Toque de campana - Alfa y Omega

Toque de campana

Yago de la Cierva

Cuando suena la campana de la última vuelta, los corredores sacan fuerzas de flaqueza y exprimen al máximo sus energías, porque del último esfuerzo depende el podio.

El pasado fin de semana sonó la campana de última vuelta para la JMJ. Muchos han trabajado mucho: en la preparación de los alojamientos, en el diseño de los actos centrales, en la programación cultural, en la formación de los cuadros de voluntarios, en la contratación de las pantallas, los baños, las vallas y un sinfín de productos y servicios… Ese trabajo ha sido indispensable, pero ahora toca echar el resto.

Y nos toca a todos. El cardenal nos lo ha recordado: hacen falta más familias que acojan a jóvenes venidos de todo el globo, hacen falta más voluntarios que sean la columna vertebral de esta gran fiesta juvenil, hacen falta miles de microdonativos para cubrir los gastos.

La gran ventaja de una JMJ es que es una carrera a la que te puedes sumar en cualquier momento. Porque es una oportunidad única, una ocasión de hacer Historia en muchos sentidos, un tren que no volverá a pasar por aquí.

Modos de colaborar hay infinitos. Los abuelos pueden pagar la inscripción de sus nietos; los que tienen móvil, mandar de vez en cuando un mensaje al 28004 con la palabra JMJ; los que ya han cedido su casa, pueden acudir a los vecinos para que se sumen a la cadena; quienes tienen un poco de tiempo libre, no dejen de acudir a su parroquia para remangarse en la acogida; y los que tienen posibilidades, que echen un vistazo a www.muchasgracias.info, y a ver qué se les antoja. Y no te olvides de lo principal: rezar para que muchos jóvenes se encuentren con Jesús en el fresquito del agosto madrileño.

Si tú que lees esta columna has llegado hasta aquí y aún no te has involucrado en la JMJ, no pasa nada. Lo único malo es que pase un solo día más sin que arrimes el hombro, porque el Papa y sus jóvenes te necesitan.