Los Círculos de Silencio no paran: desde casa y en las redes sociales - Alfa y Omega

Los Círculos de Silencio no paran: desde casa y en las redes sociales

Reclamarán, de nuevo, que se cambien las políticas migratorias y que se garantice la seguridad sanitaria de los migrantes en un contexto de pandemia

Fran Otero
Imagen de archivo de un Círculo del Silencio en Ceuta

Los 35 Círculos de Silencio que se reúnen periódicamente en España y Marruecos no paran por la pandemia de coronavirus. Los momentos de silencio y oración que proponen se trasladarán a los domicilios particulares, donde el que así lo quiera podrá participar este jueves, 26 de marzo. Las demandas son las mismas: un cambio en las políticas migratorias

Para hacerlo, basta con leer el manifiesto solo o con las personas que vivan contigo y subir a las redes sociales una fotografía desde tu hogar con un cartel o folio con las etiquetas #CírculosdeSilenciodesdeCasa y #ahoramásquenunca y la ciudad en la que vives. También podrán enviarse a través de Whatsapp al 626314127.

El manifiesto de esta especial convocatoria afirma que en estos momentos no pueden dejar de alzar la voz por las personas migrantes que encarnan «a las víctimas de siempre». «Ellas han encontrado sus posibilidades de sobrevivir en trabajos muchas veces precarios que exigen deambular por las calles; han asumido muchos de los trabajos de cuidados en los hogares españoles; afrontan también en un elevado porcentaje tareas agrícolas en condiciones a menudo muy difíciles; son víctimas de la trata y se ven abocadas a la prostitución; se encuentran a menudo recluidas en los CIE por no cometer más delito que haber huido de las guerras, el hambre, la pobreza…», se puede leer en el texto.

Y por todo ello, exigen a la Administración cuatro medidas fundamentales. Que se frenen las repatriaciones y cualquier otra medida de orden judicial o administrativo que ponga en riego a las personas; que se cierren los CIE y se ofrezcan alternativas habitacionales dignas, y se garanticen las condiciones de seguridad sanitaria en albergues y alojamientos temporales; que se combatan y denuncien las afirmaciones de carácter xenófobo que buscan estigmatizar a los migrantes; y que tantos los poderes públicos como los medios de comunicación se comprometan a promover una información argumentada en positivo sobre las aportaciones que hace la población migrante y refugiada a nuestra sociedad.

Y concluye: «Surge una esperanza… Esta crisis ha puesto de manifiesto nuestra fragilidad, nuestra vulnerabilidad. Acaso ahora, que han caído nuestras seguridades, acaso ahora, que el estado de bienestar se tambalea, podamos liberarnos de los miedos que llevaron a cerrar todas las fronteras a las personas migrantes y refugiadas. Tal vez podamos, ahora, por fin, abrir los ojos y los brazos a quienes vienen del sur buscando un mundo mejor y pueden ayudarnos a construirlo».