La libertad religiosa, amenazada - Alfa y Omega

La libertad religiosa, amenazada

Redacción

Benedicto XVI volvió a pedir, el domingo, durante el rezo del ángelus, que se encomiende «especialmente a cuantos se enfrentan a la violencia y a las amenazas a causa de su fe». Días antes, ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el Secretario de la Santa Sede para las Relaciones con los Estados alertó de que «se observa un aumento de la intolerancia por motivos religiosos, y desgraciadamente se constata que los cristianos son actualmente el grupo religioso que sufre en mayor número persecuciones a causa de su fe». Ante ello, pidió que «se adopten medidas eficaces», de modo que «los creyentes de todas las confesiones puedan vivir en seguridad y seguir aportando su contribución a la sociedad de la que son miembros». Varios sucesos han demostrado trágicamente que estas preocupaciones están más que fundadas.

Dos cristianos fueron asesinados en Kirkuk, Irak, el pasado fin de semana, víctimas del fundamentalismo islámico. Mientras tanto, la presión internacional ha logrado, hasta el momento, detener la ejecución en Irán de un pastor evangélico, converso desde el Islam. El joven pastor se ha negado a abjurar de su fe cristiana, y por ello se esperaba su ejecución la pasada semana. La ONG Christian Solidarity Worlwide denuncia que los cristianos se ven obligados a abandonar el país, y que algunos, incluso, siguen recibiendo después amenazas de muerte, amenazas que «se deben tomar muy en serio».

En Egipto, el guardián de una iglesia fue asesinado, el pasado jueves, en un pueblo al sur de El Cairo, aunque no se ha confirmado el móvil islamista. Pocas dudas sobre la motivación, en cambio, ofrece el incendio de un una iglesia copta, en la provincia de Assuan, durante el fin de semana. Unos 2.500 extremistas respondieron al llamamiento de varias mezquitas, el pasado viernes, para impedir la reconstrucción del templo, y de paso atacaron viviendas y propiedades de cristianos. Más de 100 mil coptos han emigrado de Egipto desde la llamada primavera árabe, denuncia la Unión Egipcia para los Derechos Humanos. Pese a ello, el gran Imán de la Universidad Al-Azhar, centro intelectual del Islam sunita, condena las críticas, que considera ingerencias, y niega que haya discriminación contra los cristianos.

No es de extrañar, con el antecedente egipcio, que los cristianos sirios teman la caída del régimen de Bashar Al-Asad, como reconoce el arzobispo emérito del Patriarcado maronita de Antioquía, monseñor Samir Mazloum. El Patriarca, Beshara Rai, ha concluido, esta semana, una Visita pastoral a la diáspora en Estados Unidos, donde ha reiterado su preocupación, ya expresada en París, sobre el peligro de una nueva guerra civil, debido al auge del Islam sunita (la familia Al-Ashad pertenece a la minoría alauita), guerra que teme que se extienda también al Líbano.

Fuera de Oriente Próximo, en Pakistán, la condena a muerte contra el asesino del Gobernador de Punjab, Salmaan Taseer, asesinado por su oposición a la ley de la blasfemia, ha provocado nuevas tensiones. Los islamistas radicales justifican ese crimen, y lanzan renovadas amenazas a los cristianos. La Iglesia en Pakistán ha expresado su oposición a la pena de muerte.

La situación de emergencia, con respecto a la libertad religiosa en el mundo, estuvo muy presente en la Asamblea Plenaria del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa. El reelegido Presidente, cardenal Erdö, denunció además que, aunque sean infrecuentes los casos de persecución, Europa no está exenta de problemas, ya que «cierta actitud anticristiana se está extendiendo sistemáticamente en los medios de comunicación, libros de texto escolares o en la opinión pública». Preocupación semejante expresaron, la pasada semana, los obispos de Estados Unidos, que han puesto en marcha un comité ad hoc para la Libertad Religiosa, ante el «asalto sin precedentes» a la libertad religiosa en el país, debido a «un número creciente de programas o políticas gubernamentales que infringen el derecho a a la libertad de la conciencia de las personas creyentes», en lo que respecta, por ejemplo, al respeto a la vida o a la concepción del matrimonio.