La despedida entre aplausos del cardenal Blázquez - Alfa y Omega

La despedida entre aplausos del cardenal Blázquez

Fran Otero
El cardenal Blázquez recibe el aplauso de todos los obispos. Foto: Ernesto Agudo

Fue un aplauso largo y emotivo. Todos los obispos batieron palmas al unísono cuando el cardenal arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, ponía punto y final al discurso inaugural de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Episcopal (CEE), que un día después elegiría a su sucesor: «Deseo expresar a ustedes, señores obispos, mi gratitud por la confianza que me han manifestado. ¡Muchas gracias!» Era el colofón a nueve años como presidente de los obispos españoles, los seis últimos consecutivos.

En un discurso en clave interna, Blázquez recalcó que las elecciones en la CEE «no son un reparto de poder, sino una distribución de las colaboraciones para contribuir lo más adecuadamente posible al sentido mismo de la Conferencia Episcopal y la misión que ha recibido en su misma constitución».

«Las elecciones no son una oportunidad de acumular prestigio, sino una ocasión para mostrar disponibilidad al servicio», dijo el purpurado.

Su intervención, aunque incluyó referencias a las vocaciones sacerdotales y al Congreso de Laicos, se centró fundamentalmente en los nuevos estatutos y la nueva organización en la CEE para afirmar que se ha seguido como modelo la reforma de la Curia Romana –algunas comisiones toman el mismo nombre que las de la Santa Sede– y advertir de que los obispos deberán estar pendientes de cómo se completa esta para actualizar aquello que sea necesario. Todo, apuntó, «para ser cauce más eficaz de evangelización». «Con esta renovación se pretende agilizar el funcionamiento para que no quedemos como atrapados en cuestiones secundarias; con los cambios esperamos que se gane en eficacia y en atención a lo principal», continuó.

Después de Blázquez, tomó la palabra el nuncio del Papa en España, Bernardito Auza, que participaba por primera vez en una Asamblea Plenaria. Trasladó a los obispos el «especial saludo» del Pontífice, con quien se vio el 7 de febrero; reivindicó la presencia de la Iglesia en la vida pública –«en la sociedad no buscamos privilegios, pero tampoco aceptamos discriminación», dijo–, y animó a las diócesis que no lo han hecho a adaptarse a las normas establecidas por el Papa en la lucha contra los abusos y la protección de los menores.

Auza se sumó a los reconocimientos a la figura del cardenal Blázquez, al que agradeció «su actitud pronta, ecuánime y dialogante en el cumplimiento de su servicio de representación de la Conferencia Episcopal y de la Iglesia ante las autoridades civiles y la sociedad en general».