se restauraron las paredes. Y más tarde las criptas, donde se enterraba a los sacerdotes y los fieles. El año pasado se renovaron los cuatro altares laterales.

Hoy en día casi todos los habitantes de Bishche asisten al templo ortodoxo de la localidad, pero por iniciativas ecuménicas también van al católico. «Este era el santuario más antiguo de la arquidiócesis latina de Leópolis», explica Reminets. «Y ahora de nuevo, dos veces al año (el 15 de agosto y el 8 de septiembre) se celebran grandes peregrinaciones en las que participan los descendientes de los feligreses llevados a Polonia». Bajo el patrocinio del arzobispo de Leópolis de los Latinos, monseñor Mieczysław Mokrzycki, también se lleva a cabo un festival de jóvenes artistas organizado por una ONG.

El sacerdote con los trabajos de los jóvenes pintores. Foto: Vatican News

El padre Stanisław Żak continúa recogiendo donaciones y visita Bishche cada año. «Yo, en los Estados Unidos, y el padre Andrii en Ucrania, cada primer domingo del mes rezamos por todos los benefactores que ayudan a la restauración de esta iglesia y esperamos a un millonario. Si conocen a alguno, envíenlo al obispo o a mí –bromea–, porque todavía hay mucho que hacer y se necesita mucha financiación para completar la renovación de la iglesia».

Kostiantyn Chavaga / Vatican News / Redacción