«Sois la esperanza para hoy» - Alfa y Omega

«Sois la esperanza para hoy»

El frío no fue obstáculo para que miles de familias volvieran a dar testimonio público de fe, y convirtieran a Madrid, un año más, en «la capital de las familias del mundo, una bella capital», en palabras del Presidente del Consejo Pontificio para la Familia, monseñor Paglia. En medio de una «situación dramática» para la familia en España y en Europa, el cardenal Rouco, arzobispo de Madrid, resaltó el deber de la Iglesia de defender el matrimonio y la familia, y presentó a las familias cristianas como «la esperanza para hoy», para la Iglesia, para la sociedad y para toda la Humanidad

Ricardo Benjumea
El Papa Benedicto XVI saluda a las familias, en directo desde el Vaticano, a través de las pantallas en la Plaza de Colón.

El termómetro marcaba sólo 2 grados, pero el cardenal Rouco hablaba de «radiante mañana del domingo» en Madrid. La expresión, en todo caso, hacía justicia al ambiente bullicioso y alegre en la Plaza de Colón, tomada por miles de familias al completo. De principio a fin, los villancicos pusieron banda sonora a esta celebración de la fiesta de la Sagrada Familia. Formaba también parte del anuncio público de este acto. No se debe dar hoy nada por supuesto. «Queremos repetir, a quienes aún no lo han oído, el anuncio de la Navidad», dijo el Presidente de la Conferencia Episcopal Española.

Las familias venidas de otras partes de España y Europa, muchas del Camino Neocatecumenal, fueron las primeras en llegar a la plaza. Poco antes de las 10 y media de la mañana, el periodista de COPE Javi Nieves saludaba especialmente a quienes habían recorrido miles de kilómetros para estar este día en Madrid, y daba la palabra al arzobispo de Avignon (Francia), veterano ya en esta Fiesta de la Familia, y al obispo de Siedlce (Polonia). Eran dos de los más de treinta arzobispos y obispos que concelebraron la Eucaristía con el cardenal Antonio María Rouco. También estuvieron el prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, cardenal Antonio Cañizares; el arzobispo de Barcelona, cardenal Lluís Martínez Sistach; el arzobispo emérito de Sevilla, cardenal Carlos Amigo; y el presidente del Consejo Pontificio para la Familia, el arzobispo Vincenzo Paglia.

Tampoco faltó el Papa. Por sexto año consecutivo, Benedicto XVI saludó en directo desde Roma, y envió un mensaje especial a los participantes en la Fiesta de la Familia, con el lema, en esta edición, La familia cristiana es la esperanza para hoy. Antes de esas palabras, durante su alocución en italiano, al introducir el rezo del ángelus, el Santo Padre resaltó que «es necesaria una especial oración al Señor por todas las familias del mundo. Imitando a la santa Familia de Nazaret, que los padres se preocupen seriamente por el crecimiento y la educación de los propios hijos, para que maduren como hombres responsables y ciudadanos honestos, sin jamás olvidar que la fe es un don precioso que hay que alimentar en los propios hijos, también con el ejemplo personal. Al mismo tiempo —añadió—, oremos para que cada niño sea acogido como don de Dios, sea sostenido por el amor del padre y de la madre». Benedicto XVI concluyó su intervención con esta observación: los padres –afirmó– «no son los amigos o los dueños de la vida de sus hijos, sino los custodios de este don incomparable de Dios».

Familias de toda Europa se unen a la celebración.

Apoyo de toda la Iglesia

La Eucaristía comenzó inmediatamente a continuación, poco después de las 12 del mediodía. En la homilía, el cardenal Rouco no ocultó «los obstáculos económicos, sociales, culturales, jurídicos y políticos tan formidables que se interponen» en el camino de la familia. Es un problema grave para todos. «Sin la verdad del matrimonio, el organismo vivo, que es la sociedad, se desintegraría. Se pondría en peligro el hombre mismo», dijo. De ahí la importancia del compromiso público y evangelizador de la familias. «No importa que el mundo no nos conozca, incluso que nos rechace», resaltó; «profesar la fe en la verdad de la familia cristiana no sólo es vital para vuestro futuro y el de vuestros hijos, sino también para el futuro de la sociedad y de la Iglesia; más aún, para el futuro de la Humanidad. No hay duda: ¡vosotros sois la esperanza para hoy!». Por ello, el arzobispo de Madrid animó a las familias, a los esposos y padres, a ser «fuertes y valientes, en la comunión de la Iglesia», y afirmó, desde la perspectiva de la jerarquía eclesial, que «sería una gravísima responsabilidad pastoral y apostólica dejaros solos en esta situación tan dramática, producida por una crisis que os afecta muy directamente en lo económico; pero, sobre todo, en el reconocimiento social, cultural y jurídico que se os debe… En esta hora histórica, el apoyo de toda la Iglesia es una de las primeras exigencias pastorales del Año de la fe».

Dios os ha elegido para la nueva evangelización

Al término de la misa, el cardenal Rouco enviaba a las familias en misión. La mañana concluía así de modo muy similar a como había comenzado. En torno a las 10 de la mañana, Kiko Argüello, iniciador del Camino Neocatecumenal, exhortaba a la multitud congregada en la madrileña Plaza de Colón: «¡No hay cosa más grande en el mundo que anunciar el Evangelio». Se trata, en definitiva, de hacer frente al problema desde su misma raíz… «El Santo Padre ha dicho que la crisis de la familia que hoy se ve en toda Europa es, antes que nada, una crisis de fe», afirmó, al comienzo del anuncio del kerigma. Evangelizar y defender a la familia no son acciones disociables. «Daos cuenta lo que significa que Dios nos haya elegido para una nueva evangelización», añadió. El gran reto es «abrir el oído» de mucha gente que «tiene el oído cerrado», y eso no se conseguirá sólo con discursos. «Amaos como yo os he amado. Así el mundo creerá». Lo que hoy se necesitan son familias y «comunidades cristianas que tengan esta estatura de fe, para que el mundo crea».

