Comida, duchas, mascarillas… los servicios del Papa a los pobres no cierran por el COVID-19 - Alfa y Omega

Comida, duchas, mascarillas… los servicios del Papa a los pobres no cierran por el COVID-19

El limosnero pontificio, cardenal Konrad Krajewski, ha asegurado a La Stampa – Vatican Insider que todos los proyectos de atención a los necesitados de Roma se han adaptado a las normas del Gobierno italiano. Además, nuevos voluntarios, sobre todo consagrados, se han ofrecido para sustituir a los que («y es normalísimo») se refugian en su casa

Redacción
Foto: CNS

«En estos días corremos el riesgo de pensar solo en nosotros mismos. Pero, ¿y los pobres? Para ellos es todo más difícil. No debemos y no podemos olvidarnos de tener la mano al que sufre y está solo». El cardenal Konrad Krajewski, limosnero del Papa, explica por qué la Limosnería Apostólica mantiene estos días sus servicios. Eso sí, adaptados a las nuevas normas emitidas por el Gobierno de Italia «con inteligencia evangélica», comparte en una entrevista a La Stampa – Vatican Insider.

Por ejemplo, su furgoneta sigue recorriendo las calles para ofrecer comida a los sintecho. Con un pequeño cambio: ahora, el bocadillo, los plátanos, las manzanas y la lata de atún en conserva se les entregan en una pequeña bolsa que el cardenal polaco ha bautizado como «la bolsita del corazón». Otro cambio es que el reparto empieza antes, para evitar que se formen colas. Los necesitados llegan, reciben su comida y se van en seguida, para evitar aglomeraciones.

La Limosnería Apostólica mantiene también la actividad de sus comedores. En los que disponen de espacios grandes, se hacen dos turnos para permitir que los indigentes guarden una distancia de seguridad entre ellos. En los pequeños, se ha dejado de servir comida, que ahora se les entrega para llevar. En ambos casos, se han tomado medidas para evitar las colas.

La higiene «es una necesidad»

Siguen abiertas incluso las duchas y los baños, pues la higiene «es una necesidad para los pobres», y más en estos momentos. Los responsables guardan la distancia de seguridad, y se pide que la entrada, utilización y salida se realicen de forma ágil. En todos estos servicios, además, se les entregan mascarillas. Se trata de «respetar todas las normas pero de que ninguno se quede sin ayuda», continúan las declaraciones de Krajewski a La Stampa. «Si no, ¿qué haría esta gente? ¿Quién les daría algo de comer?».

El cardenal polaco subraya que, para mantener estos servicios en funcionamiento, no les está faltando gente. «Muchos voluntarios se han asustado y han preferido quedarse en casa en este período. Es normalísimo, no es falta de valor. ¡Pero no somos pocos! Somos prácticamente los mismos porque hay otros nuevos que han querido ofrecerse».

Destacan entre ellos diáconos permanentes, sacerdotes y religiosas, que se han ofrecido desde la conciencia de que «esta ayuda evangélica en momentos así de difíciles depende sobre todo de nosotros, los consagrados». En cierto sentido, la falta de la Eucaristía se suple con este «lavar los pies a los pobres».