Los obispos de Colorado aplauden la abolición de la pena de muerte en este estado - Alfa y Omega

Los obispos de Colorado aplauden la abolición de la pena de muerte en este estado

El ser humano tiene una dignidad que «no es posible perder aunque hayamos cometido grandes crímenes». Por ello, también la vida de los criminales es «sagrada», explican los obispos de Colorado en un comunicado hecho público con motivo de la firma de la abolición de la pena capital. Esta convicción –recuerdan– es compatible con la obligación de «no olvidar nunca a las víctimas»

Redacción
Foto: Paul Buck

Los obispos del estado de Colorado (Estados Unidos) han definido como «histórica» la decisión de abolir la pena de muerte. La firma el lunes, por parte del gobernador, Jared Polis, de la ley SB20-100 hace de este estado el 22º del país en abolir la pena capital a partir del 1 de julio. Supone también la conmutación de este castigo por el de cadena perpetua sin posibilidad de acceder a la libertad provisional para los tres condenados que quedaban en el corredor de la muerte.

En un comunicado publicado en la página web de la Conferencia de Obispos de Colorado, los prelados recuerdan que «la vida humana es sagrada desde la concepción hasta la muerte natural». Tiene, además, una dignidad que brota del hecho de que el ser humano ha sido creado a imagen y semejanza de Dios. Y que, por tanto, «no es posible perder. Somos hermanos y hermanas de Jesús, aunque hayamos cometido grandes crímenes o pecados».

Esta certeza, sin embargo, va unida a la convicción de que «nunca hay que olvidar a las víctimas de crímenes horribles. Como comunidad, debemos seguir apoyando a sus familias y seres queridos para que todos puedan encontrar consuelo, curación y perdón en el amor de Cristo».

Desarrollo del Magisterio

En el pasado —explica el comunicado de los obispos— se admitía la pena de muerte porque «se consideraba la única manera de proteger a la sociedad de los criminales más violentos». Sin embargo, al ir progresando los sistemas penitenciarios en las últimas décadas esta visión fue cambiando.

Durante el pontificado de san Juan Pablo II, el Catecismo reconocía que los casos en los que este castigo era «el único camino posible para defender eficazmente del agresor injusto las vidas humanas» ocurren «muy rara vez, si es que ya en realidad se dan algunos». También el Pontífice polaco afirmó en 1995 que «la sociedad moderna tiene los medios para protegerse, sin negar definitivamente a los criminales la oportunidad de reformarse».

El cambio definitivo llegó en 2018, cuando Francisco promovió la reforma del Catecismo para cambiar la formulación anterior del artículo 2.267 por otra en la que se reconoce la creciente «conciencia de que la dignidad de la persona no se pierde ni siquiera después de haber cometido crímenes muy graves». Ello, junto con «una nueva comprensión acerca del sentido de las sanciones penales por parte del Estado» y la implementación de «sistemas de detención más eficaces», permite afirmar que «la pena de muerte es inadmisible, porque atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona».

La abolición de la pena de muerte en Colorado dio su primer paso adelante el 31 de enero, al salir adelante con 19 votos a favor y 13 en contra en el Senado estatal. Posteriormente, el 26 de febrero, recibió el visto bueno de la Cámara de Diputados, con mayoría demócrata, con 37 votos a favor y 27 en contra, antes de ser convertida en ley con la firma del gobernador Polis, también demócrata.

Vatican News / Redacción