En familia, hacia el Encuentro Mundial de Milán - Alfa y Omega

En familia, hacia el Encuentro Mundial de Milán

Siempre atento a los signos de los tiempos y a las indicaciones del Papa, el Siervo de Dios Tomás Morales, SJ, hizo suya la preocupación de Juan Pablo II por la familia, y promovió la creación del Instituto Berit. En su seno, ya se está preparando el Encuentro Mundial de las Familias, que tendrá lugar, en 2012, en Milán

Colaborador
Monseñor Caffarra, junto a Lydia Jiménez y algunos representantes de varias obras fundadas por el padre Morales

Todos somos conscientes de que la crisis occidental hunde sus raíces en la crisis de la familia, consecuencia de la revolución sexual, de los años 60. Cuando Juan Pablo II llegó a la sede de Pedro, comenzaban a verse ya las consecuencias dramáticas a que iba a conducir, pero no se detuvo en lamentos, ni se puso a la defensiva, sino que ofreció respuestas positivas a los nuevos retos. Su magisterio luminoso ha contribuido de forma notable a despertar en la sociedad la conciencia del problema y a orientar su solución con un espléndido cuerpo doctrinal.

Siendo arzobispo de Cracovia, había creado ya un Instituto para profundizar en el estudio del matrimonio y la familia, donde seguían formándose los jóvenes de la diócesis que iban contrayendo matrimonio. Llevaba, pues, a Roma una experiencia pastoral muy rica en este novedoso campo. «El futuro de la Humanidad se fragua en la familia», repetía con su fuerza característica una y otra vez. El mismo día de su atentado –13 de mayo de 1981– era el elegido para erigir, en Roma, el Pontificio Instituto Juan Pablo II para Estudios sobre el Matrimonio y la Familia, intentando responder con él a la necesidad de proponer con eficacia a la sociedad los valores fundamentales del plan de Dios sobre la familia.

¿Cómo acogió el padre Morales el querer del Santo Padre? Era un hombre de Dios, de profunda vida interior y, por tanto, atento siempre a los signos de los tiempos. Como buen jesuita, sabía que la ruta segura es permanecer dóciles a las consignas del Papa. Comprendió enseguida que será muy difícil formar a los jóvenes si se prescinde de la familia, dada la crisis en que ésta se encuentra. El deseo del Santo Padre de que «Institutos como éste se multipliquen en los distintos países», fue acogido de inmediato por el Siervo de Dios.

Desde comienzos de los años 90, sugirió que algunas cruzadas cursaran en el Pontificio Instituto Juan Pablo II de Roma el máster en Ciencias del Matrimonio y de la Familia y el máster en Bioética. La finalidad no era simplemente su propia formación, sino poder luego, al volver a sus lugares de trabajo habitual, transmitir a otros muchos matrimonios lo aprendido. A partir del año 1992, invitado por las Cruzadas de Santa María, vino con frecuencia a impartir conferencias a Madrid monseñor Carlo Caffarra, al que el mismo Santo Padre había nombrado primer Presidente del nuevo Pontificio Instituto. Junto a monseñor Cafarra se va perfilando, poco a poco, el Instituto Berit de la Familia, que inicia su andadura con la participación de miembros de las demás obras fundadas por el padre Morales: los Hogares de Santa María, los Cruzados y las Cruzadas de Santa María. Aprovechando sus estancias en Madrid, monseñor Cafarra agradecía siempre al Siervo de Dios su prontitud y generosidad para responder al deseo del Santo Padre.

Se ha dicho con frecuencia que el padre Morales fue siempre joven, porque proyectaba de continuo su obra hacia el futuro: nuevos apostolados, nuevas obras, nuevos medios para acercar las almas a Dios; ¡lo único que, en definitiva, le importaba! Podríamos decir que el Instituto Berit fue la última de sus obras. No asistió a las conferencias, pero las seguía de cerca, las alentaba y se informaba de los frutos, que empezaron muy pronto a verse. Así fundó el padre Morales sus obras, siempre desde atrás, siempre en escondido, dejando que los laicos fueran los protagonistas. «¡Es la hora de los laicos!» El grito de Pío XII resume muy bien toda su vida.

Formación y encuentro

Como su mismo nombre indica –Berit significa alianza–, retoma la imagen bíblica de la vinculación de Dios con su pueblo, y refuerza el sentido sagrado originario que une al hombre y a la mujer en una sola carne, haciendo de la vida humana una alianza para la donación y la plenitud. Con este espíritu nació Berit, con el deseo de ser un lugar de formación y encuentro, no sólo para los matrimonios formados en la espiritualidad de la Cruzada-Milicia, sino para otros muchos que quisieran beneficiarse de los programas formativos especializados en Ciencias de la Familia, que organiza el Instituto cada año en su sede de Madrid y en otras donde ya se ha establecido. Los cursos de novios ofrecen la preparación específica para el sacramento y los cauces adecuados para que cada nuevo matrimonio pueda vivir su nueva vocación con la radicalidad que exige el Evangelio.

Muy poco después de nacer en Madrid, en 1998, el Instituto se vinculó a la Facultad de Derecho de la Universidad Santo Tomás, de Santiago de Chile. En ella, es el testigo avanzado de la integración de las Ciencias de la Familia en el ámbito universitario, desde donde apoya la formación de cientos de jóvenes en todos los Centros de Estudio de la Corporación Santo Tomás. La publicación periódica de la revista Berit, de la propia Universidad, así como los programas que emiten de forma sistemática en radio, ofrecen un valioso servicio a educadores, legisladores, catequistas y escuelas de padres.

Gracias, padre Morales, en su aniversario, por el legado tan rico que nos dejó en herencia; sobre todo, por este último fruto, el Instituto Berit de la Familia, que, como pequeño grano de mostaza, va echando ramas y cobijando en ellas a familias de otros países y continentes. En familia queremos también prepararnos para asistir al próximo Encuentro Internacional de Familias en Milán, en mayo-junio de 2012.

Chelo Isart