Tiempo de revisión - Alfa y Omega

La Cuaresma que hemos iniciado es tiempo propicio para la revisión, para descubrir y redescubrirse, valorar y revalorarse. Recogemos en esta ocasión el relato de la familia de M. y C.

«Cuando nos acercamos al centro de orientación familiar no comprendíamos que, a veces, las situaciones provocadoras de la vida pudieran ofrecer una oportunidad. «En otros tiempos –dice C.–, me consideraba una persona luchadora, pero numerosos desencantos y contratiempos acumulados hicieron mella en mi vida, envolviéndome en la indefensión y la desesperanza». «La ilusión que nos unió al inicio, tras el noviazgo y los primeros tiempos de nuestro matrimonio, no llegaba a concretarse en el proyecto compartido que habíamos soñado; caminábamos con proyectos individuales, y nuestros esfuerzos, en lugar de sumar, restaban comunicación, debilitaban los afectos, frustraban expectativas, alimentaban recelos y confluían en la familia en forma de conflictos, discusiones y, en ocasiones, en faltas de respeto que nuestros hijos no podían comprender», añade. Los desentendimientos y los conflictos relacionales «golpearon con fuerza mi autoestima, lo veía todo negro».

Lo que C. leía como abandono de funciones y falta de atención a los miembros de la familia, al no poder contar con M. para la satisfacción de las necesidades más prioritarias en momentos importantes, M. lo defendía como esfuerzos exigidos por el trabajo en función del bienestar familiar: «Tengo que cuidar en toda ocasión el negocio y los clientes».

«Es duro vivir utilizando estrategias de resistencia que nos llevan a sobrevivir esperando tiempos mejores», añade C. «La ayuda del COF nos fue útil para revertir el camino, y para ir advirtiendo que los recursos que poseen las personas suelen ser muchos y variados, aunque no siempre tengamos conciencia de ello». «No basta con tener un proyecto de familia que sea simplemente un sueño, una visualización de futuro, como pensando que las cosas van a suceder solo por desearlas. Ha sido necesario un giro existencial para redescubrirnos, valorarnos y, de alguna manera, sanarnos, redimirnos, y así reconstruirnos como familia».