Tiempo de prueba y de dolor - Alfa y Omega

Tiempo de prueba y de dolor

Sin dejarse llevar por el alarmismo ni embarcarse en una especie de histeria colectiva, conviene tomarse en serio las medidas de las autoridades sanitarias frente al coronavirus

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Foto: EFE/EPA/Matteo Corner

En los últimos días, el número de personas contagiadas por coronavirus ha crecido de forma exponencial en España y, al cierre de esta edición, ya se superaban la treintena de fallecidos. Esto ha llevado a las comunidades autónomas y al Gobierno nacional a adoptar medidas extraordinarias como la clausura de centros educativos o la limitación del acceso a grandes espectáculos deportivos.

Más allá de valorar si estas cautelas tendrían que haber llegado antes o si no habría sido conveniente cancelar las manifestaciones del 8M, lo llamativo son ciertas actitudes ante el avance del virus y ante las informaciones que surgen a su alrededor. Es normal que la mayor cercanía de este y la consciencia de la propia vulnerabilidad generen incertidumbre e incluso miedo, pero no lo es tanto que hasta hace pocos días algunos lo redujeran a una broma porque no afectaba «a los de aquí» o que, una vez aquí, le quitaran importancia porque era «cosa de ancianos».

La falta de empatía con nuestros hermanos, el egoísmo y el utilitarismo contrastan, como en tantas otras ocasiones, con el enorme trabajo de los profesionales sanitarios que en estos momentos luchan por contener el COVID-19 y con la entrega de todos aquellos que velan por la atención a los contagiados. Como ha pedido el Papa en varias ocasiones estos días –de forma telemática por precaución–, hay que rezar por ellos y por los enfermos. Se trata, agregó en el ángelus del pasado domingo, de «vivir este difícil momento con la fuerza de la fe, la certeza de la esperanza y el fervor de la caridad». «Que el tiempo de Cuaresma nos ayude a todos a dar un sentido evangélico también a este tiempo de prueba y de dolor», aseveró.

Con la vista puesta en Italia, donde el coronavirus lleva unas semanas de ventaja, es probable que en los próximos días se adopten medidas más extremas en España. Sin dejarse llevar por el alarmismo ni embarcarse en una especie de histeria colectiva, agitada por algunos medios de comunicación, conviene tomarse las recomendaciones en serio. Las actitudes personales siempre tienen impacto en otros. Ahora pueden tener un impacto incluso mayor.