El cardenal Rouco hace el envío de familias de las distintas vicarías, en representación de las Familias en misión.

España necesita familias unidas y fuertes

A favor de la familia cristiana, juega el propio corazón del hombre. El Presidente del Consejo Pontificio para la Familia, monseñor Vincenzo Paglia, llamó la atención sobre el hecho de que, en Navidad, «todos desean estar en familia, también aquellos que no son cristianos». Porque «Nazaret quiere decir familia», y esto «el mundo lo ha entendido», como también ha comprendido que «la soledad es triste. Lo saben los niños abandonados; lo saben los ancianos dejados en los asilos… Sólo la comunión es bella; sólo la familia es bella… El Niño nos pide que mostremos la belleza de la familia y que la defendamos; nos lo pide con su llanto en el pesebre, pero también con el llanto de todos los niños abandonados. Los niños tienen necesidad del amor y de un padre y de una madre, de un padre y de una madre -recalcó-, y todos necesitamos del calor de la familia, todos. Es así, queridos amigos, desde la creación del mundo».

Tras monseñor Paglia, que invitó a los presentes al encuentro con el Papa, en octubre, al final del Año de la fe, tomó la palabra el obispo de Alcalá de Henares y presidente de la Subcomisión episcopal de Familia y Vida, monseñor Juan Antonio Reig Plà. «Ante los momentos difíciles que pasa la sociedad española, queremos ser motivo de esperanza», dijo. «España necesita familias unidas y fuertes, abiertas al don de la vida. Sin hijos, España no tiene futuro». El momento es crítico, y nosotros, los cristianos, «somos débiles». Por eso es fundamental tener claro que «nuestra esperanza está depositada en Jesucristo», no en nuestras propias fuerzas humanas.

Saludo del Papa

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española presentes en esta oración mariana. Y también, desde aquí, a los numerosos participantes en la Eucaristía que se celebra en Madrid en esta fiesta de la Sagrada Familia. Que Jesús, María y José sean un ejemplo de la fe que hace brillar el amor y fortalece la vida de los hogares. Por su intercesión, pidamos que la familia siga siendo un don precioso para cada uno de sus miembros y una esperanza firme para toda la Humanidad. Y que el júbilo de compartir la vida al amparo de Dios, que aprendimos de niños de labios de nuestros padres, nos impulse a hacer del mundo un verdadero hogar, un espacio de concordia, solidaridad y respeto mutuo. Con ese propósito, acudimos a María, nuestra Madre del cielo, para que acompañe a las familias en su vocación de ser una forma entrañable de Iglesia doméstica y célula originaria de la sociedad. Que Dios os bendiga a todos. ¡Feliz domingo!

La familia cristiana es la esperanza para hoy

Un nuevo año nos acaba de comenzar. Con sus luces y sus sombras, mal o bien, nos disponemos a recorrer de nuevo estos 365 días que tenemos por delante con una pregunta en nuestro corazón y un anhelo en nuestra alma: ¿Será tan duro este año como el que acabamos de vivir? ¿Seguirá la crisis económica golpeando nuestras vidas, azotando a las familias, hundiendo nuestro país? O, por el contrario, ¿podremos levantar la cabeza, comenzarán a apuntar soluciones más o menos viables, que alivien nuestros sufrimientos, que suavicen nuestras cargas, que nos permitan respirar con más o menos alivio?

Sea cual sea la respuesta, la solución la hemos vivido, una vez más, en la festividad de la Sagrada Familia. Porque es ahí, en las familias, unidas, reunidas, rezando y festejando juntas la gracia de ser familia, donde podremos encontrar la solución a todos nuestros problemas. Porque, tal y como rezaba el lema con el que hemos sido convocados este año, La familia cristiana es la esperanza para hoy.

Es verdad que la cultura dominante no favorece a la familia. Por todas partes, los anuncios, los programas, los concursos, las series…, nos presentan un modelo de familia que sabemos que no responde a la verdad, y, sin embargo, aceptamos dando la callada por respuesta. Pero nosotros, que lo hemos aprendido todo en el seno de una familia como la Sagrada Familia de Nazaret, donde nuestros padres -un padre y una madre- nos lo han enseñando todo; una familia que ha sido nuestra primera escuela de socialización, nuestro primer taller de aprendizaje de lo que es la vida y, sobre todo y muy importante, nuestra primera escuela de evangelización, donde hemos aprendido a amar a Dios y, con Él y por Él, a amar a los hombres nuestros hermanos, sabemos que eso no responde a la verdad.

En este nuevo año que ahora comienza, tenemos muchos motivos para la alegría y, sobre todo, para la esperanza. Porque en el seno de nuestras familias hemos aprendido que, si estamos unidos y entre nosotros hay amor, todo es posible. La paz es posible. Salir de la crisis es posible. Amar y respetar la vida, la propia y la ajena, en especial la de esos seres indefensos a quienes no se les da la oportunidad de nacer, también es posible. Recuperar nuestra conciencia, y trabajar todos juntos por un mundo donde la Paz, el Amor y la Justicia se hagan realidad, también es posible.

Todo depende de nosotros. Podemos conseguirlo.

María Dolores Gamazo